La Casa Betania ya ejerce como casa de acogida de Cáritas en Zamora. El edificio situado en la calle Sor Dositea Andrés de la capital es el nuevo hogar “al servicio de los más pobres; de las personas que están en la calle”. Así lo expresó este jueves el obispo de la diócesis, Fernando Valera, el encargado de bendecir las instalaciones que podrán dar cobijo hasta a 29 hombres y mujeres. De hecho, ya lo hacen. Las habitaciones están prácticamente al completo, en unas fechas en las que se junta el impacto de la pandemia con el intenso temporal de frío y nieve que endurece las ya de por sí inhóspitas condiciones de vida en las calles.

La ocupación de este centro de acogida, que sustituye al Madre Bonifacia, revela la importancia del servicio de Cáritas. Así lo reivindicó su responsable en Zamora y Castilla y León, Antonio Martín de Lera, que subrayó que , “en Zamora, no hay gente viviendo en la calle”. Al menos, voluntariamente. El presidente de la organización aclaró que todas las personas en esa situación de vulnerabilidad han recibido la mano tendida de sus trabajadores para contar con una ayuda necesaria, especialmente en este contexto.

Una de las zonas comunes del centro. | Nico Rodríguez

Martín de Lera también aclaró que el nuevo centro de acogida cuenta con diez trabajadores, entre monitores, responsables de los talleres y otros empleados. A la cabeza de este equipo está María León, que explicó que el periodo de paso de las personas por el Madre Bonifacia, y a partir de ahora por la Casa Betania, fluctúa en función de la situación particular de cada persona: “Puede ir de unos días a varios años”, subrayó la dirigente de este hogar que cuenta con 16 habitaciones, alguna de ellas individual, para atender las necesidades de quien reclame su ayuda.

Aspecto de una de las habitaciones. | Nico Rodríguez

En ese punto, Martín de Lera tomó de nuevo la palabra para dar cuenta de la inversión llevada a cabo en unas obras que comenzaron en el año 2013: “El coste total es de 1,2 millones de euros”, concretó el responsable de Cáritas, que fue muy directo al recalcar la ausencia de apoyo de las administraciones públicas: “No han aportado nada”, insistió el responsable de la organización, aunque luego matizó que sí se había utilizado parte de una subvención de 200.000 euros procedente de Loterías y Apuestas del Estado.

Una de las trabajadoras muestra una sala de la casa. | Nico Rodríguez

Así las cosas, esa adaptación del antiguo convento de las Siervas de María, cedido más tarde a la diócesis, se ha financiado en más de un 80% con fondos propios de Cáritas, y gracias a las aportaciones privadas recibidas por la organización. “Este cambio supone una atención más digna para las personas”, aseguró Martín de Lera, que dejó claro que nadie está libre de tener que recurrir a este tipo de recursos: “La vida ha llevado a la calle a personas que tenían una vida normalizada, como cualquiera de nosotros”, deslizó.

Comida almacenada en el hogar de Cáritas. | Nico Rodríguez

Tras la comparecencia pública, los responsables de Cáritas y de la diócesis, acompañados de algunas autoridades, accedieron a las instalaciones en pequeños grupos para recorrer las distintas dependencias: desde la cocina a las habitaciones, pasando por las zonas comunes y los espacios de reunión. Cabe destacar que la Casa Betania cuenta ahora con una zona habilitada para los inquilinos que llegan nuevos, y que deben permanecer unos días aislados para evitar riesgos sanitarios. El COVID ha complicado todos los protocolos, y también amenaza con incrementar los niveles de pobreza en los próximos años, ante la crisis que ya se está percibiendo en muchos sectores.