La sombra del fracaso sobrevuela de nuevo por encima del antiguo edificio del Banco de España, si es que alguna vez se marchó de ese lugar. Hoy se cumple un mes desde el inicio del plazo de ejecución para los trabajos que deberían transformar el inmueble en cuartel para la Policía Municipal, pero la adjudicataria no está y tampoco hay quien espere su llegada. El Ayuntamiento de Zamora, de hecho, ya se ha puesto “en lo peor”. Y lo peor sería que la unión de empresas formada por las constructoras Emergis y Alea no apareciera por la capital. Lo peor sería que, pasados los cuatro meses de plazo para concluir los trabajos sin que estos estuvieran concluidos, se procediera a la rescisión del contrato. Lo peor sería constatar, por segunda vez, la espantada de una adjudicataria en un proyecto que no consigue arrancar después de cinco años.

Tras la reja del Banco de España, cerrada a cal y canto, apenas se pueden distinguir unos bloques de ladrillo que llevan el sello de la primera de las adjudicatarias. Nadie ha abierto esa puerta pasado un mes desde que el plazo de ejecución comenzara a correr. La nueva UTE encargada dispone de cuatro meses para concluir un proyecto al que le restan dos tercios del total. Pero parece complicado que, a mediados de febrero, pueda darse por terminada una obra que ni tan siquiera ha comenzado.

Una vez más, son los problemas económicos los que se esconden detrás de este incumplimiento de contrato por parte de la adjudicataria. De hecho, desde un inicio, la UTE mostró su recelo sobre el proyecto. Ocurrió a la hora de firmar el acta de replanteo el pasado 24 de julio, cuando los representantes de Alea y Emergis mostraron sus discrepancias sobre unidades de obra cuya valoración, a su juicio, no se correspondía con el coste real. Sin embargo, la dirección de obra –que ha sido externalizada– apuntó que todo el proyecto es tal y como figura en los papeles y así está documentado, por lo que se declararon infundadas las reservas y se instó a cumplir con lo acordado. Algo que, a todas luces, no ha ocurrido.

El concejal de Urbanismo y Obras, Romualdo Fernández, ha asegurado no haber recibido ningún tipo de comunicación por parte de la UTE sobre por qué no se ha personado en las obras, habida cuenta de que ya se ha consumido uno de los cuatro meses de los que disponía para arrancar. “No se han puesto en contacto con nosotros, por lo que nos estamos poniendo en la peor de las situaciones”, ha señalado el edil. El Ayuntamiento de Zamora, pese a las circunstancias, estaría atado de pies y manos hasta que ese plazo expire. “Tenemos que esperar a que concluyan los cuatro meses e iniciar los trámites de rescisión del contrato, además de gestionar la incautación de la fianza y las posibles penalizaciones”, ha comentado.

La realidad es que nadie en la Casa de las Panaderas confía en que la adjudicataria llegue a presentarse en las obras. Es algo que “dicta el sentido común”, como así ha reconocido Romualdo Fernández. Pero no deja de ser preocupante que sea la segunda empresa que decide abandonar las obras tras constatar que no podrán realizarlas con el presupuesto asignado. Cabe recordar, además, que tras la huida en primera instancia de la UTE Urvios-Proforma con apenas un tercio del proyecto ejecutado, el Ayuntamiento de Zamora lo sacó de nuevo a licitación en un procedimiento que quedó desierto por falta de ofertas. Un indicativo de que el precio calculado por la maquinaria municipal no era competitivo en el mercado actual. Se incrementó la partida presupuestaria y fue adjudicado, a la baja, a esta UTE Emergis-Alea, que también dudó del precio en la primera ocasión que tuvo. Los motivos económicos son, en definitiva, el denominador común de estos fiascos.

LA LICITACIóN SE RESOLVIó CON LA POLéMICA BASE DE LA OFERTA MáS ECONóMICA

El Ayuntamiento de Zamora suele resolver las licitaciones escogiendo la oferta que presente una baja más importante, dado que así se establece de manera habitual en los criterios que preceden a cualquier contrato. En este segundo proceso de contratación de la obra del Banco de España, el Ayuntamiento de Zamora escogió a la UTE formada por las constructoras Emergis y Alea por haber presentado la oferta más ventajosa en términos económicos, con una baja del 13,5% sobre el presupuesto de licitación, lo que le permitió obtener 80 puntos de los 95 con los que ganó el concurso. En total, la rebaja fue de unos 120.000 euros sobre el montante total, de manera que el contrato se cerró en 769.900 euros. A pesar de la baja, esta cantidad es 130.000 euros superior a la que primigeniamente se dedicó a este proyecto, que fue de 633.000 euros.

Esta política ha sido ampliamente criticada por parte de la oposición. Tanto Partido Popular como Ciudadanos han mostrado su disconformidad con esta práctica y ha sido la formación naranja la última en cuestionar su idoneidad, precisamente, en lo tocante a esta obra del Banco de España. La portavoz municipal, Cruz Lucas, ha afirmado “temer” que se produzca una nueva espantada de esta adjudicataria y que ello suponga “otros cuatro meses perdidos” a sumar a los que ya lleva de demora este proyecto. “Ha pasado un mes desde el inicio del plazo de ejecución y hemos comprobado que no hay nadie trabajando y todo sigue igual”, ha señalado. “Por eso, pedimos al equipo de Gobierno que explique qué está sucediendo y qué va a hacer si no se ejecutan las obras dentro del plazo”, ha añadido la concejala.

Por el momento, el procedimiento obliga al Ayuntamiento de Zamora a esperar movimientos de la empresa y consumir el plazo de ejecución de estos cuatro meses antes de actuar, según ha aclarado a este diario el equipo de Gobierno, dado que el movimiento en la obra brilla por su ausencia.