A finales de junio de 2019, la nueva corporación provincial celebró su puesta de largo, en una sesión en la que los focos se centraron en Francisco José Requejo, que accedió a la presidencia gracias a los votos del Partido Popular. De aquellos trece síes recogidos, solo uno pertenecía a una mujer, concretamente a Atilana Martínez, la única voz femenina del equipo de Gobierno de la Diputación y una de las cinco diputadas que se sientan en el Pleno de esta institución que cuenta con veinte hombres en sus bancadas. El reparto en el mandato anterior reflejaba un 18-7 ligeramente más equilibrado. Además, con Mayte Martín Pozo como máxima mandataria.

El caso de la Diputación refleja bien la realidad de un territorio donde el poder político sigue recayendo mayoritariamente en los hombres. Los datos resultan reveladores por todos lados, empezando por los ayuntamientos principales. Zamora, Benavente y Toro tienen hombres al frente; también hay un subdelegado del Gobierno y cinco parlamentarios nacionales que dejan en minoría a las dos parlamentarias: Mayte Martín Pozo y Elvira Velasco.

Sin embargo, donde más se percibe esta realidad es en el ámbito municipal. Tras los resultados de las elecciones celebradas en mayo de 2019, tan solo 41 mujeres ocupan alguna de las alcaldías de una provincia que tiene 248 ayuntamientos. Dicho de otro modo, solo uno de cada seis bastones de mando está en manos femeninas; el 83,5% de los regidores locales de Zamora son hombres.

Este dato resulta especialmente negativo si se compara con el mandato anterior. A comienzos de 2019, antes de que se celebraran los nuevos comicios, la provincia tenía 43 alcaldesas. El esperado avance se quedó en un pequeño retroceso que confirma que, en según qué lugares, la política todavía se explica en masculino.

Como muestra de esa realidad, de nuevo las cifras. En 65 de los 248 municipios de la provincia, aproximadamente uno de cada cuatro, no hay ninguna concejala en el Pleno municipal. El caso contrario no se da en ningún lugar.

Así las cosas, los resultados electorales depararon situaciones como la existencia de ayuntamientos con hasta siete representantes sin ninguna mujer en sus filas. En los grandes municipios, no hay casos tan flagrantes, aunque Zamora, Benavente y Toro también mantienen una mayoría masculina por una diferencia más exigua.

En líneas generales, los números muestran que tres de cada cuatro concejales de la provincia son hombres. De los 1.508 ediles que ejercen actualmente en Zamora, solo hay 360 mujeres, un dato que deja patente la diferencia existente y que se ve con una claridad similar en la fase anterior al voto, la de confección de las listas. Ahí, la paridad también se encuentra demasiado lejos.

No obstante, también hay algunas excepciones a la norma en el ámbito local zamorano. Según la información oficial del ministerio, treinta ayuntamientos de la provincia tienen más concejalas que concejales. Así ocurre en lugares como La Bóveda de Toro, Castrillo de la Guareña, Castroverde de Campos, La Torre del Valle o Villamor de los Escuderos, que solamente cuenta con dos hombres en su corporación de siete miembros.

En todo caso, fuera de ese 12% de mayoría femenina, los ayuntamientos siguen instalados en una realidad que, si bien ha evolucionado desde el inicio de la democracia, cuando ver una alcaldesa era una rareza, no lo ha hecho hasta el punto de igualar las fuerzas. Lo que sí puede decir Zamora, al contrario que otras provincias, es que ya ha normalizado la presencia de una mujer al frente del Ayuntamiento de la capital, de la Diputación Provincial, de la Subdelegación del Gobierno o de la Delegación Territorial de la Junta, donde ejerce ahora como responsable Clara San Damián.

También ha habido mujeres en cabeza de lista para el Congreso o las Cortes por la provincia en los principales partidos, algo habitual ya, aunque no acabe de trasladarse a las altas esferas. Ni el Gobierno autonómico, ni el Ejecutivo nacional han estado cerca siquiera de tener una dirigente. Ese paso queda en el debe de la sociedad.

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