Desde que fue instalada hace poco más de una semana en la plaza de Sagasta de Zamora capital, la escultura de “Adán después del pecado”, de Eduardo Barrón, acapara todas las miradas. Al pasar junto a la esbelta figura, que mide 2.10 metros de altura sumados al pedestal de 1,40 metros, son muchos los viandantes que detienen su camino para contemplarla o incluso retratarla con sus móviles o cámaras.

Su colocación ha supuesto una transformación de la fisonomía de este céntrico enclave del casco histórico, aunque la ubicación exacta elegida dentro de la plaza y sobre todo su orientación no convence a más de uno. “La estatua está justo de espaldas a la farola que hay al lado, por lo que por la noche no se ve bien y las fotos salen mal”, critica S. M, un jubilado zamorano que ha interrumpido su paseo para contemplar la escultura.

Tampoco está de acuerdo con la iluminación, en este caso solar, Francisco Iglesias Carreño, quien opina que “para que le dé el sol de frente habría que girarla 180 grados”. Otra pega respecto a la ubicación que ocupa la estatua en la plaza es que “al final parece una gymkana de obstáculos al estar situada entre tantas farolas”. Aún así, considera un acierto que “la estatua, que es preciosa, se exhiba y amplíe las obras de Eduardo Barrón existentes en Zamora”.

Otra viandante, E. I, en este caso palentina, también destaca el efecto de apelotonamiento que provoca la estatua en el conjunto de la plaza. “Hay muchas cosas en la plaza y yo la habría puesto en un sitio más despejado”, según opina.

Más satisfecha con la ubicación y orientación de la escultura se muestra M. M, quien aplaude que la estatua mire hacia San Torcuato y Santa Clara y no al contrario “porque siempre viene más gente de esas calles y, por lo tanto, se la encuentran de frente”. A su lado, B. P. destaca que “la estatua hace que la plaza de Sagasta no sea solo un lugar de paso, sino que al pararte a ver la estatura ya te fijas en todo lo demás que se puede ver aquí”.

Al margen de las controversias, Zamora ha ganado con esta estatua un segundo icono del legado del escultor de Moraleja del Vino, que se suma a la figura de Viriato.

Estas son las dos preguntas realizadas:

¿Cree que la ubicación de la escultura “Adán después del pecado”, de Eduardo Barrón, resulta adecuada en la plaza de Sagasta de Zamora?

¿Qué opina sobre la orientación de la estatua hacia el este, mirando a la confluencia entre San Torcuato y Santa Clara?

Y éstas, las respuestas:

Opiniones sobre la escultura de Barrón en la plaza de Sagasta.