Los más de 4.100 parados de larga duración existentes en la provincia de Zamora podrían multiplicarse si el Gobierno no aplica las medidas adecuadas a la hora de salir de esta crisis económica derivada de la sanitaria. Esa es la conclusión a la que ha llegado la Unión General de Trabajadores, que ha alertado en un informe de que este tipo de desempleo sufrirá las peores consecuencias en el caso de que las políticas laborales no sepan responder a las realidades tras el COVID. En este documento, UGT ha señalado que el problema del desempleo estructural está lejos de desaparecer en Castilla y León y que los últimos datos reflejan que 46.100 personas están buscando empleo durante más de un año, de las cuales 29.900 llevan más de dos años en esta búsqueda, lo que duplica las cifras de 2008.

Tal y como ha apuntado el sindicato, la experiencia de las crisis pasadas indica que el desempleo se enquista tras una fuerte recesión, en especial entre las personas con más dificultades para acceder a un empleo. Por ello, "de no actuar con las medidas de política adecuadas, la tendencia tendrá riesgo de agravarse tras la pandemia". La evolución de los indicadores de desempleo de larga duración muestra que, partiendo de valores medios, en 2008 había en Castilla y León en torno a 27.500 personas desempleadas buscando empleo durante más de un año, mientras que en 2014 la cifra ascendió a 151.700 personas (ocupando cada vez más peso el volumen de personas en búsqueda de empleo durante más de 2 años). No es hasta 2015 cuando, iniciada la recuperación económica, empieza a descender el volumen, de forma progresiva pero lenta.

Sin embargo, desde entonces y tras varios años de expansión de la economía, 2019 dejaba de media 59.200 personas en desempleo de larga duración, 31.700 personas desempleadas más que en 2008. Así, en el año 2019, el paro de larga duración en Castilla y León –más de un año buscando empleo– alcanzó al 45,3% de las personas en desempleo y el de muy larga duración, más de 2 años, al 30%. Partiendo de valores bajos en 2008, los porcentajes fueron aumentando hasta situarse en máximos en los años 2014 y 2015, ya inmerso el país en un proceso expansivo. La recuperación de la actividad económica permitió mejorar las tasas, aunque los porcentajes actuales quedan aún muy lejos de los valores de 2008. Según el informe de la UGT, la experiencia de las crisis pasadas indica que el desempleo se enquista tras una fuerte recesión, en especial entre las personas con más dificultades para acceder a un empleo.