La Audiencia Provincial de Zamora ha condenado a dos años de cárcel a una mujer, M.R.V., como autora de un delito continuado de apropiación indebida de 89.000 euros de la persona a la que cuidaba, un anciano sacerdote, Alberto Segovia Segovia que fuera capellán del Hospital Provincial. Los magistrados aplican la agravante del valor de lo defraudado y abuso de las relaciones personales, y obligan a la mujer a pagar una multa de ocho meses a razón de diez euros diarios (2.400 euros) y devolver los 89.000 euros de los que se había apropiado indebidamente.

Fueron Cáritas Diocesana y la Diócesis de Zamora las entidades que denunciaron los hechos, ya que hubieran sido los destinatarios finales de parte de este dinero si hubiera formado parte de la herencia que dejaba el sacerdote, es decir, si no hubiera sido sustraído con anterioridad.

Enfermedad

La ahora condenada, de 68 años de edad, cuidó del sacerdote durante el último año de su vida (falleció en septiembre de 2017), mientras padecía una grave y avanzada enfermedad degenerativa, que incluyó frecuentes ingresos hospitalarios. El cura tenía depositada su confianza en la cuidadora y la registró como autorizada en las cuentas bancarias a su nombre y días antes de fallecer la apoderó ante notario.

La mujer fue sacando dinero en cantidades en efectivo por valor de cinco mil, 20.000 euros, 30.000 y 34.000 euros, que según dijo, entregaba al cura. Durante el juicio, reconoció algunas de estas disposiciones en efectivo, salvo las dos últimas por importe de 64.000 euros, que negó haber realizado, aunque el peritaje demostró que sí estampó su firma en la documentación bancaria.

Sin embargo, justificó los elevados reintegros con argumentos que no convencieron al tribunal, como la compra de cubrecolchones y sábanas, la entrega al sacerdote porque iba a hacer obras de caridad, entre otros a los padres salesianos de Zamora. “En relación al destino que dio al dinero, tampoco resultan creíbles sus afirmaciones”. Y es por ejemplo, respecto a la entrega del dinero para obras de caridad indicó que había dejado el sobre con el efectivo en la mesilla de la cama del hospital, en una fecha en que el sacerdote no estaba ingresado.

El testamento

La cuidadora logró también que Alberto Segovia la incluyera en su testamento poco antes de morir y le dejara parte de la herencia, dos octavas partes (el 25%) de los saldos de las cuentas, plazos fijos y fondos de inversión que tenía el sacerdote. Incluso la mujer incluyó a su hijo y su nieta como beneficiarios sustitutos. El resto de la herencia estaba repartido entre los sobrinos (a unos les dejó la veinticuatroava parte, a otros la treintava parte y a otros la doceava parte), Cáritas Diocesana (el 8%) y la Diócesis de Zamora (el 16%).