La cátedra de la diócesis de Zamora vuelve a tener inquilino. Ayer, casi quince meses después de que el fallecimiento de Gregorio Martínez Sacristán dejara a la diócesis sin prelado, Fernando Valera se convirtió en nuevo obispo de Zamora. Lo hizo en un extenso oficio celebrado en la Catedral, durante el cual se convirtió en el nonagésimo octavo heredero de San Atilano después de ser ordenado obispo, pues este es su primer destino. Valera comienza su “mandato” en una diócesis muy afectada por la dispersión poblacional y por el envejecimiento y disminución de los sacerdotes. Esta será la primera gran tarea del prelado murciano, arropado ayer por unas 250 personas durante el acto en la Catedral. Con una amplia presencia del clero y de laicos, destacó la no asistencia de ninguna autoridad política zamorana.

Emilio Fraile

Valera fue nombrado obispo y tomó posesión de su puesto en un ritual cargado de simbolismo. Justo a las once de la mañana veneró la Cruz de Carne —reliquia a la que los fieles zamoranos se han encomendado históricamente en tiempos difíciles— para después orar frente a la tumba de su predecesor, ubicada en el trascoro. Durante el rito, gozó de especial significado la invocación a los santos, con el obispo tumbado, boca abajo, en el suelo, y la imposición de los símbolos episcopales: la cruz, la mitra, el anillo y el báculo, regalo llegado desde Murcia que simboliza la labor pastoral que Valera comienza ahora en Zamora.

Valera, en el suelo, durante las letanías de los santos. | Emilio Fraile

Tras los minutos de respetuoso silencio, los asistentes a la ceremonia de la Catedral rompieron en un aplauso cuando el nuevo obispo se sentó al fin en la cátedra, signo que refleja la toma de posesión de sus nuevas responsabilidades en la diócesis. Desde ahí y vistiendo ya los símbolos episcopales Fernando Valera recibió uno a uno a todos los obispos asistentes, que le felicitaron y le dieron la bienvenida al Colegio Episcopal. El último en subir fue Juan María Uriarte, obispo de Zamora entre 1991 y 2000, ahora emérito de San Sebastián y con visibles problemas de movilidad. Uriarte, como el nuevo obispo, recogió también el cariño de los fieles zamoranos.

Ya como obispo, Fernando Valera recogió el testigo del nuncio Bernardito Auza, representante del papa Francisco en España, que hasta ese momento había dirigido la celebración. En presencia de varios obispos más sentados junto al altar de la Catedral —entre ellos Ricardo Blázquez, cardenal arzobispo de Valladolid; o José Manuel Lorca, obispo de Cartagena— el ya prelado zamorano, visiblemente emocionado, culminó con el oficio de ayer y se dirigió por primera vez a los fieles de su diócesis.

Ordenación del Obispo de Zamora, Fernando Valera Emilio Fraile

Valera recogió el cariño de los asistentes en un rápido paseo por la nave de la Catedral, donde aprovechó para saludar a los alrededor de 250 invitados a la celebración. El reducido número de asistentes fue el más fiel reflejo de los tiempos de pandemia actuales. Aunque la cifra es elevada, la diócesis argumenta que la normativa de asistencia a los templos hubiera permitido que 500 personas entraran dentro de la Catedral, cifra a todas luces excesiva a la vista de la situación sanitaria. Al término de la Eucaristía, los ordenantes pidieron a los fieles evitar los saludos personales. “Ya habrá tiempo” cuando la pandemia acabe.

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GALERÍA | La ordenación del nuevo obispo de Zamora, en imágenes Emilio Fraile

El nuevo obispo de Zamora recordó a los afectados por la pandemia en su homilía en la Catedral

Fernando Valera llega a la diócesis de Zamora en tiempos complicados. Lo son por varias razones, pero sobre todo por los efectos que en la salud y en la economía de la provincia está dejando la pandemia de COVID-19. En un acto marcado por las restricciones para luchar contra la propagación de la enfermedad, el nuevo obispo de Zamora se acordó especialmente de los afectados por el virus en su primera homilía en la Catedral de Zamora, pronunciada minutos después de ser ordenado obispo y de que tomara posesión de la cátedra de Zamora. “Hoy de nuevo el Señor nos invita a besar las llegas de los maltratados, los empobrecidos, los que viven las injusticias, todos los que estáis sufriendo el azote de esta pandemia en la enfermedad y en la muerte y también en sus consecuencias de paro y dificultad económica. Los crucificados de la historia. Tantos hombres y mujeres heridos”, aseguró Valera.

El obispo se explayó en los agradecimientos en un día marcado en rojo en su trayectoria. “Al papa Francisco, por elegirme para pastorear la Iglesia que peregrina en Zamora”, a los clérigos reunidos ayer en la Catedral, “a mis padres, a mis hermanos, a sus esposas mis hermanas, mis sobrinos. Al presbiterio y a toda la Iglesia de Cartagena donde he nacido a la fe y me he forjado como pastor”.

Ordenación del Obispo de Zamora, Fernando Valera Emilio Fraile

La diócesis, dijo Valera ante los fieles zamoranos, “es desde hoy mi nueva casa, mi hogar, mi esposa. Vengo a aprender a ser obispo, a trabajar sinodalmente y a servir de corazón”. El obispo reconoció llegar a una diócesis que, con problemas latentes, cuenta con “raíces profundas, situada en la España recia, fecundada en esperanza. Esa reciedumbre, esas raíces, llenas de vida, que tienen que seguir fecundando de Evangelio nuestra historia. Donde hay raíz, hay vida, hay futuro”.

Por lo demás, Valera se acordó “de los que estáis aquí presentes, pero de un modo especial de los que de corazón os hubiese gustado estar y seguís esta celebración por televisión, los enfermos, los que estáis aislados”, apuntó en una nueva referencia a los efectos que el coronavirus tiene sobre la vida cotidiana.

Ordenación del Obispo de Zamora, Fernando Valera Emilio Fraile

Matías Sampedro muestra la preocupación por la "carencia de vocación"

El que ha sido durante más de un año administrador diocesano de Zamora, José Francisco Matías Sampedro, dio la bienvenida a Zamora a Fernando Valera con un retrato de la diócesis que desde ahora representa. “Viene a una diócesis con más de once siglos de historia y algunos más de fe cristiana ya vivida en estas tierras. El número 98 en la sucesión apostólica. Una Iglesia ubicada en la denominada “España vaciada”, que empezó a serlo cuando usted daba los primeros pasos, y que se ha ido desangrando a lo largo de estas seis décadas hasta despoblar los pueblos y convertirlos en lugares de gente mayor, resignados a su suerte, nostálgicos de tiempos pasados y sin más esperanza, en muchos casos, que el discurrir cotidiano”.

ORDENACION NUEVO OBISPO DE ZAMORA FERNANDO VALERA-199.jpg Emilio Fraile

Por otro lado, Matías Sampedro mencionó la preocupación de la diócesis por la carencia de vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada, destacando la presencia de dos jóvenes en el Seminario Mayor. “Preocupa, seriamente, no es para menos, el tema vocacional a todos los niveles, tanto para el ministerio ordenado como para la vida consagrada. En relación al primero, hay que señalar que el Seminario Mayor tiene dos alumnos, y en el Menor, con enseñanza académica de Educación Secundaria Obligatoria, están 43, con distintos niveles de planteamiento y respuesta vocacional”.

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El nuevo obispo, puntualizó Matías Sampedro, se hace cargo de una diócesis de casi 7.000 kilómetros cuadrados, con una población de más de 150.000 habitantes y con 303 parroquias agrupadas en siete arciprestazgos. Hay 82 sacerdotes en activo y 22 jubilados, siete congregaciones de vida contemplativa y 16 de vida apostólica. Pidió, además, tener en cuenta el peso de la religiosidad popular. “Es un elemento a valorar y tener en cuenta en esta Iglesia de Zamora: cofradías y hermandades, romerías, manifestaciones de uno u otro tipo”, apuntó.

Ordenación del Obispo de Zamora, Fernando Valera Emilio Fraile