Un nuevo tramo de muralla verá la luz tras el derribo del edificio número 41 de la avenida de la Feria, cuyos trabajos preliminares arrancaron ayer antes de la entrada de las máquinas para echar abajo la estructura. La obra ha comenzado una vez concluidas las tareas de desescombro del inmueble número 37, que fue reducido a escombros hace ahora quince días. Ese solar ha quedado completamente despejado y ahora la misma empresa adjudicataria se encargará de reducir a la nada este otro taller, dejando en medio una “isla” para el número 39. No obstante, esta situación durará poco en el tiempo, dado que los planes del equipo de Gobierno pasan por tirar esta casa en las próximas semanas, finalizando así con la primera fase de este nuevo proceso de liberación del monumento.

El edificio que ahora será destruido albergaba un taller mecánico y su estructura no ofrece complicaciones para las labores de derribo. De hecho, ayer mismo, los operarios se afanaron para retirar manualmente todos los elementos posibles. Además, el fondo esta relativamente limpio, en su contacto con la muralla, por lo que será uno de los derribos más fáciles de acometer de cuantos ya se han ejecutado desde el año 2016. Cuando eso ocurra, el objetivo municipal es poder acelerar la destrucción del número 39 de la avenida de la Feria, de manera que tan solo queden en pie los esquinazos situados en los entornos de la rotonda y en el parque de San Martín.

El Ayuntamiento de Zamora, de manera paralela, quiere avanzar en el proyecto de ajardinamiento y pavimentación del entorno monumental. Una ambiciosa iniciativa cifrada en diez millones de euros —incluyendo expropiaciones, derribos y construcción— cuyo horizonte temporal abarca hasta el próximo mandato municipal, más allá del año 2023. Para ese momento, la muralla de Zamora se habrá convertido en un auténtico escaparate de la capital del Duero.