ADIF reserva la tecnología de detección de objetos en la vía para la alta velocidad, donde se instala en bocas de túneles y en pasos elevados. Sin embargo, en las vías convencionales, como todavía es el caso del tramo que discurre por La Hiniesta, la responsabilidad de evitar un accidente si un objeto cae en la vía depende todavía casi al cien por cien del maquinista. Para evitar esto, y a raíz de un accidente similar al registrado en Zamora a principios de junio pero sucedido en Coslada —Madrid— el 26 de febrero de 2013, la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (dependiente de Fomento) recomendó a ADIF que estudiara la implantación de dispositivos de detección de objetos en la vía en determinados puntos de su red convencional. ADIF, sin embargo, lo descartó y abogó por mejorar las medidas de seguridad adyacentes, como los elementos de protección que evitan que coches y otros objetos menos contundentes caigan a la vía.

La realidad es que el uso de la tecnología que avisa de la existencia de obstáculos en las vías hubiera evitado, muy posiblemente, que se produjera el accidente que el 2 de junio costó dos vidas en La Hiniesta —dos hombres, uno de 89 años conductor de un Land Rover que cayó a la vía y un joven maquinista en prácticas de 32 años—. ADIF, indica la investigación de los hechos sucedidos en Zamora, no fue capaz de detectar la presencia de un coche en el trayecto que debía seguir el tren aunque el vehículo estaba ahí desde una hora antes de pasar el convoy. El resultado es el ya sabido.

En La Hiniesta la existencia de una leve curva antes de que el tren atraviese el paso elevado de la carretera ZA-P-1405 fue lo que impidió que los conductores vieran el obstáculo sobre los viales. Desde la desembocadura de la curva hasta el lugar donde se encontraba el coche hay aproximadamente 300 metros de distancia. Fue suficiente para que los maquinistas activaran los frenos y consiguieran que el tren bajara desde los 125 kilómetros por hora a los que circulaba a 78. Sin embargo, no fue suficiente para que el choque levantara la cabeza motriz del convoy, que descarriló y fue a impactar contra un montón de traviesas.

El funcionamiento de la tecnología de detección de objetos es, en realidad, bastante sencillo y fácil de implantar en determinados puntos. La barrera está compuesta en primer lugar por una valla física. Este es el primer obstáculo que tendrá que salvar el objeto que pueda depositarse sobre las vías. Sin embargo, si la barrera física no es suficiente para evitar que el objeto caiga sobre las vías —algo que puede suceder con objetos pesados, como fue el coche que causó el accidente de hace más de dos meses en Zamora— la barrera cuenta con una fibra óptica que, al romperse, avisa a los sistemas de vigilancia de ADIF sobre la existencia de un problema en el recorrido del tren.

El criterio que utiliza ADIF para instalar estos aparatos en las vías de alta velocidad y no en las convencionales es precisamente la velocidad a la que circula el tren. Con máximas de más de doscientos kilómetros por hora, como sucede con los trenes AVE, la capacidad del maquinista de detectar un objeto sobre la vía y frenar a tiempo para evitar el impacto está muy reducida.

Sin embargo, los sucesos ocurridos en Zamora podrían hacer cambiar la opinión del administrador ferroviario porque aquí se demuestra que, a velocidades más bajas, el choque también puede ser fatal. En el accidente del que nace la investigación antes citada —la que recomienda la adopción de medidas de seguridad adicionales— no se registraron víctimas mortales. El impacto fue lateral y la velocidad a la que circulaba el tren, de cercanías —unía Guadalajara y Madrid— era más lenta.