La Semana Santa de Zamora dijo ayer adiós a uno de los personajes que ya forman parte de su larga y maravillosa historia. El maestro Carlos Cerveró Alemany falleció en Madrid a los 87 años de edad. Se ha ido la persona, la sustancia material, pero para los zamoranos queda la satisfacción de poder disfrutar cada Semana de Pasión de ese otro componente inmaterial, la música. Marchas como Nazareno de San Frontis pertenecen ya al imaginario colectivo local y seguirán poniendo los pelos de punta a los semanasanteros cuando quiera que la pandemia permita que la procesión de Jesús del Vía Crucis salga a la calle.

La relación del maestro Cerveró con Zamora fue un cúmulo de circunstancias. En los años ochenta, el músico de Montserrat (Valencia) acudió a la ciudad al frente de la Banda de la Marina, para dar lustre a la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo. Por entonces, era subdirector a las órdenes del maestro Ramón Codina. Para entonces había comenzado a circular la excelente reputación de Cerveró como compositor de marcha. La directiva de la Cofradía del Vía Crucis abrió fuego encargando al valenciano una pieza dedicada a la icónica imagen del Nazareno de San Frontis en el año 1990, a las puertas del cincuentenario de la hermandad que se cumpliría un año más tarde. Han pasado casi tres décadas desde la concepción de la marcha y hoy se ha convertido en un himno para el Martes Santo, que incluso ha llegado a interpretarse con corneta y tambor. La partitura la había estrenado con todos los honores la propia Agrupación de Infantería de la Marina en el Teatro Principal, dentro del antiguo Pórtico Musical.

Cerveró estrecharía lazos con Zamora al aceptar el encargo para dirigir la Banda del Consorcio de Fomento Musical. Entre 1991 y 1993 realizó una labor pedagógica entre los alumnos que dejaría huella, como muestra el afecto con el que lo recordarían los miembros de la agrupación. Acto seguido, el maestro compone otras dos piezas para la Pasión zamorana. En 1992 escribe La Esperanza de Zamora, pieza que también cobró rápidamente una notable popularidad, y en 1993 compusó La Soledad, que ofreció a la directiva de la Cofradía de Jesús Nazareno.

En 2012 la banda Maestro Nacor Blanco le brindó un emotivo homenaje con un concierto en la Catedral. Será entonces cuando acepte la creación de su última aportación a la Pasión. Escribe la marcha “Cristo Muerto”, en honor a la imagen titular del Santo Entierro, que se estrena en el templo mayor en marzo de 2013.

Este mismo año, a Carlos Cerveró le fue concedido el Bombarcino de las Capas Pardas, que no llegó a serle entregado por la suspensión de todas las actividades debido a la pandemia. La directiva de la Hermandad de Penitencia había previsto homenajearlo en la Casa de Zamora en Madrid mañana sábado, 26 de septiembre, ante su delicado estado de salud. Pero el destino no ha permitido ese último acto de gratitud, pago a la generosidad del maestro.