La gestión de la pandemia del coronavirus es la tarea a la que se ha dedicado la delegada de la Junta en Zamora, Clara San Damián en este último año, con unos primeros momentos de muchas incertidumbres y dificultades pero, destaca, con la unión de todas las instituciones, todas de distinto signo político para salir adelante.

La delegada de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián, pasea por el Casco Antiguo de la capital. | Jose Luis Fernández

–Le ha correspondido el liderazgo de la lucha contra la pandemia COVID. ¿Qué balance hace?

–Sí, hemos tenido que asumir el liderazgo en la gestión de la pandemia, junto con el subdelegado del Gobierno que también tuvo la máxima responsabilidad al principio con el estado de alarma no delegado a las comunidades autónomas. Pero en Zamora no he tenido la sensación de estar yo sola al frente, a pesar de corresponder cada administración a un color político, caso único en España. Cada uno con sus competencias, hemos trabajado mano a mano: Ayuntamiento de Zamora, Diputación, Subdelegación del Gobierno y Delegación de la Junta. Con los distintos departamentos de Sanidad, Sacyl, Educación o Servicios Sociales hemos sido un equipo al frente de la pandemia.

–¿Nadie ha intentado sacar rédito político?

–No lo hubieran comprendido los zamoranos. Hemos dado ejemplo de que era el momento de estar por encima de las diferencias políticas. No me imagino la gestión de la crisis sin la colaboración que hemos tenido todos.

–El inicio de la pandemia arrolló como un tsunami a toda la sociedad. ¿También a las administraciones?

–Tengo aún esa sensación extraña que sentía al ir hacia la Delegación y no ver a nadie por la calle, por el confinamiento, con la incertidumbre de lo que iba a venir, las medidas que había que tomar, sin medios para afrontar esto, no había mascarillas para los sanitarios…Ni siquiera sabíamos lo que necesitábamos. Fue angustioso. No teníamos nada pero la respuesta ciudadana fue increíble y nos permitió solventar el día a día, hasta que fuimos capaces de equiparnos nosotros mimos.

–¿Por qué la primera ola en Zamora fue suave y en la segunda tan dura?

–No sabemos muy bien la respuesta. Quizá es que, al final, el virus termina llegando a todos los sitios. Es verdad que en esta segunda ola, cuando ha llegado la máxima incidencia, estábamos mucho mejor preparados que en la primera y sabíamos mucho mejor a qué nos enfrentábamos. Teníamos hecha la ampliación de la sala de Urgencias del hospital Virgen de la Concha, las obras de Villalpando, Puerta Nueva, Santa Elena, Benavente, Toro... Tenemos más mascarillas, al personal mejor preparado, hemos hecho cursos…Nos ha venido más fuerte ahora pero estábamos mejor preparados. De hecho en ningún momento ha habido en Zamora colapso hospitalario, porque la Gerencia de Asistencia Sanitaria fue previsora.

–¿Se gestionó mal la situación de las residencias?¿Por qué ha fallecido tanta gente?

–En las residencias de Zamora no ha pasado nada distinto al resto de España. Es donde viven las personas más vulnerables, en las que más de ceba el virus. Es cierto que el tiempo nos ha ayudado a estar mejor preparados en esta segunda ola, hay residencias con casos pero se van solventando. Han fallecido muchos mayores porque es uno de los segmentos de población más vulnerables al virus. Pero la gestión de la Gerencia de Servicios Sociales ha sido impecable, se han activado todos los protocolos y se ha formado al personal.

–¿Los centros de salud ya están abiertos?

–Se han tenido que tomar medidas y, en plena pandemia, se cerraron porque se consideró que era mejor atender en centros de salud, domicilios o telefónicamente. Pero la Junta no cierra consultorios, por mucho que algunos se empeñen para utilizarlo como arma política, lo que hace es reorganizar los servicios para prestar una asistencia sanitaria digna en todo el territorio. Ahora mismo, si hay un consultorio que no se abre es porque el médico considera que puede haber riesgo de contagio COVID. La cita previa es obligatoria en todas partes y se está prestando el servicio con normalidad.

–¿Esta situación ha venido para quedarse, como temen en los pueblos?

–La pandemia ha obligado a tomar decisiones para impedir el aumento de los contagios, lo que nos ha puesto de manifiesto algunas debilidades que teníamos como sistema y nos obligará a que, cuando superemos esta crisis, replanteemos nuevamente o volvamos a retomar como reorganizar el sistema sanitario y maximizar nuestros recursos para garantizar que Zamora tenga una asistencia digna y adecuada.

–¿Esta todo preparado para la vacunación del COVID?

–El lunes está prevista la recepción de las primeras vacunas y se empieza a poner esta semana. Desde Sacyl hay una persona encargada de tener a punto el dispositivo sanitario y Salud Pública dirigirá el proceso.

–Que llegue la vacuna no significa que nos curemos todos.

–Es el principio del fin, pero no el fin. Queda mucho, porque la vacuna no va a ser inmediata para todo el mundo y seguirá habiendo contagios entre los no vacunados. No hay que bajar la guardia en ningún caso. Se va a empezar por los más débiles porque es donde más se ceba el virus, pero estamos lejos de la inmunidad de rebaño. De hecho, se espera una tercera ola, aunque debería ser más breve, porque ya hay más personas inmunizadas. Desde luego en los hospitales de Zamora estamos preparados por si hubiera una tercera ola, para poder atender a los pacientes COVID y no COVID. Porque ahora mismo los ingresos de coronavirus han bajado, pero tenemos también muchos pacientes no COVID. Y los siete mil funcionarios de la Junta no están dedicados sólo al COVID o a la sanidad, sino a otras muchas facetas que afectan al día a día de los zamoranos.

–Da la impresión que el protocolo COVID de los colegios ha funcionado bien.

–Se hizo un trabajo en verano de la Dirección de Educación y los equipos directivos que ha dado sus frutos, aunque había muchos escépticos. Y los chavales nos han dado un ejemplo a todos los mayores de cómo hay que hacer las cosas. Las pocas aulas que se han cerrado ha sido por niños contagiados en brotes familiares, no ha habido ni un solo brote escolar.

–Las multas. Se han puesto muchas, pero no sé si se cobran y se pagan.

–Al principio era un caos porque no sabíamos muy bien de quién era la competencia, pero ya se aclaró todo. Las actas de la Guardia Civil, Policía Nacional o Municipal llegan a la Delegación de la Junta y desde aquí se reparten a cada ayuntamiento, que están tramitando prácticamente todas, excepto las que nos tocan a la Junta, que gestionamos nosotros. Llevamos más de dos mil sanciones, todas se tramitan y se están cobrando porque, en general, la gente si la sancionan con cien euros por ir sin mascarilla, lo asume y lo paga. Estamos cobrando hasta las sanciones de tres mil euros de la fiesta de Sanabria. El comportamiento de los zamoranos es bueno y tampoco es que haya tantas sanciones o conductas con una intencionalidad expresa de producir contagios. Quizá el zamorano se está tomando más en serio esto ahora que al principio, porque entonces no vimos la muerte tan de cerca, y ahora quien más quien menos tiene alguien cercano fallecido por el coronavirus. Son casi 500 fallecidos y ya empezamos a conocer a algunos y eso sensibiliza más que cualquier otra cosa.

–La Junta ha sido la encargada de imponer las restricciones de movilidad o apertura de establecimientos, pero ¿ha hecho algo para paliar esta crisis económica y social?

–Desde el principio sabíamos de que la crisis sanitaria iba a llevar aparejada una crisis económica brutal y el presidente Alfonso Fernández Mañueco fue consciente de que no podíamos dejar a colectivos y personas pasar las calamidades que muchos están pasando. Por eso se han tomado medidas económicas muy importantes desde la Junta, con fondos propios y también con ayuda del Estado, como los 840 millones que llegaron del fondo COVID. A Zamora ha venido mucho dinero para el ámbito sanitario y también ayudas y subvenciones que han beneficiado a mucha gente.

–¿Por ejemplo?

–Dimos las ayudas al alquiler y, recientemente, se han aprobado otros cinco millones de euros para las personas que no pueden pagar la vivienda. Han salido muchas ayudas a autónomos perjudicados por el COVID, empresarios que no han podido mantener las cuotas a la Seguridad Social, o trabajadores en ERTE, o reducción de jornada, o las mujeres que han tenido que reducir jornadas mientras no ha habido colegios. Se han dedicado cantidades ingentes de dinero para intentar dar respuesta a todo.

–Pero parece que no es suficiente.

–Seguramente, porque vemos que se cierran negocios, con las ayudas no es suficiente. El presidente Mañueco está siendo muy sensible a las dos partes de esta crisis, la sanitaria y la económica. Y creo que la madurez que le ha dado la experiencia en gestión pública le ha permitido actuar con diálogo, sensatez y sosiego para que las medidas lleguen a todos los sectores. Y ha tenido capacidad para actuar en consenso con todas las fuerzas políticas y llegar a acuerdos en plena pandemia COVID, aunque algunos no se resistan a polemizar gratuitamente.

–Se han elaborado ya los presupuestos autonómicos, lastrados por los gastos COVID pero que mantienen muchas inversiones previstas en Zamora.

–Le doy un dato: los hospitales de Zamora gastan 200.000 equipos de protección individual al mes, entre guantes y mascarillas. Es solo un ejemplo del coste que tenemos que asumir. Y además del gasto sanitario, Zamora va a mantener las grandes inversiones previstas: Museo de Semana Santa, Centro Cívico, Conservatorio de Música, inversiones en carreteras, ocho millones para depuradoras en convenio con la Diputación, y también en la mejora de Internet con 1,8 millones cada uno.

–¿Cómo se ha podido salvar todo eso, gracias a los fondos europeos que van a llegar?

–Por la buena gestión del presidente y los consejeros que han sabido recortar de otras cosas, distribuir bien, y también por el fondo COVID dotado con muchos millones. Zamora sale bien parada porque no vamos a dejar nada por el camino. Incluso hubiéramos entendido que alguna inversión no se pudiera acometer, pero no va a ser así. Quizá porque los proyectos estaban muy avanzados, como el plan Puerta del Noroeste de Benavente, un compromiso muy avanzado por la Junta, Diputación y Ayuntamiento y eso no puede pararse, porque es una inversión a futuro para la zona. Pero hay otras cosas que no eran tan urgentes, como el Museo de Semana Santa, y sin embargo se mantiene.

—Problemas habituales como incendios o fauna parece que han desparecido con la pandemia.

–Tuvimos el gran incendio forestal de España, el de Lober, y estamos llevando a cabo con el Gobierno la reforestación y estamos trabajando ya de cara a la primavera. Pero salvo este incendio, este año hemos salvado con menos siniestros que otros años. Y en el tema de la fauna ha sido un año raro, porque el confinamiento ha hecho que prolifere más, pero con menos vehículos en las carreteras, lo que ha reducido la cifra de accidentes. Con respecto a la fauna sabemos que hay defensores y detractores y a nosotros nos toca aplicar la normativa que en muchos casos es europea, por ejemplo, en lo que se refiere al lobo. Somos imparciales.

–¿Estamos viviendo un boom de instalaciones de energía solar y eólica?

–Zamora tiene sol, viento y buena red de transporte de la electricidad y por eso es un sitio atractivo para la energía solar y eólica. Tenemos inversiones millonarias en toda la provincia. Ahora mismo hay 60 expedientes en trámite entre Industria y Medio Ambiente que suponen una inversión millonaria, empleo y beneficios para los municipios donde se instalen con un canon anual. Tenemos seis parques eólicos iniciados ya y tres más en Sanabria bastante avanzados, además de los de Bermillo. Pero todas las autorizaciones se hacen respetando la autorización ambiental. Estos expedientes se miran con lupa, pero si cumplen la normativa no podemos dar la espalda a inversiones tan importantes.

–¿Y sobre la mina de Valtreixal en Sanabria que, se teme, provocará gran impacto ambiental?

–Estamos estudiando las alegaciones. Los movimientos ecologistas están en su pleno derecho de presentar las alegaciones que consideren, pero la ley también ampara a la empresa promotora. Y si el proyecto cumple la normativa, saldrá adelante.

–¿Siguen los mismos criterios con la macrogranjas?

—No valoramos si son buenas o malas, sino si cumplen o no.