Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron este jueves para hablar, entre otras cosas, de un posible endurecimiento de las condiciones que se exigen para los viajes dentro del espacio Schengen. El objetivo es tratar de frenar la propagación de las nuevas variantes del coronavirus con acciones más duras, aunque ciertos países se resisten al cierre total de las fronteras como han sugerido en los últimos días desde países como Alemania o Bélgica.

Cabe destacar que un cierre de fronteras devolvería a Zamora a un escenario similar al que vivió entre el 17 de marzo y el 30 de junio, durante la primera ola. En aquel periodo, las fronteras de la provincia con Portugal permanecieron cerradas, y solo se permitió el paso de trabajadores esenciales y otros grupos muy concretos de personas a través del control situado entre Aliste y Quintanilha.

Esta circunstancia no solo dificultó las relaciones comerciales y personales entre ambos territorios, sino que obligó a algunos trabajadores transfronterizos a recorrer una cantidad muy superior de kilómetros para cruzar por el único paso habilitado, y devolvió al pasado a lugares como la aldea europea de Rihonor, cuyos habitantes vieron cómo se instalaba un muro en mitad del pueblo para evitar la circulación entre España y Portugal.

En todo caso, lo cierto es que el avance de la pandemia desaconseja cualquier movimiento innecesario ahora mismo. Zamora batió este jueves su récord de casos en la tercera ola, mientras que Portugal se encuentra en el momento más delicado de la crisis sanitaria y está tomando medidas drásticas como el cierre de las escuelas.

En todo caso, varios de los mandatarios que intervinieron en la reunión telemática de este jueves abogaron por dejar abiertas las fronteras interiores. Al menos, de momento. Ahora bien, según informó la agencia Europa Press, ciertos dirigentes matizaron que deben valorarse “restricciones en los viajes no esenciales”.

La canciller alemana, Angela Merkel, fue una de las primeras mandatarias en apostar por medidas duras, y dijo esta semana que si no se lograba coordinar medidas eficaces entre los países socios, Alemania, con más de mil fallecidos diarios en los últimos días, podría considerar “restricciones de entrada” a su territorio.

En un documento informal que hizo circular entre las capitales, Berlín planteó además que se pudiera prohibir temporalmente la entrada a ciudadanos europeos o con derecho a residencia si retornaban de un tercer país considerado de alto riesgo.

Otros países como Bélgica o Países Bajos, que temen los desplazamientos a la nieve durante la semana blanca de febrero, ven con buenos ojos la propuesta alemana, aunque también han dirigido la llamada a sus socios a tomar medidas que dificulten al máximo los viajes “no esenciales” pero sin llegar a cerrar las fronteras, para evitar cortes en el transporte de mercancías.