Amancio Prada regresa hoy al Teatro Principal de Zamora para presentar “Libremente”, un recital en el que realiza un recorrido musical por el romancero tradicional, Lope de Vega, Gustavo Adolfo Bécquer, Rosalía de Castro, Federico García Lorca, Juan Carlos Mestre, Antonio Pereira, Agustín García Calvo y sus propios temas.

–En la propuesta que presenta ante el público zamorano repasa obras de distintas épocas literarias, ¿a qué responde esta selección?

–Como dice el título del espectáculo, es una selección que hago libremente. En contra de la mayoría de mis conciertos que son programas acotados por una monografía, por un autor o un tema, en esta ocasión será un concierto en el que me siento libre de poder cantar lo que quiera, lo que me dé la gana en ese momento. Cuando actúo en solitario solo tengo que ensayar conmigo mismo. Presentaré canciones inéditas, antiguas y que acabo de componer. No hay que hacer mucho caso a los autores que aparecen en el programa porque a lo mejor son otros. También incluiré a Blas de Otero, que no está en el programa. Siempre hay sorpresas, incluso para mí mismo, voy abierto a cantar, como si llevara un cesto de cerezas y empezara a sacarlas y unas se prenden a otras. Iremos probando las que salgan.

–¿Cree que es importante mantener esa improvisación constante?

–A mí me encanta, aunque para hacer esa improvisación tienes que trabajar mucho más. Me encanta poder hacerlo.

–¿Qué novedades va a incorporar este espectáculo respecto a otros anteriores?

–Hay canciones que no están grabadas y que la gente no conoce. Puede que estrene alguna canción y la verdad que me resulta difícil hablar de cómo va a ser la actuación porque por mucho que yo tenga una lista de canciones cada vez me sale un orden distinto u otras canciones.

–También se acuerda de autores de la tierra como Agustín García Calvo y Antonio Pereira

–Sí, a Agustín García Calvo ya le he dedicado más de un concierto monográfico y siempre está presente en mi repertorio. Estará Lorca, pero no solo el castellano, sino el gallego, con seis poemas gallegos que son el mejor regalo que el poeta más destacado del siglo XX le hizo a Galicia. Ahora con el tema del coronavirus, que hay una reducción del aforo, si alguien se anima también se puede aceptar alguna petición.También habrá canciones populares de Sanabria que han llegado a mí y son una maravilla y tienen detrás historias muy emocionantes.

–En la complicada situación actual generada por la pandemia, ¿se hace más necesario escuchar canciones e historias que emocionan?

–En los conciertos que he dado últimamente, tanto en Sevilla, como en Murcia o San Sebastián, lo que me dice la gente es que está deseando volver a los teatros y a los conciertos. No son espacios peligrosos cumpliendo todas las normas y en Castilla y León son muy rigurosos con ellas. No puede ser más peligroso que ir en un autobús o en un metro lleno de gente. Te miden la fiebre cuando entras, aunque no cuando sales porque saben que la fiebre con la que sales es, a lo mejor, emocional.

–Sin embargo, la cultura ha sido uno de los sectores más perjudicados por la pandemia, ¿es necesario que siga teniendo su hueco y visibilidad?

–Sí, por supuesto. Bastante destrozo está haciendo esta pandemia en todo y en todos. No podemos cruzarnos de brazos y esperar que venga la muerte a buscarnos.

–¿Percibe un deseo de evasión del público al acudir en estos momentos a los teatros?

–No tanto por evadirse, sino por disfrutar de un momento en el que, por un lado, gozas de un silencio y de una penumbra y, por otro, estás contigo a solas y te puedes dejar llevar no sabes ni a donde, empujado o inspirado por lo que ocurre en el escenario. Te emocionas.

–Acudir a un espectáculo en el momento actual, ¿puede ser hasta terapéutico?

–El arte siempre lo es. Cantar es una forma de consuelo, algo que pone un poco de alegría en la gente.

–La crisis sanitaria, ¿ha condicionado la presentación de este nuevo espectáculo?

–Este recital lo combino con otros programas distintos. Ahora traigo el recital “Libremente”a Zamora, una ciudad muy generosa con todos los programas que han ido saliendo de la cabeza y del corazón. En esta ocasión, quiero llevar esas canciones que, a veces por ser aisladas o no pertenecer a ningún disco concreto, he dejado de cantar en conciertos, pero sigo cantando en mi soledad y quiero compartir esa alegría y emoción con esas piezas raras, algunas de ellas, con el público zamorano, al que tanto estimo y a una ciudad a la que siempre me da mucho gusto volver porque como diría Blas de Otero, Zamora era de oro.