Fue, dice, una cuestión de supervivencia. “Estuvimos a punto de desaparecer”. Este fue el principal aliciente de para Miguel Ángel Regueras cogiera hace cinco años las riendas de la hermandad más joven de la Semana Santa zamorana, Jesús de Luz y Vida y “poco a poco, con mucho trabajo, tranquilidad y sin alharacas”, la haya devuelto a la senda de la normalidad, en disposición de alzar el vuelo a poco que los hermanos y hermanas se lo propongan.

No es Regueras partidario de echar la vista atrás, ni siquiera para hacer balance, sino más bien de mirar al futuro, que, por razones personales que prefiere no airear le aleja de momento de la cofradía. “Se lo he comunicado, personalmente y por carta, a la junta directiva y me he dado de baja del grupo de whatssapp, porque si ya no estoy de presidente tampoco quiero interferir”, afirma una persona que conoce bien lo que es Luz y Vida ya que participó junto a otras personas (como la propia Carmen Manso que ha quedado como presidenta en funciones para conducir a la cofradía al proceso electoral del día 19 de diciembre) en la fundación de la hermandad.

Luz y Vida no ha tenido un camino fácil desde prácticamente su fundación. Le costó tiempo ser admitida en el seno de la Junta de Semana Santa, encontrar la fecha definitiva para salir en procesión e incluso tuvo problemas económicos para pagar el encargo del paso.

Tuvo también puntos a favor, como la propia idea fundacional de Manuel Espías o el hecho de que fuera en su tiempo una de las pocas hermandades realmente mixtas, donde las mujeres podían salir cubriéndose con el caperuz como los hombres, lo que propició que atrajera también a muchos jóvenes.

Conflictos

La novedad pasó y surgió otro conflicto en el seno de la hermandad que produjo una profunda división e hizo tambalear la estructura de la cofradía amén de propiciar la salida de muchos hermanos en forma de bajas.

Un conflicto que se sustanció con la dimisión del anterior presidente, Jesús de la Concepción y la constitución de una junta gestora que convocó las elecciones a las que se presentó Miguel Ángel Regueras y su equipo, que se pusieron manos a la obra para evitar la quiebra económica y poner en orden la normalidad de la hermandad. Una tarea que pensaba continuar, ya que hace justo un año se presentaba de nuevo a las elecciones y era reelegido de nuevo para un segundo mandato, que no ha llegado a culminar por motivos personales y quedará en manos de otras personas. “Hay que olvidarse del pasado y arrimar el hombro para que el futuro sea lo más interesante posible”, reflexiona Regueras, consciente de que a la hermandad le conviene crecer para poder volver a lo que un día ya fue esta hermandad, creada con la finalidad de rendir homenaje a los difuntos de la Semana Santa y que realizar un original recorrido hasta el cementerio.

Habrá que ver ahora quién toma el testigo de la hermandad que durante unos días dirigirán Carmen Manso y Sandra Turrado como, respectivamente, presidenta y secretaria en funciones.

Las votaciones para elegir al nuevo presidente de Luz y Vida se celebrarán en la Casa del Cofrade de la Real Cofradía del Santo Entierro, sita en la Rúa de los Francos, el mismo lugar donde la hermandad oficial de la Semana Santa de Zamora elegirá, este mismo sábado, el nombre de la persona que ha de sustituir a Graciliano Hernández en la presidencia. Una posibilidad, aún no confirmada es que opte a presidir Luz y Vida alguno de los directivos que han acompañado a Regueras durante estos años.