Casi 600 internos procedentes de la prisión de Topas se han reinsertado gracias a los programas de formación desarrollados por el CIS desde su creación, apuntó ayer Anselmo Galende, que se despedía de su cargo como director del centro tras tres lustros, en los que el 60% del millar de usarios ha logrado un trabajo. Galende, emocionado en el sencillo homenaje recibido ayer de mano del subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, y del director de Topas, Carlos García García, agradeció “la colaboración a todos los funcionarios que han trabajado conmigo para sacar este centro adelante”, un proyecto en el que “muchos no creían”, admitió.

“Me voy con orgullo, sin mis compañeros y sin el apoyo de la Subdelegación nada hubiera podido hacer”, declaró entre aplausos antes de pasar el testigo como directora a María Tostado, psicóloga de Instituciones Penitenciarias que ejercía en Topas y con larga experiencia. La nueva directora tiene previsto retomar actividades que ya funcionaron bajo el mando de Galende, como el huerto ecológico y los talleres de carpintería para que los usuarios del CIS puedan volver a reinsertarse social y laboralmente lo antes posible.

La nueva directora incidió en la trascendencia de “la educación y la ocupación”, esenciales para que las personas que han pasado por la prisión puedan tener una opción de futuro. Aunque es un reto difícil porque “estamos en una época muy complicada para todos” a la hora de conseguir trabajo, Tostado se mostró con “ilusión”, ya que “es más fácil trabajar con los internos” en el CIS que desde la prisión, “donde hay más restricciones y el ambiente es más difícil”.

Blanco destacó la labor de Galende y el currículum de la directora, afincada en Corrales, con el desarrollo de cursos para formar a los usuarios; el control de los trabajos en beneficio de la comunidad que imponen los jueces en las sentencias por algunos delitos menores, además de a los reclusos con libertad vigilada. La pandemia ha limitado el número de internos, a res, al existir dispositivos que permiten controlarles en sus residencias o domicilios.

La pandemia en Topas

El COVID ha mantenido confinado desde el lunes pasado y hasta ayer por la mañana un módulo de respeto de Topas, el número siete, explicó el director, Carlos García García, si bien en la actualidad solo está aislado el interno que, tras varias salidas al hospital, dio positivo al virus, así como los cuatro reclusos, contactos más próximos del contagiado, que dieron positivo a los PCR. Dentro del módulo, pueden realizar la vida normal, siempre observando las medidas de seguridad, uso de mascarilla, gel hidroalcóholico y distancia de seguridad. La normalidad impera en el centro penitenciario, “los internos siguen saliendo de permiso y se mantienen las comunicaciones orales, aunque no los bis a bis”. La situación “está totalmente controlada”, abundó el director de Topas. La reducción del número de presos a 650 -con los del CIS-, permite garantizar una mayor seguridad, ya que los reclusos puedan vivir en celdas individuales, situación impensable no hace tanto, cuando la población reclusa llegó a sumar 2.000 personas.