La hostelería deja de contribuir, cada día, con cerca de 600.000 euros al Producto Interior Bruto de la provincia mientras dura su cierre. Es el cálculo del impacto que supone en la maltrecha economía de la provincia el cierre de un sector que aporta más del siete por ciento del PIB. Zamora no es una provincia que destaque por su capacidad industrial, por lo que la importancia del sector servicios es capital a la hora de dibujar un panorama global de la economía de la zona. En esta línea, el cierre durante dos semanas de la hostelería y restauración supondrá un “bocado” de alrededor de diez millones de euros para la economía de la provincia, mucho para unos números que se mueven en el abanico que se maneja en Zamora. Si el cierre se amplia durante más tiempo el contador sigue sumando.

Los datos vienen a añadirse a los recientemente publicados por Unicaja Banco en su informe sobre la situación económica de las provincias como consecuencia del impacto del COVID-19. En el documento, la entidad financiera reconocía el impacto de la situación en la hostelería a la hora de pronosticar un incierto futuro para la economía de la provincia. De hecho, el documento cifra en cerca de un veinte por ciento la caída del Producto Interior Bruto que se produjo en el segundo trimestre del año, el que en buena medida estuvo protagonizado por el confinamiento total para frenar el avance de la pandemia. En mayo, con la paulatina apertura de la actividad económica, se comenzó a generar riqueza, aunque de una forma mucho más lenta. Las previsiones de Unicaja Banco indican que la economía de la provincia caerá entre un 10,6 y un 12,8% en el conjunto de 2020 como consecuencia de rebote experimentado en el verano y siempre confiando en que la situación se mantenga.

Sin embargo, cierres sectoriales como el que ahora afecta a la hostelería —y que mantiene también cerrados los recintos deportivos cubiertos y muchos comercios del Centro Comercial Valderaduey sin salida directa a la calle, aunque su impacto en el PIB es menor— pueden suponer que la caída global de la riqueza de la provincia en el conjunto del año 2020 sea mayor que la esperada. Las previsiones no barajaban un cierre de la hostelería como el que la semana pasada aprobó la Junta de Castilla y León, con las consiguientes consecuencias económicas. Tampoco barajan, evidentemente, un confinamiento siquiera parecido al del mes de marzo ni más restricciones a la actividad comercial como las que ya están poniendo sobre la mesa en otras comunidades autónomas del país.

La pérdida del valor añadido que la hostelería aporta a la economía zamorana llegaría en un momento muy delicado. De nuevo según Unicaja, la pérdida de PIB de la provincia en el segundo trimestre puede traducirse en una merma de más de 160 millones de euros. Zamora se encuentra entre el grupo de provincias de la comunidad donde la “sangría” del confinamiento dejó una herida más importante.

LOS AFECTADOS CALCULAN QUE 2.000 EMPLEOS ESTAN EN PELIGRO

Más de dos mil puestos de trabajo, indican fuentes de la hostelería zamorana, están en serio peligro por la delicada situación que atraviesa el sector. Se trata de todo el personal contratado en la restauración de la provincia, personal al que hay que sumar a los (en su mayoría) pequeños empresarios que sustentan unos negocios ahora cerrados.

La situación, dicen desde la hostelería, es crítica. El presidente de la Confederación de Hostelería y Turismo de Castilla y León, el empresario segoviano Ángel Blasco; destacó hace escasas jornadas que el sector lleva siete meses “reivindicando”, y todo se resume en una cosa: “La situación es tan grave que necesitamos ayudas directas, porque ya no tenemos liquidez”, dijo.

Balasco asumió que lo “principal” es la salud, “lo entendemos, pero la pandemia económica está aquí, y la única manera de solucionarla es con ayudas importantes directas”, porque hasta la fecha, denunció, has sido “escasas” y sujetas a una “excesiva burocracia”.

Así, advirtió que con las nuevas restricciones, un “porcentaje” altísimo de negocios “no volverá a abrir ya las puertas” y podrían estar en peligro 150.000 empleos solo en la comunidad. “Se nos está provocando una gran herida y no se puede tapar con una tirita”, dijo, para estimar que “hay más de 30.000 establecimiento y es posible que el 50% o más estén cerrados”. En Zamora, Azehos estima el cierre de establecimientos en más del 13% del total, lo que se traduce en más de doscientos negocios.