“Por su contribución Gran Red Solidaria, en la que cientos de mujeres del mundo rural aportaron su tiempo y sus habilidades de costura para combatir la escasez de mascarillas y el aislamiento de las personas ancianas durante la pandemia”. Este el argumento con el que el Comité Económico y Social Europeo (CESE) entregó ayer a la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer) —colectivo al que pertenece Zamora—, el premio Solidaridad Civil, por su contribución a la lucha contra la pandemia.

De esta manera, Afammer es uno de los 23 galardones concedidos por este comité europeo a proyectos llevados a cabo en estados miembros de la UE y el Reino Unido “que han contribuido de manera excepcional a la lucha contra la COVID-19 y sus desastrosas consecuencias”.

En los momentos iniciales de la pandemia, las socias de Afammer confeccionaron medio millón de mascarillas y otro material de protección sanitaria y lo donaron a hospitales, residencias de la tercera edad, taxistas, ancianos y otros colectivos particularmente expuestos. Además, creó una red telefónica de vecindad con el propósito de aliviar con llamadas periódicas la soledad y el aislamiento que padecieron muchas personas mayores durante los periodos de confinamiento, en particular en el medio rural.

Carmen Quintanilla Barba, presidenta nacional de Afammer, recibió el premio en nombre del colectivo femenino con un discurso en el que reivindicó la importante labor de las mujeres del medio rural. «Quiero reconocer el paso adelante que nuestras mujeres dieron para ayudar a todo aquél que nos ha necesitado, que es justo la filosofía con la que nació nuestra organización y con la que hemos intentado contribuir a la construcción de una sociedad mejor a lo largo de todos estos años», subrayó.

«En esta batalla que estamos librando de forma global, como en tantas otras que tenemos por delante como la despoblación de nuestros pueblos, la seguridad alimentaria o la productividad del medio rural y la igualdad de oportunidades, el papel de las mujeres resultará vital para conseguir salir adelante. Durante décadas su trabajo ha sido invisibilizado. Ahora y sin demoras, debemos considerar su aportación esencial para garantizar un futuro sostenible en los próximos años», concluyó Quintanilla.

Los ganadores fueron seleccionados entre un total de 250 candidaturas presentadas por organizaciones de la sociedad civil, particulares y empresas privadas. Todos los proyectos se basaban en la solidaridad como fuerza motriz y mostraban formas creativas y eficaces de afrontar los retos, a menudo devastadores, generados por la crisis.

La mayoría de los proyectos se dirigían a los grupos vulnerables o las personas más afectadas por la crisis, como las personas de edad avanzada, los jóvenes, los niños, las mujeres, las minorías, los migrantes, las personas sin hogar, el personal médico o los trabajadores y los empresarios.

Respecto al contenido, los proyectos se centraron en el suministro de alimentos y asistencia a grupos vulnerables, equipos médicos, servicios de asesoramiento, servicios educativos e información sobre la pandemia, y cultura.

En la ceremonia de entrega, realizada de forma virtual, el CESE rindió homenaje a 23 organizaciones de la sociedad civil, particulares y empresas privadas de Europa, cuyos proyectos han destacado como ejemplos notables de solidaridad durante la pandemia de COVID-19. Cada ganador recibió un premio en metálico de 10.000 euros.