José Luis Prieto Calderón es uno de los cuatro vicepresidentes del equipo de Gobierno provincial. Desde el inicio del mandato en 2019, el político toresano ejerce como responsable del consorcio de bomberos, y también del área de Personal de la Diputación, dos escenarios complejos, y más en el contexto de la pandemia.

–¿En qué ha cambiado la gestión del consorcio de bomberos desde que usted lo preside?

–Venimos de un consorcio que tiene unos 17 años de vida. Yo llegué el año pasado, en un momento en el que no había gerente, y tampoco secretaria desde octubre. Ahí empieza un camino nuevo para cubrir esos dos puestos, y los primeros meses se pasan prácticamente aterrizando e intentando completar el organigrama y renovar los convenios que caducaban. En enero habíamos logrado tener secretaria, pero en marzo empieza el nuevo escenario de pandemia en el que decidimos que los bomberos estén en grupos burbuja. En junio afloja un poco la situación, recuperamos el puesto de gerente y conseguimos tener una persona que cuenta con formación y capacidad para el cargo. A partir de ese momento empezamos a tener perspectivas de futuro y a pensar en mejorar el consorcio, y también las condiciones de los trabajadores; pero también nos encontramos con denuncias por parte de un sindicato.

–¿Qué tipo de denuncias?

–Algunas han sido archivadas y otras han seguido adelante. Por ejemplo, una denuncia al Comisionado de Transparencia, que fue archivada; una contra la última promoción interna de cabos, que se resolvió en mayo de 2019 dando la razón también al consorcio; una a la inspección de trabajo que hemos resuelto el otro día enviando los procedimientos de actuación… Mis primeras reuniones fueron con ese sindicato, y les pedí un tiempo para poner esto en marcha, que pudiéramos trabajar todos, y no estar todo el día atendiendo requerimientos porque, si trabajábamos en resolver recursos y denuncias, no trabajábamos en lo realmente importante. El objetivo que tenemos es resolver todas las demandas, pero también crecer. Vamos a tener unas instalaciones nuevas en Zamora para suplir ese convenio que tenemos con el Ayuntamiento, que no es satisfactorio para ninguna de las partes, y con esas nuevas instalaciones, que están en un terreno propiedad de la Diputación en la capital, solo tendremos que ampliar una nave, dotar de equipos y tendremos un nuevo parque. Sucede algo similar en Salamanca, que tiene los bomberos de la ciudad, y luego un parque provincial en el polígono de Los Villares. A partir de ahí, si de algo estoy seguro, es de que tengo a los mejores profesionales conmigo. Están perfectamente preparados, y van a estar mejor.

–¿Cree que se va a reconducir la situación con los bomberos que protestan cada semana ante la Diputación Provincial?

–Estoy seguro. No me cabe ninguna duda. Yo quiero que nos sentemos, y lo he dicho por activa y por pasiva: respeto la forma de actuar de cada uno; respeto que unos se sienten a elaborar procedimientos operativos y otros protesten. Nosotros, en la mesa de negociación, llegamos a acuerdos con dos de los tres sindicatos representados, y esos acuerdos hay que respetarlos por parte de todos. Así es la democracia. Repito que tengo el mejor equipo, que cuando tengamos el parque de Zamora habrá quince puestos de trabajo más y quince bomberos que serán los mejores y con los mejores medios. Vamos a luchar por que así sea, y a partir de ahí hay que transmitirle a la ciudadanía una seguridad. Aquí la dotación es la adecuada y suficiente para atender a la provincia.

–El nuevo parque va a ser “low cost” gracias a que la Diputación ya tenía las instalaciones. ¿Compensa hacerlo en lugar de pagar el dinero que se estaba aportando al Ayuntamiento de Zamora?

–Cuando yo llegué al consorcio, la mayoría de los convenios estaba a punto de caducar. Con el primero que empezamos a trabajar fue con el del Ayuntamiento, y tengo que decir que el trato por las dos partes ha sido cordial y que hemos llegado a un acuerdo de manera inmediata. Había que buscar una solución, y esa solución pasaba por tener medios propios. Debemos atender a 42 pueblos del alfoz de Zamora, y lo más favorable era aprovechar nuestros terrenos. Entendimos que lo más rápido y lo más adecuado era hacerlo en la nave de medio ambiente del parque de maquinaria. Con eso liberaremos al Ayuntamiento de Zamora de esa carga, aunque siempre que sean necesarios van a seguir estando, y asumiremos nuestra propia competencia.

–¿Qué plazos se marcan?

–A mí me hubiera gustado que estuviese ya, pero hay que ser realistas. Hemos tenido que redactar el proyecto de adecuación de la nave, de la vivienda donde tienen que estar los bomberos; redactar los pliegos de adquisición del material y del equipamiento… y los plazos administrativos no son rápidos. Me gustaría que, en los primeros seis meses del año, pudiéramos empezar con los procesos selectivos. Son quince puestos de funcionarios que requieren una convocatoria pública, una serie de exámenes, una promoción interna para los cinco cabos que se necesitan…

–¿Cómo está actualmente el tema de los ayuntamientos consorciados?

–Estamos trabajando desde que está la gerente en su puesto de trabajo, y estamos consiguiendo que los ayuntamientos que no están consorciados tomen conciencia. Una cosa es tener cobertura, que la tienen todos, y otra estar consorciado. Es un euro por habitante y año, y eso no significa prácticamente nada, pero sí da un plus de solidaridad con el resto. La inmensa mayoría está, pero los 40 o 45 que faltan estamos intentando que entren.

–Usted es también el responsable de Personal de la Diputación. ¿Cómo vivió esas primeras semanas de marzo?

–Fueron muy duras. Nosotros empezamos a trabajar en febrero, y lo primero que hicimos fue reunirnos con el director de la residencia de Toro y con la directora de la guardería de Benavente. Y cuando hablo de nosotros no me refiero a nada abstracto, sino al personal que tengo en mi área. Ahí empezamos a hablar de restricción de visitas, material adicional en la residencia, compra de equipamiento… Al personal de Diputación nunca le ha faltado nada, ni en los peores momentos.

–Es de suponer que, también por su propia procedencia, la gestión de la residencia fue la parte más difícil.

–Evidentemente. La mayor preocupación era esa. En esos momentos, en la residencia de Toro estaba pasando lo mismo que en otros centros de España. Los ancianos son un grupo de riesgo, y suelen tener otras patologías asociadas. Las noticias de la residencia de Toro siempre eran las más preocupantes del día.

–¿Está tranquilo con la gestión realizada?

–El equipo de Toro y el de la guardería de Benavente son fantásticos, y tomaron todas las medidas que había que tomar de forma totalmente escrupulosa. Además, son unos profesionales tan involucrados en su trabajo que buscaban soluciones ante cualquier cosa que pasara. La satisfacción es mayor por eso, no por el número de casos o la incidencia. Un caso grave ya hubiese sido una tragedia y hemos tenido muchos más. En ese punto no podemos estar satisfechos, pero sí por el trabajo realizado.

–En la Diputación también se ha acelerado la implantación del teletrabajo en muchas áreas. ¿Cómo ha funcionado?

–A lo mejor soy muy reiterativo, pero es que el equipo de informática y el de personal consiguieron que la gente pudiera trabajar enseguida desde casa. Tomamos en febrero la medida de tener licencias de teletrabajo activas para que todos aquellos puestos que eran vitales para la Diputación pudieran desempeñar sus funciones. Para mí, estos meses nos han cambiado la forma de ser, pero a pesar de eso hemos conseguido que la Diputación no se parara y llegar a final de año de forma más o menos normal, que no es poco.