“Por su creatividad, plenamente enraizada en la naturaleza y en la historia. Por su maestría en el uso de los materiales, sobre todo el hierro aplicado a la rejería, en una incesante búsqueda para darle forma y belleza. Por su colaboración con prestigiosos arquitectos en obras de diferentes países”. Por su larga y extensa labor como docente. Por su trayectoria. Razones más que sobradas para que el escultor zamorano José Luis Alonso Coomonte obtenga el Premio Castilla y León de las Artes en su edición correspondiente a 2020.

Alonso Coomonte es uno de los artistas más presentes en el imaginario colectivo de los zamoranos. Sus obras se hallan en los lugares más transitados de la capital zamorana. Suya es la Farola, en la plaza de La Marina, y el famoso Miliario, en el mismo lugar. Suya es la obra “Equilibrio horizontal”, recuperada por el Ayuntamiento para disfrute de los zamoranos y ubicada, desde hace ya varios años, en el parque de San Martín. La presencia del artista de Benavente se hace también visible en la “Coquilla” del Banco de España, en Cristo Rey, y en otras ciudades del país.

La relación de José Luis Coomonte con los zamoranos se estrecha aún más durante la celebración de la Semana Santa. Este año no podrá ser, pero su presencia en la escenografía de Jesús en su Tercera Caída es más que palpable para el espectador que tenga el ojo entrenado. Material de labranza como unos yugos convertidos en una cruz o unas rejas de arado transformadas en una pesada corona de espinas dotan de un simbolismo especial vinculado al campo a la escenificación de la Pasión. La Tercera Caída ha enriquecido, con el paso de los años, su estética procesional gracias a las donaciones del benaventano. Suyas son la Cruz de Yugos y la Corona de Espinas, dos de los elementos más simbólicos de los que salen a la calle el Lunes Santo. Fruto de esta colaboración Coomonte recibió el Barandales de Honor en 2016.

El artista afirmó, en declaraciones a la agencia Ical, que “el sentido de las cosas que se hacen bien es el arte” y destacó la naturaleza como máxima expresión de esa faceta. “Me he hecho mayor pero mi cabeza es mucho más joven que mi cuerpo”, aseguró.

El triunfo de la vitalidad creativa

“Mi tierra es mi tierra, como cada uno tiene la suya. Yo soy de Castilla y León y este premio viene en un momento en el que tengo 88 años y vacunado a la primera. Yo, agradecido por el reconocimiento. No sé qué es lo que he hecho. Todavía estoy pensando en qué es el arte. En algún momento digo que el arte es la vida”, indicó.

En este contexto, Alonso Coomonte recalcó que “lo que se haga bien es arte” y apostilló: “La naturaleza me tiene anonadado. Estoy anonadado porque entiendo mucho de la naturaleza y veo que eso es el arte”.

El escultor benaventano valoró el hecho de “no haber elegido nunca nada” y que el destino se haya limitado a “dar” sus dones con el mero transcurso del tiempo. “Lo bueno y lo malo lo he recibido porque uno tiene que recibir. Son muy importantes los ausentes y qué difícil es comunicarse con ellos. Nunca pensé, con 88 años, que iba a correr tan deprisa”, reconoció.

“Hoy mismo he estado trabajando y tirando de pesos porque segur haciendo cosas es lo que me da la vida. Yo no he elegido nada. Las cosas me han venid dadas y sigo soñando con las cosas buenas. Soy feliz con lo que me ha tocado ser a pesar de los fracasos que haya podido tener en la vida, como todos”, concluyó.

En la actualidad, el Museo Etnográfico de Castilla y León expone la muestra titulada ‘Coomonte, reto y materia’.