El confinamiento se les hizo todavía más largo que al resto de la sociedad, pero están adaptándose a esta nueva normalidad gracias al apoyo diario de la asociación Feafes Zamora. Los cerca de cuarenta usuarios con diversas enfermedades mentales —con edades a partir de los 18 años— retoman los talleres que se imparten en el local ubicado en el barrio de Pinilla, que ha estrenado recientemente nuevo mobiliario gracias al apoyo de la Fundación Alimerka. El principal objetivo es la integración. “Las actividades del centro de día están orientadas a la atención integral. Se supone que ellos tienen dificultades para acceder al mercado laboral y lo que se intenta desde aquí es promocionar su autonomía y su vida activa, para lograr una integración social y laboral dentro de la comunidad”, resume María José Domínguez, directora del centro. Para ello desarrollan diferentes talleres y también cuentan con tres viviendas con servicio de apoyo, donde grupos de usuarios realizan una vida totalmente autónoma.

Ella forma parte de un equipo que se completa con una psicóloga, una trabajadora social, una preparadora laboral, una educadora y una monitora de vivienda, además de cuidadores. Un grupo que ha realizado una labor todavía más intensa durante el confinamiento. “Fue todo muy imprevisto, de un día para otro se tuvieron que cerrar las actividades presenciales y, aunque en un principio pensábamos que sería por un corto periodo de tiempo, al final se alargó durante tres meses, así que nos tuvimos que readaptar”, recuerda.

Este reacondicionamiento fue posible, en gran parte, gracias a las nuevas tecnologías. “La atención no se rompió en ningún momento”, subraya la directora, quien reconoce que el déficit que tenían algunos usuarios con las nuevas tecnologías hizo que se llegara incluso a repartir casa por casa cuadernillos de trabajo para que tuvieran actividades que hacer en sus domicilios. “Veíamos la necesidad que había también con la desescalada y el sobreesfuerzo de todos los profesionales ha sido grande, sin horarios, apoyando a gente que necesitaba una atención diaria y constante, ya fuera telemática o de manera presencial”, valora la directora de Feafes Zamora.

Esquizofrenia en su mayoría, pero también trastornos de conducta o bipolares son las dolencias más habituales de los usuarios de Feafes, lo que conlleva a una atención individualizada. “Es esencial, porque nuestro programa de rehabilitación está centrada en la persona, con un itinerario personalizado para ajustar las diferentes áreas donde se van a prestar los apoyos. Y ellos son los que, a través de sus intereses y preferencias, van a decidir lo que necesitan”, detalla. Porque se trata de personas que no tienen anuladas sus capacidades para decidir, así que ellos mismos eligen qué es lo que les gusta. Así, las actividades ocupacionales y prelaborales están individualizadas, ajustadas a su itinerario. “Nosotros solo somos figuras de apoyo”, remarca la directora del centro, otorgando así espacio a la capacidad de elección de los usuarios.

Desde Feafes también se apuesta por la inserción social a través de actividades con otras entidades como Menesianos o Cruz Roja, la participación en iniciativas de la Biblioteca Pública del Estado –como lectura fácil o magia inclusiva— o su participación en torneos deportivos. “Con la pandemia se han limitado y es algo que reclaman muchísimo”, reconoce la directora. “El ocio al menos se ha podido mantener y volvemos a las salidas de fin de semana”, añade.