Son pequeños pasos que se llevan dando desde hace años y que, poco a poco, visibilizan a la mujer en puestos de trabajo y actividades que otras generaciones habrían tachado de impensables para ellas. Directoras de empresas internacionales con un gran equipo de producción a su cargo, agricultoras que continúan con orgullo la tradición familiar y luchan por mejorar el sistema, tanto en el plano productivo como en el de la igualdad de género, o valientes emprendedoras que se inician en un negocio nuevo para ofrecer un espacio a los creadores locales, Zamora cuenta con múltiples ejemplos de mujeres que siguen adelante para que toda la sociedad avance.

Lleva apenas un año en el puesto, pero cuenta con un gran bagaje profesional a sus espaldas. Rosa Martín Da Silva fue nombrada en 2020 directora de la planta que el Grupo Lactalis tiene en Zamora. Años antes había liderado en estas mismas instalaciones un proyecto para la mejora de la eficiencia de la empresa, integrando a todas las personas que formaban el proceso productivo. “Siempre he trabajado con sencillez y lo que más me caracteriza es la actitud frente al cambio. Esto precisamente es lo que más valoro en las personas que formamos el Grupo Lactalis: la proactividad y la capacidad de adaptación”, resume.

Siempre tuvo claro que quería estudiar Ingeniería y todo lo relacionado con el entorno industrial. “No me costó decidirme, ni me importó que fuera una profesión donde había pocas mujeres”, asegura. Una circunstancia que comprobó el primer día de universidad en Valladolid. “Cuando comencé mi especialidad, Mecánica, solo éramos cuatro compañeras, incluso la mayoría de los profesores eran hombres. Sin embargo, años más tarde, cuando realicé el segundo ciclo de Ingeniería en Organización Industrial, éramos prácticamente el mismo número de hombres y mujeres”, compara. Un cambio hacia la igualdad en el que se siguen dando pasos. “Cada vez son más las que estudian un grado de ingeniería, que imparten asignaturas en la universidad en estos mismos grados, que trabajan en esas áreas y que asumen puestos de dirección”, pone como ejemplos.

Se considera una persona exigente en su trabajo, pero no cree que se le haya exigido más por el hecho de ser mujer. Aun así, reconoce que todavía en los entornos industriales la presencia femenina en ciertas áreas “sigue siendo mínima o inexistente”. Cuando comenzó en Lactalis, como adjunta de los servicios técnicos, era la única mujer dentro del equipo de mantenimiento. “Sigue siendo un área donde todavía se ven muy pocas compañeras. Además, en plantas como la de Zamora, el número de mujeres en puestos de menor cualificación sigue siendo bajo”, apunta, añadiendo también un dato para la esperanza. “El 60% de mi equipo de gestión está formado por mujeres y eso demuestra que somos cada vez más visibles y, además, en puestos de mayor cualificación”, aplaude.

Sobre el Día de la Mujer, Martín Da Silva espera que, en un futuro, no tenga que ser una fecha reivindicativa. “Eso significaría que hemos logrado la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y que no nos sorprenderíamos por vernos en puestos de dirección. Pero, lamentablemente, mientras sigan existiendo empresas que se resisten al cambio, que no faciliten la incorporación, promoción ni conciliación, tendremos que seguir reivindicándolo”, argumenta.

Sylviane de Tourdonnet, Clara Ponte y Rosa Martín Da Silva LOZ

Miembro de la Confederación de Asociaciones de Mujeres del Medio Rural (CERES) de la organización profesional agraria COAG, Camino Fernández también se desenvuelve en un ámbito donde se encuentra rodeada de hombres. Junto a su marido, está al frente de una explotación agraria con cultivos situados en la vega del Duero, donde producen alimentos para su venta directa y a tiendas de consumo ecológico, tanto en Zamora, como en Valladolid o incluso Madrid, especializados en legumbres y patata y avanzando en una producción cada vez más sostenible. En su web www.cultivandoconalma.com se puede ver la variedad de productos que comercializan.

Natural de León, asegura con orgullo que siempre ha estado vinculada al campo. “Mis padres son agricultores, mi marido y mis suegros también. Yo estudié Ingeniería Agraria, así que nuestro caso es de continuidad”, revela esta agricultora, que trabaja varias tierras en el término municipal de Zamora. “Ya tenemos una base, una tradición y una cultura recibidas y que nos han marcado, así que tenemos la satisfacción de continuar con ellas y respetarlas”, añade.

En su sector profesional, defiende que la mujer siempre ha estado, de una u otra manera, vinculada al campo. “A veces con tareas invisibles, pero que son las que sujetan toda la actividad”, subraya. Una de ellas es la gestión del trabajo en el campo. “Eso ha hecho que se forme un equipo para que las familias salgan adelante, porque no todo es el trabajo físico y visible”, advierte. “Tenemos mucha burocracia y la administración cada vez es más exigente. Es una labor que lleva mucho tiempo y lo enmaraña todo”, asegura.

Destaca también Fernández el valor que le dan las mujeres al campo por su instinto natural de cuidado, desde mantenedoras de semillas hasta cuidadoras de animales. “Le dan un añadido de humanidad, un toque femenino a los cuidados y de delicadeza. Creo que las mujeres destacamos en eso o, al menos, somos más sensibles. Y es una cualidad, una sensibilidad especial que aportamos a la sociedad”, valora.

A pesar de todo ello, reconoce que todavía se ven situaciones de machismo en este sector. “Hay momentos difíciles, por ejemplo en algunas reuniones de grupos grandes con agricultores, donde se sigue percibiendo ese patriarcado y ese recelo hacia la mujer cuando tomamos la palabra”, detalla. Por eso, considera que todavía a la mujer “le queda mucho por conquistar” y también señala que “como sociedad, tenemos aún un reto en este sentido, mucho camino por delante. Y cada uno desde nuestro sector tenemos nuestra responsabilidad”, invita.

Camino Fernández. LOZ

El emprendimiento siempre ha sido un ámbito donde las mujeres no han tenido miedo de probar suerte. Uno de los últimos ejemplos en Zamora está en Clara Ponte y Sylviane de Tourdonnet, poniendo en marcha la editorial Salto al Vacío (saltoalvacio.es), cuyo nombre ya es toda una declaración de intenciones. “Cuando nos planteamos este reto y comenzamos a hablar con gente de este mundo para entenderlo un poco más, la conversación no animaba mucho a seguir”, recuerda Ponte. En vez de frenar el sueño, siguieron adelante, haciendo ese salto de fe. “El nombre también hace referencia a esa España vacía tan de actualidad, para hacer hincapié en que aquí no queda nada. Y no es verdad, nosotras pensamos que hay creaciones, gente que escribe, autores y temas. Existe esa riqueza en Zamora, sobre la que se puede trabajar”, añade su compañera.

Aunque la editorial está establecida en Zamora, no se cierran al territorio más cercano. “El motivo del proyecto es Zamora, pero queremos servir de escaparate a los trabajos que se hagan aquí, a autores de aquí que vivan fuera, o creadores que se hayan establecido en Zamora”, enumeran. Abiertas también a cualquier temática, señalan que “la idea es que todo el mundo tenga oportunidad de publicar sin tener que irse fuera. Aquí hay talento, proyectos y gente que no publica porque puede que no sepa cómo hacerlo, crea que es muy complicado o no sepa por dónde empezar”, apuntan.

Reconocen que, en su caso, el mundo editorial siempre ha sido bastante femenino. “Creo que está bien equilibrado en ese sentido, desde hace décadas además. Ha habido escritoras y editoras que han sido todo un referente y han enseñado mucho, así que no es uno de los mundos laborales más cerrados”, considera Ponte. Lo de emprender, aunque explican que surgió de una manera totalmente natural en su caso, sí que entienden que pueda ser algo por lo que apuesten más las mujeres. “Quizá haya más emprendedoras porque las mujeres han tenido siempre más necesidad de buscarse la vida. No sé si eso significa ser más valientes o simplemente tener la necesidad de buscar su propio nicho, incluso con negocios nuevos”, detallan. El caso es que un alto porcentaje femenino es el que más arriesga a la hora de poner en marcha un nuevo negocio, lo que tiene más mérito en la situación actual.

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