La escritora zamorana Encarnación Alonso rescata en su nuevo libro, “Historias entre líneas a través de mis ojos”, el peculiar relato de un vecino de El Cubo del Vino que luchó en la guerra de Indochina y al que se dio por muerto tras desertar de la Legión. Él es el protagonista del tercer título de esta narradora autodidacta para la que escribir se ha convertido en la mejor manera de superar la pérdida de seres queridos.

–¿Qué historia cuenta en a través de las páginas de su nuevo libro?

–Recoge varias historias, pero la que más está gustando y está teniendo más aceptación es la de una persona que combatió en la primera guerra de Indochina. Era un vecino de El Cubo del Vino, que desapareció del pueblo sin despedirse de nadie, ni siquiera de su familia. Se enroló en la Legión española y estuvo en Ceuta y Melilla, pero desertó y se unió a la legión francesa. Le prepararon para combatir en Indochina porque solo mandaban a los mejores.

–¿Qué tipo de personalidad tenía este vecino del pueblo para embarcarse en esa aventura?

–Era una persona muy inquieta e inconformista. Quería ser famoso y se sentía como un líder. Luchando con la legión francesa contra el líder Ho Chi Minh también vuelve a desertar y se unió a los contrarios. De hecho, durante mucho tiempo los padres no supieron donde estaba y recibieron una carta de la legión en la que lo daban por muerto. La madre incluso encargó al cura misas en el pueblo en su memoria cuando pensaba que había muerto.

–¿Tuvo la oportunidad de conocer a esta persona que encarna al protagonista de su novela?

–Sí, porque después de todas las vivencias que tuvo, al final pidió que le devolvieran a España. La sorpresa fue esa que, después de cerca de nueve años que estuvo desaparecido, regresa vivo. Vivió durante unos años en El Cubo, donde se casó, y luego vivió siempre en Asturias. Me da mucha pena porque ha muerto hace solo dos meses, con casi 90 años, y su ilusión era que se contara esta historia y al final no la ha podido ver publicada. Su familia y sus hijos me han mandado mensajes de agradecimiento.

–¿En qué época concreta se sitúa su nuevo libro?

–Toda la historia se desarrolla en los años 50. El libro cuenta la primera guerra contra Indochina, no la que luego se produce con los americanos. Vivir algo así en aquellos años daba para muchas vivencias y aventuras increíbles que él luego me contó y he escrito en el libro.

–¿Qué partes de la novela son reales y cuáles ficticias?

–Es una historia novelada, está basada en hechos reales, pero hay que tener en cuenta la inventiva, yo no sé escribir sin ella. El protagonista de mi libro se llama Prada, que era su segundo apellido real.

–¿Qué otras historias se van a encontrar los lectores en este libro?

–Son vivencias mías que también he querido plasmar, sobre los emigrantes que llegaban al País Vasco en la época de ETA. También he incluido notas de confinamiento, que son una especie de diario del confinamiento que pasamos en marzo. Entonces ya tenía el libro acabado, pero he querido reflejarlo en el libro porque era algo que nos estaba tocando vivir en esos momentos. De hecho, grabé un vídeo para el Museo Etnográfico donde contaba esas vivencias.

–En cuanto a la portada, ¿por qué ha incluido una imagen de la estación de tren de El Cubo del Vino?

–En la portada aparece una imagen de la estación de tren de El Cubo del Vino de 1956 y ha sido comprada al Museo del Ferrocarril de Madrid, donde he dejado dos ejemplares para que forme parte de sus fondos.

–¿Qué supone publicar su tercera novela tras empezar su vocación literaria de forma autodidacta?

–Escribir me ha ayudado mucho porque en poco más de tres años me he quedado sin mi familia. Murieron mis padres y es cuando empecé a escribir, pero también murió mi hermana a los dos años y después su hija de 40 años. Escribir me ayuda a evadirme y me ha servido muchísimo. Escribir ha sido una terapia. Mi vida cambió por completo porque yo vine de Bilbao a vivir a un pueblo pequeño en el que apenas ves gente y escribir ayuda mucho.

–¿Habrá una cuarta aventura literaria?

–Mi proyecto ahora es escribir cuentos para mis nietas. No sé si los publicaré o no, pero es a lo que me quiero dedicar en estos momentos. Creo que con los demás libros que he escrito he contribuido dentro de mis posibilidades a entretener a la gente. Además he donado algunos de mis libros a la Asociación de Esclerosis Múltiple de Valladolid.