Carlos Aguilar posa en el interior del edificio en el que trabaja como director general de Acción Exterior de la Junta. | Nico Rodríguez

Cuando apenas llevaba unos meses como director general de Acción Exterior de la Junta de Castilla y León, al zamorano Carlos Aguilar le tocó empezar a lidiar con una pandemia que ha trastocado muchos de los planes de las administraciones. Sobre el escenario de un mundo centrado en el COVID, este ingeniero de Telecomunicaciones, oriundo de la zona de Sayago, pretende poner en el mapa las necesidades de la comunidad autónoma y luchar, entre otras cosas, por revitalizar unos territorios despoblados que también piden auxilio ante Europa.

–¿Hasta qué punto ha afectado la pandemia a su labor como director general de Acción Exterior de la Junta de Castilla y León?

–Lo cierto es que casi todas las reuniones que se celebraban en Bruselas se están realizando de forma telemática. Operativamente es bastante práctico, hay que decirlo, porque a veces este tipo de desplazamientos te quita tiempo para otras cuestiones. Ahora bien, bajo mi punto de vista es muy importante estar en Bruselas, porque eso te permite tener una serie de contactos y alcanzar algunos acuerdos que resultan muy complicados desde la distancia.

–En Europa, antes de la llegada del coronavirus, la problemática de la despoblación había alcanzado una cierta relevancia. ¿Sigue siendo un momento decisivo para la búsqueda de soluciones?

–Nosotros estamos luchando para que el problema demográfico reciba una atención especial de cara a los presupuestos europeos. En la práctica, el coronavirus lo ha trastocado todo, porque ahora mismo las prioridades están centradas en mantener la salud y los tejidos productivos, y en evitar que las empresas sufran problemas financieros graves debido a la falta de facturación y a tener que subir los costes laborales. Esto nos va a seguir condicionando durante un tiempo, porque los presupuestos se van a basar en recaudaciones fiscales que van a caer.

–O sea, que se va a dar un paso atrás o, al menos, se va a aplazar esa ventana de oportunidad.

–No podría decirte, porque todavía se están negociando muchos reglamentos europeos. Nosotros intentaremos influir para que se tengan en cuenta los criterios que benefician a Castilla y León. Lo que hacemos es defender nuestra postura, y somos los que más involucrados estamos en el tema de la despoblación. Este no es un problema puntual a corto plazo; también lo es a medio y a largo, porque hay que contar con el inconveniente del envejecimiento, que hace que sea prácticamente imposible que la propia población de Zamora se pueda regenerar. La edad media es muy elevada y la gente no se va a poder reproducir. Además, las personas que se encuentran en edad de tener hijos, muchas veces, están fuera. De ahí que haya que poner mucho énfasis también en el asunto migratorio, que va a tener gran interés por parte de la Unión Europea en los próximos años.

–¿Qué margen de maniobra tiene una comunidad autónoma en la discusión europea sobre el tema de la despoblación?

–Estamos intentando tener mucha visibilidad en Europa para que se tengan en cuenta nuestros criterios. Tenemos una relación muy fluida con representantes del Parlamento Europeo y con miembros de otras regiones que tienen problemas parecidos a los nuestros. Ahora bien, en general, las políticas comunitarias las discuten los Estados. Nosotros intentamos que quienes toman esas decisiones lo hagan en un sentido adecuado. Actualmente, estamos buscando que se tengan en cuenta criterios que favorezcan las necesidades que tenemos en Castilla y León y particularmente en Zamora, que es una tierra que está muy presente en la Unión Europea.

–Una de las quejas que se hace precisamente desde Zamora es que, en ocasiones, el criterio territorial que se utiliza, con las provincias como referencia, es perjudicial para las comarcas más despobladas. ¿Eso va a cambiar?

–Yo diría que la despoblación de las comarcas zamoranas juega en contra de los intereses de España. Al Gobierno de la nación debería interesarle que las comarcas de La Raya estén muy pobladas, porque la filosofía de la Unión Europea tiene en cuenta el porcentaje de población cercana a la frontera a la hora de otorgar los fondos de cooperación transfronteriza. Hay que intentar revertir la despoblación porque eso va a ser bueno para la zona y para todos. Actualmente, este es un problema muy grande para la captación de fondos de cooperación transfronteriza.

–Esto entronca con la vinculación que tiene Zamora con Portugal. ¿La Junta está haciendo un esfuerzo mayor en los últimos meses, tras una etapa de relación más distante?

–Estamos haciendo todo lo posible por tener una relación cercana. Ese distanciamiento con Portugal es un tema de siglos, porque históricamente no ha habido mucha cooperación. Cada uno ha vivido de espaldas al otro y eso ha supuesto un problema muy grande para la economía de la zona. De hecho, ha provocado que la etapa de industrialización española pasara por Zamora sin mirarla. En la práctica, cuando se va a montar una empresa, el negocio se ubica cerca de una zona logísticamente bien localizada pero, si la frontera es una pared, es complicado que venga una fábrica de automoción, una gran industria o un centro comercial. Ahora tenemos la ocasión de revertir eso.

–¿Qué se puede hacer?

–Nuestra propuesta está siendo que los gobiernos de España y Portugal reconozcan que la frontera ha supuesto una causa de atraso económico en las provincias de Zamora y de Salamanca. Ese atraso tiene un origen político y es un impedimento comercial que repercute negativamente sobre el desarrollo de las zonas. Incluso ha habido una época en la que la cooperación transfronteriza consistía en inaugurar pantanos entre Zamora y Portugal, unos pantanos que han estado dando energía y riqueza a toda España y que han dejado muy poco a Zamora. Todo esto hay que compensarlo, y planteamos unos mecanismos de compensación, principalmente en el ámbito fiscal, de manera que las empresas tengan incentivos para instalarse en las zonas fronterizas. El principal motivo de la despoblación es la falta de oportunidades de trabajo, y hay que establecer algún tipo de ventaja para esas zonas deprimidas que se encuentran en una situación de alerta roja demográfica.

–¿Cómo se plasmarían esos incentivos?

–Desde el punto de vista de la generación de empleo, lo más adecuado serían unas deducciones en las cuotas de la Seguridad Social. Tendría que haber un incentivo, en base a un ahorro de costes para las empresas, que supondría un pequeño esfuerzo para las arcas. Ahora bien, si a Sayago de repente le metes mil puestos de trabajo, mil personas que van con sus familias, le das la vuelta a la comarca.

–Para el desarrollo de estos territorios, también resulta importante la mejora de los servicios y de infraestructuras como la autovía de Zamora hasta la frontera. ¿Es una de las reivindicaciones que se le debe hacer al Gobierno?

–Es urgentísima esa carretera, por el tráfico de camiones, por la siniestralidad que tiene y porque, si esa vía existiera, el flujo de vehículos sería incluso mayor. Ahora mismo, ya tiene una demanda suficiente y es prioritaria. Pero más allá de las infraestructuras puntuales, que son necesarias, hay que cambiar las estrategias a nivel nacional desde el punto de vista de incentivar el empleo.

–¿Hasta qué punto hay que avanzar, en materia de cooperación transfronteriza, en comparación con otros territorios de la Unión Europea?

–Hace unos días vi estudios relacionados con esto, y una de las zonas que menos cooperación transfronteriza tiene en Europa es La Raya entre España y Portugal que, salvo un poquito en la parte de Vigo, el resto tiene poca actividad. Por supuesto, en la zona del Benelux o de Alemania y Francia es otra historia. También en ese mismo estudio se reconocía que esta frontera entre Zamora y Portugal es la que más potencial tiene de desarrollo. Hay que trabajar en esto y hay que apoyar las economías locales para generar unos niveles de activación económica y de empleo que hagan que haya gente que pueda cooperar. El Gobierno central debe aplicar una fiscalidad ventajosa para las zonas de frontera deprimidas. Lo más adecuado sería abaratar el coste del empleo, en base a deducciones en las cuotas de la Seguridad Social que permitirían dar vida necesaria y urgente a las comarcas para que sigan manteniéndose muchos servicios.

–Ya se ha mantenido alguna reunión entre el vicepresidente Igea y la Región Norte de Portugal. ¿Cuáles son los objetivos iniciales de ese marco que se ha creado para colaborar entre ambos territorios?

–Tenemos muchas cosas claras, pero hay que hacer un estudio exhaustivo de lo que puede ser urgente y necesario. En el caso de la Región Norte de Portugal, la estrategia de cooperación entre los países se está negociando entre la secretaria lusa, que está en Braganza, y la responsable de Reto Demográfico, que está en Madrid.

–¿La deslocalización de ese tipo de organismos sería positiva para Zamora?

–Claro. En Portugal, el Gobierno ha establecido una Secretaría de Estado en Braganza. También sería una gran idea que la del Reto Demográfico estuviera en Zamora, donde se podría conocer de primera mano cuáles son los problemas. Sería un gesto hacia esta zona.

–¿Qué espera Castilla y León de la futura cumbre hispano-lusa que se debe celebrar con los presidentes de ambos países?

–Hay que conseguir que, más allá de documentos, estrategias y lugares comunes, se tomen medidas concretas, estratégicas y potentes de incentivación de la economía para que podamos tener gente que haga esa cooperación transfronteriza. Estamos pidiendo fondos de compensación para estas comarcas que han estado siempre abandonadas, tambien con el tema de la generación eléctrica. Cuando ves la facturación de las compañías, te das cuenta de que una buena parte de la riqueza que se genera en Castilla y León no se queda aquí. Aquí nos ha dejado unos cortes grandísimos en el terreno, pueblos sepultados como Argusino y prácticamente nada más. Los puestos de trabajo que se están generando son muy pocos y los retornos económicos para los municipios afectados son ridículos en comparación con los beneficios empresariales de esas grandes presas.

–En materia de migraciones, ¿la Junta tiene capacidad para retener el talento y recuperar el que se ha ido?

–Uno de nuestros objetivos fundamentales es el retorno del talento. Es muy importante para nosotros. El caso más concreto es el de Soria o el de Zamora, que tienen un problema brutal. En muchos pueblos están desapareciendo los bares y las tiendas, y lo sabemos. La única forma de revertir esto es traer gente de fuera. Estamos muy interesados en que Castilla y León resulte atractiva a la gente que está fuera de nuestro ámbito, aunque, en la práctica, las políticas de retorno del talento están un poco limitadas porque el tráfico internacional de personas también lo está. En todo caso, el regreso de la gente, con población que rejuvenezca nuestra tierra, es nuestro objetivo.