Las medidas de alivio para la hostelería adoptadas por la Junta de Castilla y León de cara al puente alivian lo justo. Esa, al menos, es la sensación que tiene el sector en la provincia de Zamora. Ayer, primer día de apertura permitida de terrazas, no fueron muchos quienes se animaron a dar el paso. El lastre del mal tiempo y la imposibilidad de recibir visitantes ha pesado demasiado para los empresarios, que prefieren esperar a ver cómo se desarrolla la situación para decidir sobre la reapertura. Quienes sí apostaron por sacar mesas y sillas, notaron reticencias por parte de los ciudadanos a sentarse en ellas. La situación, aunque con menos restricciones, continúa siendo preocupante.

La terraza del bar La Fontana, en los jardines de Eduardo Barrón, con dos mesas de clientes. | Nico Rodríguez

“Esto no va a ir hacia arriba hasta que nos permitan abrir el interior del local. Y a ver cómo”. Estas palabras las pronunciaba ayer Ricardo García Suárez, propietario del bar La Fontana, en los jardines de Eduardo Barrón. Pese a la amplia terraza cubierta que tiene desplegada sobre la arena de la zona, la sensación no es ni mucho menos buena. “Hemos abierto casi por obligación, pero está siendo todo muy flojo”, señalaba durante las primeras horas de apertura permitida. Ciertamente, durante todo el día de ayer, resultaba complicado ver una terraza a buen ritmo en toda la capital. Y eso, entre las pocas que se animaron a abrir.

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Las terrazas regresan a Zamora pese al frío Nico Rodríguez

Una de ellas fue la del bar La Galerna, en plena calle de Tres Cruces. El hostelero Ricardo Viñas servía dos cafés mientras valoraba de manera positiva esta reapertura parcial, aunque con matices. “Estamos toreando como podemos, pero vamos a tardar en solucionarlo”, expresaba a pie de calle. Su terraza también está acondicionada para el invierno, aunque eso no va a ser suficiente frente a la predicción meteorológica de este puente de la Constitución. “Es una pena que, cuando por fin nos dejan abrir, nos viene este frío”, comentaba el empresario.

La realidad es que estos cinco días de asueto –para el que los tenga– no se presentan nada halagüeños si el objetivo es llenar terrazas. Las temperaturas van a caer de manera estrepitosa y la nieve amenaza en diferentes puntos de la provincia. Eso, unido a la imposibilidad de recibir viajeros, puede lastrar el pretendido alivio de la Junta de Castilla y León, que el pasado jueves decidía apostar por la reapertura generalizada de terrazas en toda la comunidad.

Clientes en la terraza del bar La Galerna en la calle de las Tres Cruces. | Nico Rodríguez

En la zona de pinchos por excelencia, tres personas tomaban ayer a duras penas un aperitivo a media mañana. “Mira cómo están los clientes; la verdad es que es una verdadera pena”, se lamentaba tras la barra el camarero del bar Caballero. Como él mismo relataba, en este espacio se trata de “entrar y salir de un bar a otro”, pero ahora eso resulta imposible. Una vez más, la coincidencia entre hosteleros resulta contundente a pesar de encontrarse en zonas muy diferentes de la capital. “Nosotros necesitamos que la gente pueda entrar, pueda tomarse aquí su vino y su tapa tranquilamente... ¿Con esto de las terrazas? Pues bueno, sí, se hace algo, pero no es lo mismo”, afirmaba el profesional.

El escenario que anhelan los empresarios de la hostelería no llegará, en principio, hasta la semana próxima. Será a partir del jueves cuando la Junta de Castilla y León pueda anunciar que la provincia de Zamora pasa al denominado nivel tres, ese en el que se alivian de verdad las restricciones y se permite abrir bares y restaurantes, instalaciones deportivas y gimnasios. En ese punto están provincias como Segovia, Ávila, Salamanca y León, mientras que el resto de la comunidad ha de conformarse con esta apertura parcial de terrazas.

Para el empresariado, hasta que llegue ese momento, la situación no cambiará ni un ápice. “Los zamoranos están retraídos y es normal, con todo lo que se está diciendo todos los días; así que solo podemos esperar y confiar en que la situación va a mejorar a lo largo de los próximos días”, ambicionaba ayer Ricardo García Suárez. El objetivo, hasta que eso ocurra, será bajar de 400 casos por cada 100.000 habitantes.