Si se va la luz, se pone en marcha un generador y se activa una alarma, que también salta cuando se producen cambios de tensión acusados o simplemente cuando alguien toca la puerta de fuera del recinto. Son algunas de las medidas de seguridad con las que el Servicio Territorial de Sanidad cuenta para guardar las vacunas contra el coronavirus, que se han convertido en estos momentos en el bien más preciado para la sociedad.

Vacunas de Pfizer en el ultracongelador | Jose Luis Fernández

La Policía está sobre aviso de cualquier envío para proporcionar la correspondiente escolta hasta el servicio de Sanidad, donde las dosis se guardan según los requerimientos técnicos de cada una.

Las primeras que llegaron y las que lo han hecho en mayor número en la provincia (han llegado ya 14.237 dosis, la mayoría ya consumidas) son las de Pfizer, que requieren mucho frío, ya que han de conservarse a 70 grados bajo cero. El primer envío que llegó el 29 de diciembre se conservó con hielo seco, pero en pocos días los técnicos de Sanidad lograron utilizar para conservar las vacunas un congelador antiguo de los que ya estaban en el servicio. Fue suficiente para tener las vacunas a buen recaudo hasta que llegó el moderno supercongelador (la Junta adquirió uno por provincia), fabricado en Córdoba y diseñado específicamente para albergar las pequeñas dosis que apenas abultan lo que un dedo meñique. El congelador tiene capacidad suficiente para no tener problemas de almacenamiento si los envíos empiezan a ser más abundantes, como requiere la vacunación masiva.

Vacunas de AstraZeneca en el refrigerador | Jose Luis Fernández

Las dosis de Moderna (1.500 han llegado hasta ahora), que también requieren bajas temperaturas se guardan en el hospital, ya que se están poniendo a los sanitarios. Y las de Oxford, las de AstraZeneca (1.500), que sólo requieren refrigeración se guardan también en una gran cámara del Servicio Territorial de Sanidad, donde comparten espacio con el resto de vacunas necesarias (gripe, infantiles o vacunación internacional, entre otras).

El trabajo más difícil no es tanto almacenar o dispensar las vacunas, sino coordinar correctamente los listados de personas a las que corresponde vacunarse, con los lugares y fechas concretas para poner las dosis. Sobre todo ahora, cuando terminadas las residencias, haya que vacunar a personas con criterios muy estratificados de profesión, riesgo y edad.

SIGUE AQUÍ LA ÚLTIMA HORA SOBRE LA VACUNACIÓN EN ZAMORA

TODO SOBRE EL CORONAVIRUS EN ZAMORA