“Me dijo que subiera, se bajó los pantalones y me agachó la cabeza”. La presunta víctima de un caso de abuso sexual en un cuartel de la Guardia Civil en Sanabria, una niña de solo nueve años, narró así cómo, supuestamente, el acusado la obligó a practicarle felaciones hasta en cuatro ocasiones durante varios días de junio de 2019. Su testimonio, grabado hace más de un año, se emitió en la sesión vespertina del juicio que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Zamora, y que continuará hoy con la presencia de más testigos, y la presentación las pruebas periciales y las conclusiones.

El testimonio de la menor se prolongó por espacio de dos horas, ante las dificultades de la niña para hablar. Aun así, la presunta víctima logró ofrecer su versión, según la cual el acusado aprovechó un turno de servicio en la puerta del cuartel para llevarla a su vivienda en las instalaciones y cometer los abusos sexuales:“Me dijo que me daba chuches”, relató la niña, nieta de otro guardia civil, que aclaró que, en la cuarta y última ocasión, el presunto autor de los hechos le practicó “tocamientos”.

Además, la menor se refirió al caso como su “problema”, y optó por escribir algunas de las situaciones que describió para que le resultara más sencillo. La niña también aludió a una presunta amenaza del acusado que, según ella, dijo que, si no cumplía con sus exigencias, mataría a sus padres.

Antes del visionado de esta declaración, el juicio contó con la versión del acusado, que negó los hechos. El guardia civil, para el que la fiscalía y la acusación particular piden 48 años de prisión en sus conclusiones provisionales y la defensa la libre absolución, aseguró que todo son invenciones de la víctima, una niña que, según él, era “conflictiva”, “vengativa” y “mentía con asiduidad”.

A preguntas de la defensa, el agente que se sentó en el banquillo de los acusados indicó que algunos de los días en los que se le atribuyen los abusos se encontraba en León porque estaba de permiso y en otros no llegó a abandonar la garita de vigilancia de las puertas del cuartel.

Únicamente admitió, a preguntas del Ministerio Fiscal, que la niña en una ocasión, en un descuido, visionó vídeos pornográficos que tenía en su móvil y otro día le acompañó a su casa y estuvo en la cocina viendo la tele cuando él había subido a coger un bocadillo en un receso de su turno de trabajo en las puertas del cuartel.

Durante la declaración del acusado, que se prolongó también durante dos horas, el guardia civil alegó además que resulta “incomprensible” que se hubiera podido llevar a la niña a su vivienda los cuatro días que asegura la presunta víctima y nadie hubiera visto nada en el entorno.

El presunto autor de los hechos, que lleva desde el verano de 2019 en prisión provisional, está suspendido en funciones aunque aún no expulsado del Cuerpo al no haber todavía sentencia.