Como es costumbre, Zamora vio pasar la mañana del 22 de diciembre sin recibir una lluvia de millones. De hecho, la suerte prácticamente pasó de largo, y apenas se detuvo en el quiosco El Calvo, situado en la avenida Víctor Gallego de la capital. Allí se vendió el décimo del Gordo que reportará al agraciado unos 328.000 euros libres de impuestos. El responsable del establecimiento, Martín González, explicó que el boleto se había despachado por terminal, y no supo aclarar quién ingresará esa nada desdeñable cantidad de dinero para cerrar este año negro.

Precisamente, el triste discurrir de un 2020 marcado por el COVID había despertado en muchas familias la esperanza de que el azar les sonriese como compensación, pero la inmensa mayoría de los zamoranos tuvo que conformarse de nuevo con desear buena salud. Muchos se darán por satisfechos esta vez con hacer bueno el tópico, aunque sea sin tanto dinero en los bolsillos.

Aun así, los zamoranos mantuvieron la esperanza durante buena parte de la mañana, y es que los premios principales se hicieron esperar, después de dos quintos muy madrugadores. El 72.897 del Gordo hizo su aparición ya pasado el mediodía, y estuvo muy dividido por toda la geografía nacional. Aun así, la presencia del quiosco El Calvo en la lista de establecimientos emisores del boleto agraciado convirtió a Martín González en la estrella mediática de la mañana en la ciudad.

El responsable del quiosco charla con varias personas en la calle. |

El responsable del quiosco pasó en cinco minutos de trabajar tranquilamente tras su mampara de seguridad a recibir una camiseta de “vendido aquí” y empezar a posar para los gráficos. Ahora bien, González se mantuvo en todo momento alejado de la euforia, consciente de que había proporcionado una alegría aislada a alguno de sus clientes, pero sabedor también de que el champán estaba corriendo de forma más fluida en administraciones como la que había despachado 450 décimos del 72.897 en Granada.

En todo caso, Martín González se mostró “contento” por estrenarse en estas lides. El responsable del quiosco apenas había vendido algunos premios pequeños en sus seis años al frente del quiosco, por lo que repartir esta pizca del Gordo de Navidad supuso su primera vez, y además en el sorteo con más seguimiento mediático del país.

Ludivina Menéndez, en el establecimiento. | Cedida

Ya más reposado, horas después de la avalancha de prensa y de llamadas que tuvo que atender, Martín González explicó que su deseo es que el premio haya ido a parar al bolsillo de alguno de sus clientes habituales, “de alguien del barrio”. Por lo pronto, ayer por la tarde, el afortunado no había dado la cara ante el dueño del quiosco.

Por lo demás, el sorteo se zanjó con alguna pequeña alegría más en la provincia. La principal, la que se llevaron los clientes de una gasolinera de Toro tras constatar que su décimo era una aproximación del Gordo. También hubo sorpresa positiva en Morales del Vino y en Tábara, con un boleto de un quinto premio en cada localidad.

UN REGALO EN FORMA DE QUINTO PREMIO DESDE ASTURIAS

Ludivina Menéndez Álvarez, gijonesa de 82 años, es la protagonista de una de esas historias, a medio camino entre la tristeza y la alegría, que se viven todos los años en la mañana del día de la Lotería de Navidad. Esta mujer compró hace semanas un décimo acabado en 86 (el 86.986), a la postre uno de los quintos premios, en una administración de su tierra natal. Lo hizo a modo de homenaje a su marido, al que había enterrado minutos antes tras 64 años casados.

Lotería de Navidad en Zamora | Ludivina Menéndez explica la historia de su quinto premio

Lotería de Navidad en Zamora | Ludivina Menéndez explica la historia de su quinto premio LNE

Tras el funeral, la viuda mandó a una de sus allegadas, procedente de Zamora, a comprar ocho décimos. De esos boletos, varios fueron a parar precisamente a la provincia, que ayer recibió parte de los 48.000 euros correspondientes: “Siento mucha pena, nada de alegría. Me decía la lotera que no llorara pero es que no me sale otra cosa”, relataba entre lágrimas la protagonista de esta historia, a la que llamaron por la mañana para avisar de lo que había pasado.

“Me dijeron que había tocado el décimo de Jaimín y les contesté que no me torearan, que no estoy para bromas. No me lo creía”, contaba la gijonesa, que acabó bajando a la administración para preguntar y confirmar lo que había sucedido. La mujer sólo se quedó medio décimo, pero constató que el dinero era lo de menos.