El acusado y la denunciante habían tenido una relación de amistad que, según la mujer, le llevó a dejar el equipamiento del bar que había desmontado en la casa que el hombre tenía en Moral de Sayago. Poco después descubriría que este había vendido dos cámaras que, según la compradora, ya le habían ofrecido ambos meses atrás a un precio superior al que finalmente se las compró al hombre, 150 euros. La fiscal le acusa de un delito de apropiación indebida por el que se sentó en el banquillo de los acusados, en el Juzgado de lo Penal. El imputado ha dado diversas versiones a lo largo de la investigación, según la fiscal, que sostiene que, después de que la dueña del bar dejara los objetos en la vivienda, el acusado los vendió sin su consentimiento. La abogada del acusado pidió la absolución por considerar que no existen pruebas del delito, y pidió a la juez que, de considerar que su cliente cometió una infracción, le imponga un mes de multa porque se trataría de un delito leve.