Un estudio de Funcas sitúa a la provincia de Zamora dentro de lo que denomina el “núcleo duro” de la despoblación, junto con todas las provincias de Castilla y León —salvo Valladolid y Burgos— y a los territorios de Cuenca, Lugo, Orense y Teruel. Zamora es la provincia donde se producen los peores registros demográficos, ya que han perdido más población que los demás, y donde hay una población más envejecida y una “muy fuerte” destrucción de empleo.

El documento “La despoblación de la España interior” de Eduardo Bandrés y Vanessa Azón, indica que excluyendo las capitales de provincia y las ciudades de más de 50.000 habitantes, las 23 provincias que formarían la “España despoblada” son las nueve de Castilla y León (Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora), las tres de Aragón (Huesca, Teruel y Zaragoza), cuatro de Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara), las dos de Extremadura (Badajoz y Cáceres), dos gallegas (Lugo y Ourense), dos andaluzas (Córdoba y Jaén) y, por último, La Rioja.

El caso de Zamora es, sin embargo, paradigmático. La provincia es la que más fuerza laboral ha perdido desde 1950, según los datos del citado informe. Aunque el valor total de lo producido por la provincia aumenta —no podía ser de otra forma, teniendo en cuenta que el sector primario ha perdido peso y que el campo se ha modernizado, ganando productividad—, en Zamora trabajan actualmente un 40% menos de personas de las que estaban ocupadas a mediados del siglo pasado. Son registros sin comparación posible, incluso si se buscan datos en el resto de las provincias despobladas.

El texto pone de relieve el efecto “devastador” de este fenómeno en provincias como Zamora, Palencia, Ávila y Cuenca, que perdieron más de la mitad de su población y Soria casi dos terceras partes. El resultado es que, exclu­yendo las capitales, Soria (4,9 habitantes por kilómetro cuadrado), Teruel (6,8) y Cuenca (8,7) cuentan con una densidad de población que las coloca entre las áreas menos pobladas de la Unión Europea, mientras que otras dos, Palencia (10,4) y Zamora (10,7), también están por debajo de los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado que la UE utiliza para definir las “zonas con muy baja densidad de población”.

El estudio detecta diferencias entre las provincias que considera dentro de la España despoblada, que divide en tres grupos, el primero, con todas las “devastadas” constituye el “núcleo duro”. El segundo grupo, la “España despoblada que se estanca”, lo integran las provincias más pobladas, que, si bien sufrieron importantes procesos migratorios, no han perdido tantos empleos y mantienen una buena base de población joven. Por último están las provincias que remontan, donde el estudio incluye a Burgos y Valladolid.