La política nacional vive un momento convulso. Desde que Murcia dio el pistoletazo de salida a los movimientos, todos los actores están buscando la forma de colocarse en el lugar adecuado para resistir en el peor de los casos y avanzar si las circunstancias lo permiten. Mientras, Zamora vive en un aparente remanso de paz, más allá de lo que pueda ocurrir en Castilla y León. En el Ayuntamiento, Izquierda Unida sigue adelante con su mayoría absoluta y, en la Diputación, que podría verse en un escenario más problemático, la aparente unidad entre Ciudadanos y Partido Popular bloquea cualquier cambio a corto plazo.

Sin embargo, algunos de los pasos que se están dando ahora abren varias incógnitas en torno a lo que sucederá con la política provincial de cara a 2023. Aquí, las miradas se clavan especialmente en lo que ocurrirá con dos partidos cuyo futuro está en el aire. Por un lado se encuentra la Izquierda Unida del alcalde Francisco Guarido, que ya antes de que estallara la última tormenta había puesto rumbo hacia una integración práctica con Podemos; por el otro, el Ciudadanos de Francisco José Requejo, la organización que se está llevando los peores tortazos estos días y que ve amenazada su propia supervivencia. Zamora observa lo que está pasando en estas dos casas políticas ante la posibilidad de que ninguna se mantenga en pie como tal cuando haya que volver a las urnas.

En el caso de Izquierda Unida, todo apunta a que hoy mismo Alberto Garzón confirmara su victoria en la pugna interna con José Antonio García Rubio, el hombre que había apostado por una organización independiente, emancipada de los planteamientos de Pablo Iglesias y los suyos. Este resultado favorecerá que la marca Unidas Podemos se consolide para el futuro y dificultará la posibilidad de que IU Zamora concurra a la reelección en la capital en solitario.

Guarido y los suyos ya han dejado patente varias veces que no tienen la menor intención de ir en coalición con Podemos a ningún sitio, y el propio coordinador provincial del partido, Miguel Ángel Viñas, señaló hace unas semanas que, si no quedara más remedio, él regresaría a su plaza como profesor en Toledo. La alternativa para los demás se dividiría entre tomar el mismo camino de salida, aceptar la confluencia o crear una agrupación de electores para tratar de mantenerse en el poder municipal.

Aquí se abre también la incógnita de Guarido y de su disponibilidad para repetir como candidato para estirar su mandato municipal hasta los doce años. La fuerza electoral del responsable de Izquierda Unida quedó clara en 2019, con una mayoría absoluta incontestable que, además, dejó a Podemos fuera del Pleno.

En lo que concierne a Ciudadanos, resulta difícil predecir qué será de la formación naranja en los próximos meses. Perdido el vigor de los últimos años, la sensación de caída libre está llevando a varios de sus cargos a abandonar el barco, bien sea rumbo a casa o camino al Partido Popular. Para Requejo, el viaje a la formación de Pablo Casado sería corto, con el presidente provincial de la organización en el despacho de al lado en la Diputación, pero el dirigente naranja mantiene, de momento, la apuesta por la alternativa liberal y la esperanza en Inés Arrimadas.

Sea como fuere, el futuro político de Guarido y de Requejo aparece ahora salpicado de incógnitas, aunque el propio PP también plantea algunas. Con las elecciones internas a la vuelta de la esquina, los populares de Zamora alcanzan el ecuador de los mandatos municipales con la necesidad de ir definiendo la estrategia para tratar de recuperar poder en los principales ayuntamientos. Especialmente en el de la capital, donde tienen solo seis concejales con Mayte Martín Pozo a la cabeza. Resulta difícil pensar que la también senadora tenga alguna opción de repetir.

Por tanto, PP, Izquierda Unida y Ciudadanos tendrán que ir despejando el panorama en los próximos meses antes de afrontar el nuevo ciclo electoral. Como novedad, el PSOE se muestra ahora como el partido más comedido, con David Gago al frente en la ciudad, inmerso en la tarea de oposición, a la espera de que todas las piezas hallen acomodo.