Desde hace unos días, nadie camina por Miranda do Douro sin mascarilla. El avance del COVID ha llevado al Gobierno portugués a imponer el uso de esta protección en la vía pública, y los habitantes de la localidad fronteriza están respetando la medida. Casi nadie quiere pecar de valiente en los tiempos que corren. La norma ha provocado un incremento de las ventas en diferentes negocios del pueblo, que despachan centenares de “máscaras” a sus vecinos sin dejar de abastecer a los habitantes del otro lado de La Raya.

Así lo explica María Cristina, frente a la pantalla protectora tras la que se parapeta en el interior de su farmacia, la única que funciona en Miranda: “Ya hace tiempo que vienen bastantes españoles”, explica la trabajadora portuguesa, en el interior de un establecimiento en el que solo se permite el paso a dos personas. Según su versión, los precios bajos han atraído a clientes de los lugares fronterizos de Zamora, que han acudido a la llamada del ahorro en mascarillas.

María Cristina señala que, en su farmacia, cada unidad de mascarillas quirúrgicas se vende a 25 céntimos, un precio que, aun siendo inferior, no dista tanto del que se puede encontrar en algunos puntos de España, pero que sí ha supuesto una importante diferencia en los meses previos. La trabajadora portuguesa alude al IVA del 6% que tienen este producto y el gel hidroalcohólico en su país desde el mes de marzo, y también se refiere a la distribución habitual de las llamadas FFP2, en este caso a un precio de dos euros.

Un comerciante de Miranda, con mascarillas. Emilio Fraile

Más abajo, en la calle del Mercado, donde se ubican algunos de los restaurantes más típicos de la localidad, Eurico regenta una tienda donde vende productos de diferente índole. Principalmente, ropa y prendas de abrigo. Ahora, también mascarillas.

De hecho, a la entrada del comercio, situado estratégicamente al inicio de la calle, el responsable del negocio tiene un muestrario con cajas que contienen 50 mascarillas. Su precio, 9,50 euros. Esto es, a 0,19 la unidad. Además, Eurico subraya que próximamente contará con remesas más baratas, y se esfuerza en demostrar que su producto es de calidad. “Aquí tengo todos los papeles. Nos obligan a tener un certificado para la venta”, remarca el portugués, que reconoce que los zamoranos constituyen una parte clave de su clientela.

Eurico ríe al charlar sobre cómo la venta de mascarillas ha desplazado a la de toallas en su negocio, y aprovecha para mostrar todo su catálogo: “Ahora también es importante comprar pijamas y mantas, porque la gente va a estar mucho tiempo en casa”, advierte mientras señala su género.

Ya a las afueras del pueblo, el principal supermercado del entorno de Miranda do Douro funciona a plena actividad. Tanto es así, que su dueño, Pablo Martins, se implica junto a sus empleados en el trabajo en la caja: “De Bermillo de Sayago hacia aquí, tenemos mucha clientela”, afirma el responsable del negocio, que también destaca la compra de mascarillas por parte de los zamoranos.

En su caso, este supermercado vende packs de diez a 0,93 euros. O sea, a poco más de 9 céntimos la unidad. Esta oferta atrae a zamoranos residentes en la zona fronteriza o a personas con raíces en el entorno, como Amador Alfonso Rodríguez. Así lo explica él mismo mientras paga su “cargamento” en el establecimiento portugués: “Suelo venir por los precios y porque me pilla bien desde Castro de Alcañices”, subraya.

Amador Alfonso reside habitualmente en Villabuena del Puente, pero suele parar en su zona de origen para atender el huerto y sus posesiones en el entorno, y también para comprar. Ahora, el precio de las mascarillas se ha convertido en un reclamo más para él y para muchos zamoranos que ven cómo les compensa desplazarse hasta Miranda y otras localidades fronterizas para ahorrar en un producto que ya es de primera necesidad. De un tiempo a esta parte, a los atractivos turísticos y comerciales de Miranda do Douro se ha añadido el de la protección barata.