Sus conquistas en el sur le han hecho ser más reconocido en Andalucía que en la tierra que le vio nacer. Aunque de manera accidental, el rey Fernando III veía su primera luz en un paraje cercano a Peleas de Arriba, pero su vida fue por otros derroteros y de aquel episodio apenas quedan las ruinas del Monasterio de Valparaíso que él mismo mandó construir entre Zamora y Salamanca. La iconografía no abunda en la provincia, aunque existen vestigios. Y en la vieja Castilla casi nadie se acuerda de manera habitual de “El Santo”. Una deuda que ahora Burgos ha querido saldar al abrigo de los actos por el VIII Centenario de su Catedral. Lo ha hecho mediante una exposición en la que este territorio es protagonista y donde se exhibirá, durante meses, una valiosa pieza que ha permanecido durante siglos, en silencio, en una de las capillas de la Seo del Duero.

La exposición “Fernando III: Rex Hispaniae” hace un recorrido por la vida y obra de este rey al que le nacieron en Zamora en mayor medida que a Leopoldo Alas Clarín. La vieja Castilla y el Reino de León, de los que fue monarca titular, le debían un homenaje que ahora la Fundación VIII Centenario de la Catedral de Burgos ha querido rendirle. En ella se exhiben piezas de prácticamente todo el territorio peninsular, nada extraño para un rey guerrero que brilló por sus conquistas. Pero, entre todas, destaca una de las primeras figuras iconográficas que vieron la luz sobre el rey Santo. Una pieza de 1671 manufacturada por Alonso Fernández de Rozas y que el Ayuntamiento de Zamora encargó en el mismo momento en que corrió la noticia de su canonización en Roma.

Fue el papa Clemente X quien otorgó santidad a Fernando III por su contribución con el cristianismo. Corría el reinado en España de Carlos II y la noticia no tardó en llegar a Zamora. Apunta el historiador Jesús Urrea en su publicación “Fernando III en Castilla y León” que, nada más conocerse la decisión de Roma, el Ayuntamiento de Zamora nombró una comisión para organizar la conmemoración “con la debida brillantez”. En mitad de la organización de los fastos, los cabildos municipal y eclesiástico acordaron encargar “una buena escultura del nuevo santo zamorano”, aunque finalmente la obra fue costeada por el primero de ellos.

Fruto de este acuerdo, se acordó con el escultor Alonso Fernández de Rozas realizar una pieza del Rey Santo a semejanza de la que recientemente había elaborado para la Catedral de Palencia, que se adelantó en el encargo. No obstante, existirían diferencias notables con aquella, especialmente en cuestión de policromía. Además, se le indicó al artista que debía realizar una peana con posibilidad de colocar andas, para dejar en manos de la ciudad de Zamora “si lleva la escultura en hombros de sacerdotes o en carro triunfal”.

Esa pieza de Fernando III figura ahora en un sitio privilegiado de la exposición burgalesa. El rey aparece de pie y con elementos comunes de su iconografía. Así, en su mano derecha se puede apreciar la espada en alto, lo que simboliza la defensa del reino y su condición de guerrero que llevó durante toda su vida. En la izquierda, una esfera que cristaliza su misión conquistadora y el manto recogido que deja completamente a la vista su armadura. Una escultura que se conserva en la capilla de Santa Inés de la Catedral de Zamora y que, a menudo, pasa desapercibida entre tanta riqueza distribuida en el mayor templo de la Diócesis.

La ciudad de Burgos ha querido homenajear al Santo como principal promotor de la nueva catedral. Allí, además, Fernando III contrajo matrimonio y fue armado caballero. En Zamora, el sitio que le vio nacer, también ha recibido atención y su culto se celebra con diferentes piezas situadas, por ejemplo, en Santa María del Azogue de Benavente, en Nuestra Señora de la Carballeda de Rionegro del Puente o en un lienzo de la iglesia de Santa María de Arbas de Toro, como apunta María del Carmen Pescador del Hoyo en “El Santo Rey Fernando y su tierra de Zamora”. La honra, a veces, tarda en llegar. A él también le nacieron en Zamora. Quizá, por eso, nunca tuvo el reconocimiento que sí ha alcanzado en el sur peninsular. No obstante, la Fundación VIII Centenario de la Catedral de Burgos ha decidido saldar una deuda histórica de León y Castilla con Fernando III. El Rey Santo protagoniza una exposición con una importante pieza de la Catedral de Zamora.