En la casa de los Aragón, familia trotamundos por excelencia, la noticia del confinamiento cayó como una bomba. “Nos subíamos por las paredes, nosotros necesitamos el contacto con el público”. Alfonso y Mónica Aragón, dos de los más de noventa integrantes del circo “Holiday”, que durante estos días se ubica en el aparcamiento del centro comercial Valderaduey, empiezan a recobrar el pulso de la mano de las vacunas contra el COVID y, como el resto del sector del espectáculo, aguantan la respiración cuando se trata de hacer predicciones de futuro. “A ver si se puede trabajar este verano...”, apunta Alfonso, más conocido por el nombre del payaso al que da vida: Fofito.

Alfonso Aragón, “Fofito”, y su hija Mónica. Nico Rodríguez

Un trabajador del circo toma la temperatura a los asistentes. Nico Rodríguez

La pandemia influye también en el propio ritmo vital del circo. “Somos como un pequeño pueblo”, apunta Enrique Ribas, secretario del Circo Holiday. Noventa personas recorren España, en tiempos de cierres perimetrales, cumpliendo con las restricciones que imponen las comunidades autónomas. “Hay que informarse de a dónde vas para saber lo que puedes y lo que no puedes hacer”, apunta Ribas. Las precauciones son altas. Un brote en el circo podría dar al traste con la planificación de varias semanas, por lo que nadie se arriesga a dar un paso en falso. “Nosotros siempre con mascarilla y procurando estar en espacios abiertos”, dice Ribas.

Una gimnasta hace estiramientos. Nico Rodríguez

Un momento de la actuación. Nico Rodríguez

Cada uno de los noventa miembros del circo se somete periódicamente a pruebas PCR para descartar que exista infección. “Toda precaución es poca”, apunta el secretario frente a la caravana en la que cerca de una decena de niños recibe la educación obligatoria de manos de un docente que trabaja para el Ministerio. “¿De qué sirve saber hacer un triple salto mortal si no sabes leer?”, se pregunta Fofito. Pero los niños llevan el circo en la sangre. Salen de clase y corren al escenario, se agarran a la barra del trapecista y se elevan varios metros sobre el suelo. “Casi saben hacer esto antes que andar”.

Asistentes al circo. Nico Rodríguez

Los artistas preparan la actuación. Nico Rodríguez

Entre clases, entrenamientos y compras en el Carrefour cercano discurren las horas previas al espectáculo, que dura unas dos horas y para el que se han dispuesto todas las medidas de seguridad. El aforo es del 33%, las filas de asientos están bastante más separadas de lo normal y los trabajadores toman la temperatura a los asistentes antes de entrar. El último contacto con la fría realidad que deja el virus lo pone el gel hidroalcohólico. Dentro, cuando comienza la función, el ambiente recuerda al del lejano 2019. Los niños solo se preocupan de pasarlo bien y los adultos disfrutan del componente nostálgico de la actuación. Así que, cuando Fofito cierra el espectáculo y pregunta “¿Cómo están ustedes? se escucha, por primera vez en tiempo, un sonoro y sincero “Bieeeeeeeeeen”. “Esta es la magia del circo”.

Dos mujeres se preparan para la función. Nico Rodríguez

Mónica y Alfonso Aragón. Nico Rodríguez

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GALERÍA | "¿Cómo están usteeeedes? El circo en Zamora, desde dentro" Nico Rodríguez