Docencia, investigación y transferencia del conocimiento. Son las tres misiones que debe cumplir cualquier universidad que se precie. Así al menos lo entiende el Gobierno de España, que en su nueva guía titulada “¿A qué puede llamarse universidad?” —del Observatorio del Sistema Universitario— pide a las facultades que demuestren que cumplen estos tres requisitos o que dejen de impartir carreras en cinco años. Lo que el Gobierno quiere es, en definitiva, que no haya universidades con pocos matriculados en grado o cuya actividad científica e investigadora ronde el cero.

El documento analiza la situación de las universidades públicas y privadas de España y las puntúa dependiendo de si cumplen o no con los criterios necesarios. En el caso de la Universidad de Salamanca los resultados son por lo general buenos, aunque todavía hay deficiencias en algunos aspectos. En los relacionados con el personal, fundamentalmente. En cuanto a oferta docente, la USAL cumple de sobra. Cuenta con 73 grados, 72 másteres, 40 doctorados de 5 ramas y un 81,6% de estudiantes de grado. Buenos resultados también en lo relativo a actividad investigadora, con 195 proyectos concedidos en cinco años. Es en la faceta de PDI —Personal Docente e Investigador— donde la USAL empieza a flaquear. Lo hace, sobre todo, en personal temporal. El 44% de los docentes que trabajan para la Universidad de Salamanca tienen contratos temporales, lo que supera —por poco— el cuarenta por ciento que marca el Gobierno para las universidades en los próximos años. La USAL cuenta, por lo demás, con 1,6 docentes por cada 25 estudiantes. Si se tienen en cuenta los centros adscritos los porcentajes empeoran. Solo el 57% de los docentes están en esta ocasión a tiempo completo, por debajo de los baremos que impondrá el Gobierno.

Sea como fuere, lo cierto es que la Universidad de Salamanca está entre las mejores clasificadas de España, siempre teniendo en cuenta los criterios que se valoran en este documento. Los datos reflejan también que, como norma general, las universidades públicas cumplen mejor con los baremos que las privadas. De las 33 universidades privadas analizadas —entre ellas la Pontificia de Salamanca— solo una, la de Navarra, supera todos los requisitos. El resto flaquean. Muchas en investigación y transferencia de conocimiento ya que las facultades privadas, como norma general, centran sus esfuerzos en la docencia, que es al fin y al cabo la que paga el funcionamiento de las escuelas con el abono de las matrículas por parte de los estudiantes. Las públicas, por contra, tienen buenos resultados en docencia e investigación pero presentan peores datos en las condiciones de su personal, afectado por los recortes de los últimos años.

La normativa forzará a que en los campus se impartan estudios de tres áreas distintas de conocimiento de las cinco existentes —Ingeniería, Ciencia, Ciencias Sociales y Jurídicas, Humanidades y Ciencias de la Salud— con excepción de las politécnicas. La USAL, que ofrece estudios de todas las ramas analizadas, cumple de sobra con los requisitos.