“El asociacionismo español de una emigración diferenciada” es el título del volumen editado por Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta con artículos de diferentes autores que analizan la constitución de asociaciones de emigrantes en la época de finales del siglo XIX y principios del XX y la forma que tienen de relacionarse aquellos que buscan fortuna en otros países en la actualidad. El factor común de todos ellos es que “existe una necesidad de mantener esa vinculación con la tierra de origen”, indicó Blanco. El volumen es el resultado de cuatro años de investigaciones de diferentes estudiosos.

Las primeras asociaciones de principios del siglo XX tenían una triple función: la atención a los emigrantes, con servicios educativos o sanitarios; el apoyo a los territorios de donde habían salido, con la construcción de carreteras, iglesias o incluso cementerios; y una forma de superar la morriña y la nostalgia de estar lejos. “Las asociaciones han evolucionado porque las necesidades son diferentes, pero siempre queda latente esa conexión con la tierra, con su identidad. Eso es algo que se mantiene y también existe en la actualidad”, precisó el editor, quien explicó que los emigrantes actuales son jóvenes que están mucho más preparados y con mayores posibilidades de comunicación, gracias a las nuevas tecnologías. Además, mientras que antes los países receptores eran Argentina y Cuba, en la actualidad los destinos principales se centran en Alemania e Inglaterra.

El libro también analiza cómo se incorporan los jóvenes emigrantes al asociacionismo, tanto los recién llegados como los descendientes de generaciones anteriores a unas agrupaciones que tienen que actualizarse para atraer a estos socios.