El divulgador científico Roberto Sáez ha presentado en Zamora su último libro, “Evolución humana: Prehistoria y origen de la compasión”, dentro de las segundas Jornadas Prehistóricas de Zamora.

-En el libro que ha presentado en Zamora profundiza en el origen de la compasión en la prehistoria, ¿cuándo se puede decir que empieza a manifestarse ese rasgo humano?

-Lo que llama mucho la atención es que un rasgo así pueda ser estudiado, es un aspecto muy novedoso dentro del estudio del comportamiento humano. Gusta más entender como éramos: más altos, más bajos o robustos, pero también llama la atención saber cómo nos comportábamos. Estamos hablando de hace medio o un millón de años, que es una auténtica barbaridad. Ya entonces vemos ejemplos de comportamientos humanos de organización espacial, de procesamiento de la carne, como se organizaban en grupos, pero saber si se cuidaban o no se ha podido estudiar con más profundidad.

-¿Como es posible detectar ese tipo de comportamientos compasivos a partir de restos fósiles?

-Es importante cuando tú te encuentras huesos observar las heridas que tienen, te puedes encontrar con que un cráneo de hace medio millón de años tiene heridas en dos puntos, que no llegaron a cicatrizarse y puedes deducir que la causa de la muerte fueron esos golpes. Pero hay otras que analizas gracias a las nuevas tecnologías y ves que son heridas de los huesos que han ido curando, que han tardado años en curarse. Son heridas importantes en homínidos sin ningún tipo de cuidados médicos avanzados. Sufrían algún accidente importante y tuvieron que ser sacados adelante por sus clanes. Eso es una expresión del cuidado y de la compasión que tenían. Cuanto más nos aproximamos a especies como nuestros primos los neandertales, o nuestros antepasados más inmediatos, los primeros homo sapiens, vemos ciertos comportamientos de cuidados, cada vez con más frecuencia. También hay otro tipo de comportamientos, como los enterramientos, que empiezan a ser ricos en detalles, empiezan a tener objetos, hay una colocación de los cuerpos de una determinada manera. Esto hoy en día nos parece normal, pero en la prehistoria se tenían que timar la molestia de hacer este tipo de enterramientos, de llevarlos al fondo de la cueva y de hacer algo especial, lo que manifiesta una conciencia de la muerte, de lo que significaba. Con los neandertales, empezamos a ver más riqueza de detalles en los enterramientos.

-¿La compasión ha sido un rasgo imprescindible en nuestra evolución?

-Yo siempre trato de que la gente se imagine un clan de 20 o 30 personas, en un medio natural totalmente hostil, en el que tenían herramientas cada vez más sofisticadas, pero no eran armas para defenderse. La importancia que tenían los cuidados en grupos tan pequeños, en los que había una parte infantil, también era cuidar el conocimiento. Algunos de esos individuos a los que cuidaron eran los ancianos del grupo, de 30 o 40 años por aquel entonces, muy deteriorados físicamente, pero que tenían el conocimiento de, por ejemplo, dónde acudían los bisontes en las migraciones de primavera para cazarlos o dónde estaban las fuentes de agua, y ese conocimiento había que conservarlo. De ahí la importancia de cuidarlos, algo que forma parte de nuestros actuales grupos sociales. No es un invento reciente, viene de nuestros ancestros, lo tenemos impreso en nuestro ADN y por eso hemos sobrevivido y estamos aquí.

-¿Qué podemos aprender de nuestros antepasados en nuestra sociedad actual?

-Conforme las sociedades en el neolítico se fueron masificando, creando estructuras sociales, jerárquicas y aumentó el dominio de los medios de producción, se fueron tapando esos comportamientos que en la prehistoria fueron más naturales. Nuestro comportamiento compasivo sigue estando en nuestro día a día, nos ayudamos y nos queremos. Eso se refleja en que en circunstancias extremas como la pandemia actual es cuando sale lo mejor del ser humano para ayudarnos unos a otros y que salga adelante la sociedad como grupo. Esto tiene un reflejo en la prehistoria, el interés de ayudarnos unos a otros es el interés del grupo, nos sentimos bien ayudando y el grupo sale beneficiado. Nos entristece cuando las personas sufren y hacemos todo lo posible para ayudarles sin reparar en gastos. Recuerdo el caso del niño que quedó atrapado en el pozo. Nadie cuestiono todos los medios que se emplearon para intentar rescatarle, ni tampoco los medios que utilizamos en la actualidad para sacar a la gente de una pandemia como la que tenemos en la actualidad. Todas las estructuras médicas y de ayuda que tenemos van alrededor de los cuidados y la compasión para sacar adelante a los grupos sociales.