El creciente ritmo de fusiones bancarias amenaza con aumentar la “desertización bancaria” que sufre la provincia de Zamora, el territorio del país con más porcentaje de población alejada de una sucursal bancaria. Los últimos datos del Banco de España indican que el 25% de los ciudadanos de la provincia, residentes en el 75% de los núcleos de población de menor tamaño, viven en una localidad sin sucursal bancaria. Muchos son personas mayores con dificultades a la hora de acceder a sus finanzas. Un elevado porcentaje reside en localidades donde solo hay una sucursal bancaria, por lo que se encuentran en serio riesgo de tener dificultades de acceso a su dinero si se producen nuevos cierres en el entorno rural. En otras palabras, solo 62 pueblos de Zamora tienen oficinas bancarias y en muchos de ellos solo hay una sucursal.

Los datos no engañan. Zamora tenía 256 oficinas financieras —se incluyen bancos y cajas— al término del año 2008, en el mismo estallido de la burbuja del ladrillo. La cifra ha menguado hasta las 128 de la actualidad. Es justo la mitad. Las fusiones que se están experimentando dentro del sector, unidas a una tendencia digital creciente y que se ha visto acelerada por la pandemia, tendrán como única consecuencia el cierre de más oficinas.

Una de las fusiones bancarias que suenan con más fuerza afecta de lleno a la provincia de Zamora. Es la que plantean Unicaja Banco —heredera de Caja España, fruto a su vez de la extinta Caja de Zamora— con la entidad Liberbank. Con todo, el impacto de este movimiento financiero podría ser en la provincia más limitado que en otras zonas de la comunidad autónoma y del país. Unicaja cuenta con una amplia red de sucursales en la provincia de Zamora —48 oficinas en total, muchas de ellas en el entorno rural— pero Liberbank no está ni siquiera presente en Zamora. No existen, por lo tanto, duplicidades, por lo que una reestructuración de la red obedecería más a movimientos que se decidan en el seno de la entidad que a un solapamiento de oficinas que ni siquiera existe.

Con CaixaBank y Bankia sucede algo similar. La presencia de la segunda entidad es más limitada en la provincia de Zamora. La caja catalana, por su parte, sí está más implantada en la provincia, con un total de diez oficinas repartidas entre la capital y los principales núcleos de población de Zamora.