La hostelería zamorana “no puede más”. Más allá de manifiestos, de número de asistentes, de lanzamiento de huevos o de cortes de tráfico, la lectura que debe prevalecer sobre lo acontecido ayer por la mañana en la plaza de La Marina es que el sector, ya con la resistencia muy minada después de casi un año de pandemia, levanta la voz. Y lo hace de la manera en que protestan los que no están acostumbrados a salir a la calle. De una forma errática, organizada y contenida al principio y dispersa —y casi cómica— al final. Solo así puede entenderse que una protesta convocada por la patronal del sector, Azehos, frente a la Delegación de la Junta en Zamora acabara con cuatro personas sentadas, jugando a las cartas, en la intersección de Alfonso IX con Príncipe de Asturias, una de las zonas con más tráfico de la ciudad.

Un hostelero lanza huevos contra la Junta. | Emilio Fraile

La protesta, convocada como concentración frente a la Junta, fue secundada por unos doscientos hosteleros. El lugar escogido supone la primera novedad con respecto a protestas anteriores. Hasta ahora, la hostelería zamorana siempre se había manifestado en la plaza de la Constitución, frente a la Subdelegación del Gobierno. Ayer las miras se centraban en la administración autonómica, lo que levanta el dedo acusador de la nuca del Ejecutivo nacional y lo sitúa en el equipo de Alfonso Fernández Mañueco. Pero no fue el presidente el principal señalado. La consejera de Sanidad, Verónica Casado y, sobre todo, el vicepresidente Francisco Igea son considerados, a juicio de los hosteleros, los culpables de la “asfixia” del sector.

La hostelería, defendió el presidente de Azehos, Óscar Somoza, está “herida de muerte”, y por ello “los empresarios zamoranos estamos cada día más desesperados, arruinados por culpa de sus medidas restrictivas. Nos han recortado horarios de trabajo, nos han recortado aforos. Nos han prohibido trabajar en el interior de nuestros establecimientos”. Nadie, apuntó Somoza, “discute la necesidad de tomar medidas que hagan frente a la propagación de la pandemia. La cuestión es por qué razón se sigue poniendo en el punto de mira a la hostelería, como si el cierre de nuestro sector fuese el fin a la propagación del coronavirus. Zamora languidece. Su economía descansa en la hostelería y el comercio, los dos sectores más castigados por las medidas restrictivas” impuestas para luchar contra el COVID.

Asistentes a la manifestación. | Emilio Fraile

No había acabado Somoza la tercera de las cinco páginas que componían el manifiesto cuando los huevos ya volaban en dirección a las ventanas de la Delegación de la Junta en medio del aplauso de los asistentes. “Somos personas que se están arruinando por su toma de decisiones, decisiones que no compartimos. Ni somos la causa de la pandemia ni la razón de su permanencia. Mientras estaban cerrados nuestros establecimientos ocupamos los más altos índices de contagio, al mismo tiempo que otras comunidades autónomas, con medidas más permisivas, han estado mejor posicionadas que Castilla y León”. Con tres huevos estrellados ya en la puerta de la sede de la Junta el presidente de Azehos recordó que no existe evidencia científica que sitúe a la hostelería en el centro de los contagios y que las compensaciones económicas no han llegado, a la vez que exigía a la Junta que permita abrir el interior de los locales, que otorgue liquidez a los empresarios y pedía a presidente y consejeros que “asuman responsabilidades políticas”.

Hosteleros cortan el tráfico, ayer. | Emilio Fraile

Como se hizo hace unas semanas en otras ciudades de la comunidad, los hosteleros rompieron platos frente al edificio gubernamental para escenificar su enfado: “La hostelería es la que paga los platos rotos de esta situación”, aseguraban los asistentes. “Estos son los platos con los que no hemos podido trabajar durante estos meses”, apuntaba una manifestante micrófono en mano, antes de lamentar la asistencia a la convocatoria de “los de las terrazas”, hosteleros que sí pueden trabajar al tener disponible un espacio al aire libre. Sentimientos encontrados en este punto, pues muchos manifestantes pensaban, con más lógica, que “si los que estamos aquí tuviéramos terraza, muchos ahora estaríamos trabajando”.

Óscar Somoza, presidente de Azehos. | Emilio Fraile

Y hasta aquí llegó el papel de Azehos en la protesta hostelera celebrada ayer. Somoza presentó el manifiesto en la Delegación de la Junta, como se hizo en todas las provincias de la comunidad, mientras los asistentes abandonaban la zona para discurrir por los aledaños de la plaza de La Marina. Los manifestantes cortaron primero el tráfico en el cruce entre Príncipe de Asturias y la avenida de Portugal sirviéndose para ello de las vallas de una obra que se lleva a cabo en los alrededores. La localización escogida tuvo un impacto reducido, lo que motivó el cambio. La manifestación, ya mermada —en este lapso de tiempo se quedaron atrás muchos asistentes, incluidos los organizadores, que se “desentendieron” de los acontecimientos al tener permiso solo para un acto frente a la Junta— se movió unos metros, hasta el cruce de Príncipe de Asturias con Alfonso IX. El impacto en el tráfico fue sensiblemente mayor. Los coches que llegaban al cruce desde la calle de La Amargura se vieron atrapados en una vía de un único sentido, con todos los carriles ocupados y sin posibilidad de avanzar. Así estuvieron media hora larga, hasta que los agentes de la Policía Nacional consiguieron redirigir el tráfico en sentido contrario hasta la calle de la Amargura con el visible enfado de muchos conductores afectados.

Opiniones de los afectados. Emilio Fraile

Con el número de asistentes a la baja, varios hosteleros desplegaron sobre la calle dos tapetes y sendas barajas de cartas, “las mismas con las que nuestros clientes no pueden jugar en nuestros locales”, y se dispusieron a echar la partida. Una “performance” que duró apenas unos minutos. Sea como fuere, lo cierto es que el tráfico en la zona, una de las más transitadas de Zamora, permaneció cortado durante prácticamente una hora, con la Policía Municipal —que pidió apoyo a la Nacional— vigilante para que la situación no pasara a mayores. Algo que, evidentemente, no sucedió. La protesta se disolvió minutos después de las doce.

Una trabajadora de una terraza cruza la calle. Al fondo, los hosteleros protestan contra la Junta. | Emilio Fraile

Desde el pasado 14 de marzo los bares y restaurantes de Zamora acumulan 244 días en los que han sufrido restricciones a su actividad. Estuvieron cerrados a cal y canto durante cien días exactos durante el primer confinamiento. En verano, cuando el panorama general era sensiblemente mejor, se impuso el cierre de las barras, que todavía no se han abierto. La barra, que es el corazón de muchos locales, ha estado vetada a los clientes durante 82 días en los que los interiores han estado abiertos. Y, por último, van ya 62 días en los que la única opción para funcionar han sido las terrazas. No habrá medidas de alivio esta semana. El sector espera que, el lunes, Igea anuncie cierta relajación de restricciones, aunque “la esperanza que tenemos es, realmente, muy poca. No se puede razonar con ellos”.

GALERÍA DE IMÁGENES DE LA PROTESTA

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