Hace ocho días que el interior de la hostelería, los gimnasios y los centros comerciales volvieron a la actividad tras la eliminación de las restricciones excepcionales por parte de la Junta de Castilla y León. Una medida de alivio para estos sectores que, sin embargo, no ha sido tal para sus trabajadores asociados. Los expedientes de regulación temporal de empleo, lejos de reducirse, se han incrementado ligeramente a lo largo de la última semana en la provincia de Zamora. El miedo del empresario y la imposibilidad de funcionar al cien por cien están obligando a muchos a mantener a sus empleados en el ERTE hasta ver si comienzan a aparecer los deseados brotes verdes en la economía.

Los últimos números ofrecidos por el Portal de Datos Abiertos de la Junta de Castilla y León apuntan a un incremento leve del número de expedientes de regulación temporal de empleo presentados en las últimas semanas. Desde el mes de febrero, la provincia de Zamora acumula 41 solicitudes de ERTE que han afectado a 143 trabajadores, tal y como se refleja de la última actualización con fecha 11 de marzo. Apenas una semana antes, el número de expedientes solicitados era de 38. Cabe recordar que, según la última estadística del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la provincia acumulaba más de 2.000 trabajadores en expediente. Y estas cifras son de hace apenas dos semanas.

La vuelta a la normalidad dentro de la hostelería va a costar tiempo, habida cuenta de que los empresarios han manifestado en numerosas ocasiones que les resulta imposible sacar a sus trabajadores del ERTE mientras persisten las restricciones de aforo como la que rige en la actualidad: con la barra clausurada y tan solo un tercio del aforo sentado en las mesas del interior. A ello hay que sumar las normas planteadas para las terrazas, donde tampoco se pueden sentar más de seis personas y siempre observando todas las medidas de higiene y distancia interpersonal.

Una situación que, como ya se anunció en el Consejo Interterritorial celebrado la pasada semana, se mantendrá, al menos, hasta pasada la Semana Santa.

La desescalada será a partir del 6 de abril y en función de la incidencia

Lo que fue un soplo de aire fresco, principalmente para la hostelería, tardó apenas 72 horas en convertirse en contención. El pasado lunes 8 de marzo, la Junta de Castilla y León devolvía a los bares y restaurantes la posibilidad de recibir clientes en el interior de sus locales, aunque nunca por encima del 33% de aforo. Unos límites que podrían superarse de manera quincenal, como así establecía el plan de desescalada, si los indicadores sanitarios eran favorables y siempre de manera provincializada.

Así, estaba previsto que el próximo lunes día 22 se hiciera una revisión de la situación para que la hostelería pudiera completar la mitad de su aforo y quince días después, si todo seguía igual, se podría avanzar hasta el 75%. Paso a paso se podían consumir niveles hasta alcanzar cierto punto de normalidad, pero todos esos planes quedaron truncados el pasado jueves. Ese día, el Consejo Interterritorial de Salud acordó paralizar cualquier tipo de desescalada hasta que transcurriera el periodo vacacional asociado con la Semana Santa. De esta manera, las expectativas de la hostelería se echaron por tierra, como mínimo, hasta el próximo 6 de abril. En esa semana, la Junta podría retomar la desescalada si los datos epidemiológicos lo permiten.

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