Una integrante de la formación en la preparación de una pieza . | Emilio Fraile

Detalle de una de las antiguas partituras. | J.N.

Dormidas en un cajón durante más de dos siglos, las notas de tres músicos alemanes permiten a la Joven Orquesta Sinfónica de Zamora hacer “arqueología musical” gracias a la generosidad de un coleccionista zamorano que ha colocado en sus manos estas “partituras originales”, creaciones fechadas en 1792 por los autores Ignaz Pleyel, Franz Xaver Richter y Johann Reichardt.

Los amarillentos textos, “obras orquestales”, admirados con mimo por los jóvenes intérpretes zamoranos, proceden de la ciudad francesa de Estrasburgo, “inéditas y ligadas al contexto de la ciudad”, serán interpretados en formato de cámara. “Es imposible reunir a un grupo sinfónico, formado por 40 o 50 músicos”, explica Lidia Miguel, presidenta de la Asociación asociada a la Joven Orquesta Sinfónica de Zamora. Cosas del COVID-19, que permitirá que sean solo ocho los componentes de la Orquesta elegidos para intervenir en la grabación audiovisual de las piezas, prevista para el día 25 de septiembre en el Consejo Consultivo, escenario privilegiado para llevar a cabo un “estreno importante”.

Estas composiciones, olvidadas hace 228 años, volverán a sonar gracias al reto asumido por los jóvenes componentes de la Sinfónica de Zamora, un atractivo proyecto del que quedará constancia en la grabación financiada por la Diputación de Zamora, el Ayuntamiento de Zamora y la Fundación Caja Rural. Los músicos designados para dar vida a estas partituras “son los intérpretes de más nivel o colaboradores profesionales”, explica el violista Mario Carpintero, uno de los integrantes de esta cámara que ensaya ya estos días en el Consejo Consultivo, con las vistas de la Catedral al fondo, y en el salón de actos del Museo Etnográfico. Junto al joven músico participan en la iniciativa la también violista Raquel Llorente; los violinistas Ángela Luis, Diego Sánchez, Rosana Mangas y Víctor Villar; el vio; el cellista Pedro Hernández; y el tiorba, Alejandro Luis. Algunas de las piezas cobrarán vida gracias a estos ocho componentes de la Orquesta, mientras que otras llegarán al público a través de una formación de quinteto.

Las características de la formación musical, única orquesta sinfónica que existe en Zamora, resultaron decisivas para que el actual titular de las piezas, integrante además de la Asociación, se decidiera a ofrecerle estas novedosas obras adquiridas en uno de tantos mercados internacionales y legales especializados, frecuentados por coleccionistas en busca de piezas únicas o de gran valor, como las que pasarán a formar parte del repertorio de esta Joven Sinfónica.

El programa está compuesto por la Sinfonía en do menor de Franz-Xaver Richter; el Cuarteto de la Miscelánea Musical de Johann Friedrich Reichard, interpretadas por un octeto; y la Sinfonía concertante B 111 de Ignaz Pleyel, que ejecutará un quinteto. Esta es la única obra de la que hay constancia de una grabación anterior.

Se trata de “un programa novedoso, de música inhabitual, que se aleja del repertorio típico, atractiva para cualquier tipo de público, de cualquier entorno y de cualquier nacionalidad”, destaca Alejandro Luis, colaborador de la Asociación. La Joven Orquesta Sinfónica de Zamora divulgará el vídeo resultante del primer concierto con estas piezas en su canal de YouTube. En sus redes ofrecerá más detalles sobre ese primer concierto. Con este proyecto, la Asociación confía en “trascender lo local y colocar a Zamora en el gran mapa europeo”.