El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, quiere hacer cambios profundos en la ordenación territorial. El numero dos del Gobierno autonómico es partidario de una corrección administrativa que fomente la "eficacia" y que elimine procesos burocráticos, un nuevo modelo que abre la puerta a la fusión de municipios. Es decir, a una comunidad con menos ayuntamientos, pero de mayor tamaño.

Ya antes del inicio de la pandemia, Igea planteó esta cuestión, y aludió a la posibilidad de establecer el tamaño mínimo de cada ayuntamiento en 5.000 habitantes. Esta opción, cuestionada por otros grupos, tendría un impacto muy grande en una provincia como Zamora, que tiene 248 municipios, y en la que solo Zamora, Benavente y Toro se sitúan por encima de esa cifra. El resto tendría que someterse a diferentes fusiones para adaptarse a la nueva realidad.

En todo caso, Igea abogó, en la entrevista concedida este lunes a La Opinión-El Correo, por "dar un primer paso" y desbloquear la ley de ordenación territorial. Ese inicio del proceso tendrá como objetivo prioritario reforzar las mancomunidades a través de un procedimiento "voluntario". "Cuando das ese primer paso, ves que hay camino", indicó el vicepresidente de la Junta, que reconoció que "no hay que empeñarse en decirle a la gente lo que tiene que hacer".

En ese sentido, al ser cuestionado directamente por la fusión de municipios, Igea remarcó que la idea que tiene es que la nueva ordenación "sea voluntaria y no impuesta". Es decir, "que la gente vea que simplificar la administración hace que las cosas funcionen mejor". Esa tarea didáctica es la que va a tratar de emprender la Junta de Castilla y León a partir de ahora, para intentar que su modelo cale en la sociedad, especialmente en el medio rural.

Ante la pregunta sobre los beneficios que le reportaría a un pueblo dejar de tener ayuntamiento propio para pasar a ser una pedanía, Igea contestó con sus propias cuestiones: "¿En qué puede beneficiar a un pueblo tener su secretario a disposición todos los días?, ¿en qué puede beneficiar a un pueblo tener una administración abierta y a su servicio? Hay muchísimas pedanías en Castilla y León y funcionan bastante bien; no es un ejemplo que no esté", argumentó el vicepresidente de la Junta.

En cuanto al resto de los objetivos de su plan de reordenación, Igea insistió en la simplificación administrativa y puso ejemplos concretos: "Un ciudadano que viva en Aliste y que quiera montar un negocio tendrá que hacer menos trámites y tendrá una vida más sencilla", indicó el responsable autonómico, que resaltó que "cuando la gente habla de empresas, siempre piensa en un señor malísimo, gordo y con sombrero, pero también es la persona que quiere montar un pequeño negocio en su pueblo".

Según Igea, esa es la persona que tiene en mente la Junta cuando planea esta reforma de la administración: "Tiene que haber claridad. ¿Qué hace que funcionen las naciones? Buena educación y normas claras. Nuestra ordenación del territorio le va a dar simplificación y eficacia a estos lugares", afirmó el vicepresidente autonómico.

El pasado lunes, Igea compartió estas inquietudes y proyectos con el presidente de la Diputación, Francisco José Requejo, que en rueda de prensa, y sin entrar en más detalles, reclamó que los pueblos "mantengan los servicios", más allá de lo que ocurra con su realidad administrativa. Cuestionado unos días más tarde, el dirigente de La Encarnación comentó que “esto puede ser bueno siempre y cuando se cuente con los alcaldes” y recordó que hay zonas “carentes” de medios que precisan de un impulso: “Los cambios a veces asustan, pero pueden ser buenos”, zanjó el presidente provincial.