Los hosteleros zamoranos consideran “más que precipitado” anunciar el cierre de la comunidad autónoma durante la Semana Santa, como dejó entrever el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea. “En Semana Santa hay que hacer como si no hubiera Semana Santa”, apostilló Igea, tajante, que incidió en que “las vacaciones traen movilidad” y subrayó que eso es lo que conlleva una expansión del virus. Declaraciones “aceleradas” según la patronal de la hostelería zamorana, Azehos, que pide “prudencia” a la Junta antes de “lanzar mensajes como estos”, que “pueden hacer mucho daño a la economía”.

“El lunes nos dijeron que las decisiones se valoraban todas las semanas y el jueves nos dan por hecho que el cierre perimetral va a continuar hasta después de Semana Santa”, lamenta el presidente de Azehos, Óscar Somoza, en declaraciones a este diario. “Parece evidente que la decisión está ya tomada”, asegura el hostelero, que lamenta que Zamora vuelva a verse obligada a suspender su Semana Santa, el principal evento turístico del año en la provincia.

La desescalada en Zamora

El sector confía en que la Junta de Castilla y León apruebe el lunes medidas de alivio que permitan retomar parte de la actividad perdida durante las últimas semanas. “Muchos empresarios no pueden más, como se pudo ver en la manifestación que se celebró el pasado martes en Zamora”, asegura Somoza. El sector, que “seguirá pidiendo el levantamiento del cierre perimetral” aunque “sea muy complicado que lo aprueben”, centra ahora sus reivindicaciones en dos puntos concretos. Primero, abrir el interior de los bares y restaurantes para que los clientes puedan consumir bajo techo y, segundo, ampliar el horario con el que se pueden recibir clientes. Que la Junta dé cumplimiento al segundo punto no es sencillo a la vista de la política que se sigue en las últimas semanas, pero los hosteleros consideran que “a la vista de los datos de la pandemia” el horario del toque de queda “debería empezar a retrasarse” en toda la comunidad y, con él, debería retrasarse el horario de apertura de los locales de hostelería. “Nos va mucho en ello”, apuntan las mismas fuentes.

Los bares y restaurantes de la provincia, como los de toda la comunidad, acumulan más de 240 días con restricciones desde que se declarara el estado de alarma, a mediados del pasado mes de marzo. El sector estuvo totalmente cerrado durante cien días, desde el 14 de marzo hasta que se permitió la apertura de las terrazas ya muy avanzado el mes de mayo. Castilla y León fue la última comunidad en permitir abrir los locales de hostelería, operativos varias semanas antes de toda España. También estuvieron cerrados totalmente entre el seis de noviembre y el cuatro de diciembre del año pasado para combatir la segunda ola, medida restrictiva que sí se tomó en otras comunidad autónomas. La hostelería estuvo cerrada casi uno de cada tres días durante el año pasado. En la primera fase de la desescalada de primavera del año pasado y en una semana de diciembre del año pasado solo se pudo funcionar con la terraza, situación que se arrastra también desde el pasado 14 de enero. A estos hay que sumar los días sin barra. En suma, desde mediados de marzo, los locales solo han podido funcionar con aparente normalidad durante 115 días.

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