La isla de Los Conejos vuelve a ver pasar al río Duero sin sufrir los envites del chorro de agua que se colaba por el gran agujero abierto en el azud próximo a las aceñas de Cabañales, de casi veinte metros de largo, que amenazaba la integridad de la ribera del atolón. La reparación se ha ejecutado en tiempo récord, apenas veinte días desde su comienzo en la segunda semana del mes, gracias al trabajo intensivo de los operarios de la empresa adjudicataria, Recorsa, empeñada en sortear las crecidas del río y la temporada de lluvias intensas.

La buena gestión de la obra, tras haber realizado en verano un minucioso estudio de las previsiones del caudal del río y el hecho de que haya subido solo 10 centímetros respecto de la época de estío ha favorecido la contención del mismo. Esta circunstancia y la escasa lluvia registrada en este mes de noviembre han facilitado las labores de entre seis y ocho operarios que han trabajado de forma intensiva. Y ha facilitado la función del pequeño dique levantado para aislar la zona de la presa a reparar y mantenerla sin agua para la reconstrucción de la presa.

Junto a esos factores, que han permitido una planificación al milímetro del tajo diario, la posibilidad de usar grava y arena extraída del propio cauce para llevar a cabo el arreglo del azud ha resultado decisiva a la hora de terminar cinco semanas antes de lo previsto por el Ayuntamiento de Zamora, que adjudicó el proyecto con una previsión de ejecución de dos meses. Y es que el 75% de los elementos empleados en esa tarea procede del fondo del Duero, “apenas han tenido que traer material de fuera”, lo que ha agilizado la obra porque “no es lo mismo tener que traer camiones de arena o grava para el arreglo del azud”, explican fuentes municipales. De hecho, solo se usó material de fuera del cauce para asentar los dos elementos de hormigón colocados a modo de puente para entrar al río y las grandes piedras de contención para evitar derrumbes del camino construido para acceder a la zona deteriorada de la presa. En principio, se creyó que el agujero sería de seis metros, pero durante la obra se descubrió que gran parte del socavón discurría por debajo del azud, aún así, se ha actuado con gran rapidez.