Si unas fechas están señaladas para vivirlas en familia, esas son las navidades. Una norma que, como tantas otras, se ha visto alterada por la pandemia. Y bien lo saben muchos de los zamoranos que residen en el extranjero y que pasarán por primera vez estas fiestas lejos de los suyos. Iván Calvo Prieto es uno de ellos. “El año ha sido muy complejo y hasta que no sea bien seguro viajar y que podamos hacer las cosas con tranquilidad, no viajaremos a España”, explica desde Chile. Aunque reconoce que es relativamente sencillo el peaje que hay que pagar para venir a España —presentar una PCR negativa— no lo es tanto todo lo que significa el desplazamiento. “Hay que tener en cuenta el tránsito por aeropuertos, estaciones de tren o bus, con todo lo que implica de trasiego de personas con lo que ¿hasta dónde es fiable hacerte una prueba previa a pasar por todos esos sitios y más en un viaje que implica entre uno o dos días de duración en función de las escalas y combinaciones?”, se pregunta.

En su país de acogida desde hace nueve años, tras un duro confinamiento de cerca de seis meses, “se empezó a hacer vida medio normal en septiembre, luego la gente se ha ido relajando y ahora en diciembre ya se aprecia un aumento del número de casos de infectados y fallecidos, así que el Gobierno ha vuelto a implantar medidas más restrictivas”, resume.

En el aspecto profesional, al ser autónomo, su trabajo también se vio afectado, sobre todo en los primeros meses de la pandemia, teniendo que adaptar finalmente su oferta a servicios 100% online. “Una vez realizado este cambio, ya pudimos ir avanzando y realizar nuevos cursos y trabajos de consultoría, incluyendo el atender a clientes de diferentes países. Así que me quedo con lo positivo que nos deja el año en todos los avances online que hemos realizado”, subraya.

Extraña Navidad

Respecto a las navidades, reconoce que lo más difícil “es entrar en el ambiente en pleno verano austral. Aquí apetece más tomar un helado que turrón o polvorones, con temperaturas de más de 30 grados todos los días”, bromea.

También en América del Sur pasará las navidades otro zamorano, Jorge Castaño, fisioterapeuta que desde hace años reside en la Guayana Francesa. “La razón más importante es mi responsabilidad como personal sanitario. Las complicaciones a la hora de realizar las PCR y el hecho de cruzar varios países para llegar a casa fueron también clave a la hora de tomar mi decisión”, resume.

Iván Calvo pasará estas navidades en Chile. | Cedida

Al igual que en Francia, allí se comenzó con un confinamiento estricto, seguido por un toque de queda “que dura desde el principio de la pandemia y que se va endureciendo o suavizando dependiendo de la situación epidemiológica. Llegamos a tener toque de queda a las dos de la tarde”, recuerda el zamorano, quien señala que el hecho de recibir varios aviones al día desde Europa y ser “frontera porosa” con Brasil, “nos llevaron a ser el tercer territorio del mundo con más infectados por número de habitantes”, calcula. “Afortunadamente, al tener una población joven y convivir con espacios ventilados, ya que gozamos de temperaturas de entre 22 y 31 grados todo el año, no hemos sufrido muchas defunciones”, añade.

Adaptarse a las costumbres de los países de acogida se convierte en una buena opción para hacer más llevadera la distancia

También su manera de trabajar ha cambiado con la pandemia. “Las semanas se hacen interminables, el trabajar con los equipos de protección en una de las regiones del mundo más húmedas del planeta se hace agotador”, asegura. Personalmente, considera que lo más complicado de este año a punto de terminar ha sido gestionar el estrés, “no solo por haber visto morir pacientes, ya sea por COVID o por las deficiencias del sistema del sistema de salud, sino también por ver cómo las condiciones de vida de las familias a las que visito son aún más precarias que antes de la pandemia”, lamenta.

Acostumbrado a disfrutar de las navidades con los suyos cada dos años, para él, “tiene el mismo valor visitar a la familia en diciembre que en agosto, la única diferencia es que se come mejor”, advierte.

Hasta dos veces compraron los billetes de avión Cristina del Estal y su familia para regresar a casa desde Aquisgrán (Alemania). “Los precios ahora estaban muy baratos, hasta 50 euros ida y vuelta”, recuerda. “Al final decidimos no hacerlo más, porque era más traumático devolverlos. Nosotros solemos volar cada tres meses a España y visitamos Zamora, pero nos quedaremos aquí hasta que nos sintamos seguros para viajar, aunque sí que hay gente que lo esté haciendo”, señala.

“Hemos hecho más piña con la comunidad española, para no sentirnos tristes”

Estas son las primeras navidades que pasarán lejos de la familia —ella procede de Granja de Moreruela y su marido es de Escuredo— pero prefiere no pensarlo mucho. “Es más inteligente. Yo me he dedicado a decorar mucho la casa este año y a conocer todas las costumbres alemanas, hasta he aprendido a hacer coronas de adviento. Creo que saber de otras culturas te aporta conocimiento”, valora. Además, para hacer más llevaderos estos días, “se ha hecho más piña con la comunidad española, para no sentirnos tristes, y hacemos más videollamadas”, confiesa.

Ni a Zamora, “ni a ningún otro lado”, piensa viajar Tomás Blanco con su familia en estas fechas. “No es que no viaje por seguridad, sino por sentido común. Creo que no estamos en época para viajes, y más cuando la vacuna está a la vuelta de la esquina y, por tanto, toca esperar”, argumenta desde Boston. A finales de marzo, cuando en el trabajo le dijeron que se fuera a casa, después de recoger a su hijo de la guardería “llegué y le dije a mi mujer que cancelara todos los planes de viajes por trabajo o vacaciones por lo menos dos años”. Y es que el zamorano trabaja en investigación en una gran institución “que además gobierna todo un área de investigación y de hospitales superior a Castilla y León y la información que recibimos, dentro de ser la mejor que se podía recibir a nivel mundial, no era clara”, recuerda.

También recuerda la cara que puso su mujer. “Me miraba como si estuviera loco, teníamos muchos planes para este año. Yo, por ejemplo, iba a correr varios maratones en diferentes partes del mundo, e iba a asistir a varios congresos, además de los viajes a España para visitar a la familia”, enumera. “Personalmente, he renunciado a mis vacaciones de este año y en 2021 no tenemos planes de viajar, al menos que sea por causa mayor”, añade.

“Podemos vivir bien sin riesgos innecesarios para nosotros y para los demás”

Han pasado meses complicados en Massachusetts por esta situación de pandemia. “Habíamos sacado dinero por si las cosas se ponían mal y así fue. Este estado, por su condición de tránsito internacional, y en especial Boston, se convirtió junto a Madrid y Nueva York en las zonas cero de la pandemia mundial. Aquí se reaccionó muy bien y pronto, y a pesar del alto peaje inicial, se controló la pandemia de forma bastante efectiva, siendo ahora el único estado sin un segunda ola notoria”, aplaude. 

Sobre estas navidades, señala que no van a preparar ningún tipo de fiesta alternativa “ni siquiera recibiremos o visitaremos a nadie. En este punto de la situación, ya no se trata del virus en sí, sino de decir no a lago que en sí no necesitamos y que podemos vivir bien sin tomar riesgos innecesarios para nosotros y para los demás”, argumenta.

Por último, subraya que no tendrá ninguna duda a la hora de decidir ponerse la vacuna “y aprovecho para decir a todos que se la pongan: es segura y efectiva. Un cigarrillo o una cerveza es mil veces más peligrosa que la vacuna, no hay excusa. Y mientras, la mascarilla es el único método que mantiene al virus a rajatabla”, finaliza este zamorano.