A la cantante y compositora María Peláe, la mayor popularidad le ha llegado en plena pandemia gracias a un estilo desenfadado e innovador en el que mezcla los ritmos folclóricos con estilos urbanos acompañados por unas letras cargadas de ironía y crítica social. El próximo sábado, 19 de diciembre, la artista visita por primera vez Zamora para presentar sus últimos éxito sobre las tablas del Teatro Ramos Carrión.

–En el repertorio que traerá a Zamora no faltarán sus últimos grandes éxitos, cargados de ironía y crítica social, ¿qué efecto o reacción pretende causar en el público?

–Lo que siempre digo cuando empiezo los conciertos es que la gente por lo menos salga una mijita más feliz de lo que ha entrado, ese es mi objetivo principal. Me encanta irme a los dos extremos musicales porque te puedo cantar algo con toda la ironía o todo el sentido del humor, pero también hay una parte del concierto en la que me quedo sola con mi guitarra, como vengo haciendo desde hace doce años, y vuelvo a las canciones prototipo de autor porque yo soy cantautora. Pienso que ya que te van a escuchar por lo menos di algo y por eso cada canción tiene un mensaje muy concreto. Lo mismo te canto una canción que se llama “Doloría”, que habla de la historia de mi abuela, que te canto “La niña, con la que hago una crítica social de ciertos tabúes. En mitad del concierto también puedo cantar la canción “Soy”, que es un resumen de todo lo que he venido haciendo musicalmente hasta el día de hoy. Paso por muchos extremos y entre medias el objetivo es que la gente se divierta, disfrute y salga del concierto con mariposillas.

–El humor es el principal ingrediente de sus canciones, ¿es más necesario ahora buscar motivos para reírse con la que está cayendo?

–Sí, pero no solo a nivel profesional o encima de los escenarios. Yo creo que cuando estamos de fiesta y todo va bien es muy fácil reírse y tomarse una copa, pero ahora es cuando hay que echarle papa, como dicen los flamencos. Si tienes sentido del humor y alegría hay que sacarla lo máximo posible por si hay personas a las que les puede costar un poquito más. Tanto en redes sociales como en los conciertos intento sacar mucha alegría, aunque como todo el mundo tengo mis días de bajones. La gente está ávida no solo de alegría, sino de arte, de venir a conciertos y de disfrutarlos. Al principio había muchas dudas y la gente venía casi con miedo, pero a la vista está que se pueden hacer las cosas y que la cultura es cien por cien segura. Se cumplen todas las medidas habidas y por haber y el público solo tiene que preocuparse de disfrutar.

–Acaba un año especialmente complicado en el terreno artístico en el que, sin embargo, a usted le han llegado grandes reconocimientos y su mayor popularidad, ¿qué balance realiza?

–Yo tengo algunas amigas que les hace mucha gracia y me dicen que después de llevar doce años dando bandazos justo este año, que ha sido regular para todo el mundo, parece que yo estoy en el candelero. En este sector siempre estamos en la cuerda floja y nos hemos acostumbrado a vivir en situaciones extrañas. No saber lo que vas a cobrar a fin de mes te genera un instinto de supervivencia de forma que, te echen lo que te echen, tiras para adelante. Si algo he aprendido, sobre todo después del tiempo que hemos estado encerrados en casa, es no dar las cosas por hechas y vivir al día y lo que vaya viniendo bienvenido sea y muy agradecida.

–¿Le ha sorprendido este reconocimiento después de una trayectoria tan larga?

–Yo siempre he sido un poco cómica, no me extraña que justo me pase esto cuando hay una pandemia. Lo raro es que me pasara en una situación normal. Estoy acostumbrada a que me pasen cosas raras y me lo tomo todo según vaya viniendo. Al mismo tiempo soy consciente de todo lo que está pasando y, aunque profesionalmente me ha ido bien, no ha sido un año bueno. A nivel personal y familiar han pasado cosas.

–Grabó vídeos para animar el confinamiento, ¿qué papel cree que han jugado las redes sociales para darse a conocer?

–Las redes sociales son un arma maravillosa si se usa bien, pero un móvil puede ser un arma de destrucción masiva si tienes mucha mala leche. Yo en mi caso, al igual que otros muchos artistas, intentamos sacar otro lado o poner otro foco porque ponías la tele y todo eran malas noticias. A nivel artístico muchos hemos intentado despejarnos un poco. Yo hice conciertos en streaming, pero al final tuvimos que cortarlo porque nos dedicamos a esto y teníamos que concienciar a la gente de que la cultura no viene del aire. La situación está muy jodida y no solo estamos nosotros, sino los técnicos de sonido o de luz, hay mucha gente trabajando en esto. La verdad es que yo me lo pasé muy bien, en el momento en el que se me quitó el bicho.

–¿Estuvo enferma de coronavirus?

Sí, nada más empezar. Yo me autoconfiné cuatro días antes porque me encontraba mal. Estuve una semanita bastante regular y el primer día que me disfracé y me vestí era cuando me encontraba mejor y estaba tan contenta que decidí vestirme de Nochevieja y salir a aplaudir a los sanitarios.

–La llaman la Lola Flores del siglo XXI, su estilo inclasificable le ha llevado a mezclar lo folclórico con los ritmos urbanos, ¿es necesario buscar nuevos fórmulas para renovar los estilos más tradicionales?

–Yo creo que cada uno busca su fórmula y, en mi caso, creo que soy la mezcla de todo lo que he escuchado y de lo que he ido aprendiendo. Yo de pequeña escuchaba desde Celia Cruz, a Lola Flores pasando por Areta Franklin y es normal que a la hora de escribir en vez de letras rápidas me salían “pregonadas”. Me expreso como he aprendido a expresarme. Más que buscar que es lo que tengo que hacer para que funcione bien, ha sido todo más intuitivo. En el último proyecto, cuando hemos sacado los temas de “La niña” o “En casa del Herrero” si lo hemos pensado más para ver cómo llegábamos a más gente sin cambiar mis formas. Hay una diferencia grande de producción entre el disco Hipocondría a lo último que hemos hecho.

–¿Y qué les dice a los que le dicen que hay que conservar la esencia aunque sea a costa de llegar a menos gente?

–No está reñido conservar la esencia con llegar a más gente. Yo creo que hay un “sambenito” porque llegar a más gente y hacer llegar tu mensaje es, al final, lo que todos queremos. Como cantautora la primera vez que vino un percusionista conmigo ya me decían que ya no era tan cantautora. Al mismo tiempo la gente te pide más. No pasa nada por investigar e investigarte a ti misma y probarte con diferentes vestidos y cuando entendí eso me relajé mucho

–¿Cuáles son sus metas artísticas? ¿Aspira a traspasar fronteras como otras artistas transgresoras como Rosalía?

–Nunca me he propuesto metas muy locas. Después de doce años, cuando vienes del pico y pala vas con un ojo cerrado y otro abierto y disfrutando del día a día. No me gusta ser pretenciosa. Por pedir, ilusionarme o soñar, hay muchas cosas que me gustaría, pero cuando vayan llegando las iré diciendo.