La hostelería pasó este martes del alivio a la pesadumbre en apenas unas horas, las que mediaron entre la resolución del Tribunal Supremo para devolver el toque de queda a las diez y el anuncio de la Junta de Castilla y León para mantener el cierre de la actividad no esencial a las ocho. “Sentimos impotencia”, reconoció ayer el presidente de Azehos, Óscar Somoza, tras reposar una decisión que ha caído especialmente mal en un sector ya muy al límite.

No en vano, en los últimos once meses, la hostelería ha ido pagando las consecuencias de la pandemia con cierres intermitentes y limitaciones de su actividad. De hecho, desde que la segunda ola golpeó con dureza a la comunidad mediado el otoño, los bares y restaurantes apenas han sentido una leve mejoría con el efecto positivo de una Navidad que, a la larga, más bien les ha perjudicado.

Desde hace más de un mes, el interior de los bares está cerrado y las terrazas tan solo pueden abrir hasta las ocho. Así, la suspensión del toque de queda a esa hora había abierto una esperanza que pronto quedó ahogada: “Nos quitan la razón por otra vía”, indicó Somoza, que expresó su sensación de que la hostelería está pagando “un problema entre la Junta y el Gobierno central”, que fue quien recurrió al Tribunal Supremo la limitación de la movilidad nocturna, al entender que se salía de los límites legales.

“De ocho a diez algunos de los establecimientos de la provincia podían moverse un poco más”, remarcó Somoza, que aclaró que, durante la tarde, “antes de que se cierren los comercios”, la atracción de clientes se vuelve mucho más compleja: “No nos dan justificaciones científicas, y ahora la incidencia está bajando”, insistió el responsable de Azehos.

Abandono de los hosteleros de Zamora

En este punto, Óscar Somoza volvió a dejar patente la sensación de abandono que invade al sector, y tiró de ironía para ejemplificar la desesperación de muchos de los empresarios y trabajadores: “Al final, vamos a pedirles que nos cierren, a ver si así nos dejan abrir solo por llevarnos la contraria”.

Sea como fuere, por el momento, parece complicado que la situación de la hostelería vaya a cambiar a corto plazo, aunque la Junta sí reconoció este miércoles que las medidas impuestas son “duras”. Así lo subrayó el propio presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, que volvió a ampararse en la protección de la salud de los ciudadanos: “No hacer nada es lo más irresponsable”, afirmó el dirigente de Castilla y León.

Distinta opinión tiene el secretario general del PSOE autonómico, Luis Tudanca, que fue bastante directo a la hora de analizar las actuaciones de Mañueco: “No sabe lo que está haciendo”, aseveró el líder de los socialistas de Castilla y León, que habló de “caos” y de una política “errática y contradictoria”.

En la misma línea, el portavoz de Podemos en las Cortes, Pablo Fernández, aseguró que las medidas de la Junta suponen “una demostración del ensañamiento y la crueldad de Mañueco con los hosteleros”. Para el responsable de la formación morada, el cierre a las ocho “no tiene mucho sentido, y podría propiciar más reuniones sociales” en los domicilios.

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