Un golpe de martillo y el arte zamorano viajará por medio mundo. El universo de las subastas ha visto pasar por sus mejores salas piezas de incalculable valor que, en algún momento, alguien decidió sacar de la provincia. Fragmentos de retablos, primeras ediciones medievales, armas o manuscritos. También fotografías históricas y obras de coleccionismo de los mejores artistas modernos que han nacido en esta periferia de la periferia. Entre el lujo y los excesos que a menudo saltan a la palestra se encuentran también lotes más discretos, pero con una buena salida en el mercado. Objetos, en definitiva, que llevan el sello zamorano grabado a fuego, pero que rara vez volverán a su lugar de origen.

Sotheby’s, una de las más importantes casas de subastas del Reino Unido, vendió en el año 2006 por 30.000 libras –al cambio, más de 32.000 euros– dos paneles al óleo sobre tabla que representan la lapidación y entierro de San Esteban. El vendedor era el Museo de Arte de Toledo, pero el de Ohio, en Estados Unidos. Este centro se había hecho con las dos piezas en 1956, aunque la obra de arte estaba datada mucho antes. Concretamente, en el siglo XVI, cuando fue creada para decorar el retablo del hoy desaparecido Monasterio de Valparaíso, en las inmediaciones de Peleas de Arriba y lugar de nacimiento de Fernando III El Santo.

El de estas dos tablas es un caso singular, pero no exclusivo. Por 35.850 libras, unos 39.000 euros, vendió la popular casa de Christie’s en el año 2002 una edición de la “Vita Christi”, de Íñigo de Mendoza. Según la ficha del lote, se trata del “primer libro impreso en Zamora” y corrió a cargo de Antón de Centenera. El incunable está fechado el 25 de enero de 1482 y de él se destacaba su buen estado de conservación, “prueba de su popularidad”. Centenera, que trabajó en Zamora entre 1481 y 1498, se encargó de reproducir este volumen del que la casa de subastas dice que “contiene la primera referencia impresa al estado español moderno en el sermón político de acompañamiento de Mendoza dirigido a Fernando como Rey de Castilla y Aragón”.

Las ventas de Zamora

Cerca de cuatrocientos años después, el fotógrafo Charles Clifford tomaba las primeras fotografías existentes de la ciudad de Zamora. Era el año 1854 cuando, en uno de sus viajes, decidió retratar por una vez el Puente de Piedra –con sus antiguas torres– y en tres ocasiones la Catedral. Una de estas últimas fue también vendida en Christie’s en el año 2003. Se trata de una imagen de la Puerta del Obispo, cuyo comprador pagó la cifra de 1.792 libras, cerca de los 2.000 euros. El valor no es baladí, dado que Clifford está considerado pionero de la fotografía en España, a pesar de su naturaleza galesa.

El papel de Zamora en las casas de subastas de medio mundo, no obstante, no se circunscribe exclusivamente a piezas de siglos en el tiempo. Y es que, como resulta natural, un artista universal como Baltasar Lobo ha estado también presente en diferentes lotes de distintas casas de apuestas. Siguiendo con Christie’s, en el año 2004 tuvo lugar en el Westin Palace de Madrid una puja por la escultura “Femme Assise”, un bronce elaborado por el genio de Cerecinos de Campos en el año 1984 y que contaba con el sello de fundición de Verona. En aquella sesión, la cotizada pieza de Lobo alcanzó uno de los precios más altos y finalmente pudo venderse rondando los 60.000 euros. Nada extraño, por otra parte, si se tiene en cuenta que en el año 2012 se pagaron más de 1.500 euros por un gouache sobre papel de 50x32 centímetros del mismo Lobo en la casa Dorotheum

Hay quienes dicen que el arte vale lo que cada cual esté dispuesto a pagar. En el caso de estas obras con sello zamorano, está claro que su valor es importantísimo a juzgar por el desembolso que los compradores han realizado para hacerse con ellos. Coleccionismo zamorano en la picota, sí, aunque con la parte negativa de que todo se quedará muy lejos de aquí.