La pandemia del coronavirus ha afectado también a la evolución de otras enfermedades, y no de forma precisamente positiva. El sedentarismo, la peor alimentación y el miedo a acudir al médico por culpa del COVID han formado una combinación muy negativa para las patologías cardiovasculares. Cada día mueren 300 personas en España por culpa de estos problemas que, en ocasiones, resultan evitables. Este 14 de marzo se celebra el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, otra ocasión para sensibilizar a la población sobre una realidad que se trata de manera especialmente pormenorizada en el Hospital Recoletas de Zamora, de la mano del experto José Luis Santos Iglesias y de su unidad.

–¿En qué consiste la unidad de riesgo cardiovascular con la que cuenta el Hospital Recoletas?

–En principio, como dogma fundamental, para la medicina es importante curar, pero es fundamental prevenir. También hay que tener en cuenta que la enfermedad cardiovascular en la causa de muerte más importante en España, de tal forma que las estadísticas vienen a demostrarnos que fallecen por esta causa 300 personas al día. Date cuenta de lo que estamos hablando. Entonces, uniendo esos dos parámetros, surge la idea de intentar evitar muertes innecesarias y prevenir la enfermedad cardiovascular. Por eso, desde hace un año o un año y medio, hemos abierto una consulta de riesgo cardiovascular donde pautamos a la gente una serie de medidas, tanto higiénico-dietéticas como en algunos casos de tratamiento.

–¿Cuáles son los hábitos que debe evitar una persona para limitar el riesgo?

Normalmente es algo bastante sencillo y que se conoce a nivel popular. Los factores de riesgo cardiovascular son la edad, que es fundamental, y otro es el sexo masculino. Sobre esos factores está claro que no podemos hacer nada. La edad va creciendo con los años y el que es hombre es hombre, pero hay otros factores sobre los que sí podemos incidir: la hipertensión, la diabetes melitus, el colesterol, la obesidad, el sedentario y el tabaquismo. Uniendo esos factores, podemos valorar el nivel de riesgo de una persona y darle consejos individualizados o ponerle tratamiento. En nuestra consulta no solamente podemos calcular el riesgo, sino también la edad vascular. Eso es importante. ¿Por qué? Porque si una persona llega a mi consulta, yo le puedo decir: pues mire, usted tiene una posibilidad del 3% de tener un accidente cardiovascular en los próximos tres años, y un 1% de opciones de fallecer por esta causa. Esa persona a lo mejor me dice: pues bueno. Pero si le digo: tiene 53 años, pero su edad vascular, la de sus arterias, es de 67. Ahí, a lo mejor, me va a hacer más caso y se va a dar cuenta de que lo que estamos hablando es importante.

–¿Cómo se mide esa edad vascular?

–Es una cosa sencilla, porque no hace falta utilizar ningún aparato complicado, ni ninguna prueba especializada. Se basa, simplemente, en ver los factores de riesgo que tiene el paciente y, a partir de ahí, determinar la edad vascular. Es sencillo y fácil.

–¿Los factores genéticos influyen?

–Influyen, pero no hay una relación directa clara. Estamos hablando de enfermedad cardiovascular. En este caso, el problema genético tiene una importancia secundaria. Solo en aquellas familias con mucha carga genética, y que han tenido antecedentes familiares de primer grado en edades tempranas. Si mi padre fallece de un infarto a los 85 años, eso ya no es genético, sino de envejecimiento.

–¿A qué edad empiezan a ser comunes estos problemas?

–A partir de los 40 años, yo recomiendo a todo el mundo que se haga un chequeo cardiovascular. A partir de esa edad, según se van acumulando factores de riesgo, la posibilidad de tener infartos e ictus va aumentando. Y recalco que son fácilmente prevenibles, con hábitos saludables y, en algunos casos, con tratamientos que haya que iniciar.

–Con la pandemia, ha habido algunos meses en los que el sedentarismo ha sido casi obligatorio, también se han cambiado otros hábitos. ¿Ha afectado mucho esta situación a las enfermedades cardiovasculares?

–Es evidente que la enfermedad cardiovascular es la otra pandemia, y ha seguido estando ahí. Todos los días han muerto 300 personas por esto en España. Además, los hábitos higiénico-dietéticos en este tiempo han cambiado; probablemente ha habido más sedentarismo, se ha comido peor y, sobre todo, ha habido dificultad y miedo de acudir a los centros sanitarios. En Recoletas, quitando el inicio, hemos mantenido consultas y atención sanitaria para que los pacientes hayan podido acudir y las enfermedades no hayan ido a más. Pero sí, la pandemia ha sido mala para esto también.

–¿Qué campaña o qué acción se puede emprender para convencer a la gente de la importancia de cuidarse?

–Hay que decirle a la gente que la enfermedad cardiovascular es un riesgo que tenemos ahí, pero que tenemos también muchas maneras de combatirlo. Algunas de ellas son muy sencillas, como los hábitos higiénico-dietéticos, no fumar y hacer deporte en la medida de nuestras posibilidades. Luego, también controlar otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el colesterol. Pero, como esas enfermedades a veces son silentes, lo suyo es hacerse lo que normalmente llamamos chequeos para diagnosticar de forma precoz y prevenir.