Cerca de diez mil niños del segundo ciclo de Educación Infantil y de Educación Primaria vuelven hoy a las clases en un curso escolar que nace ya marcado por el impacto del COVID y por la incertidumbre existente entre comunidad educativa y familiares sobre cómo influirá el regreso a las aulas en la evolución de la epidemia. El curso 2020/2021, que se inicia de forma cien por cien presencial y con protocolos de seguridad en los centros, tendrá más docentes que el año pasado aunque las ratios de alumnos sean parecidas —22 estudiantes por clase de media según la información suministrada a este diario—.

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Será a partir de hoy cuando los equipos directivos empiecen a comprobar el funcionamiento de los protocolos en los que se trabaja desde hace semanas con un doble objetivo: evitar los contagios y detectar precozmente y aislar de forma rápida a los posibles casos que puedan producirse en los centros. Esto supone fundamentalmente centrar las medidas de seguridad en la organización de espacios, en el tránsito de personas por las zonas comunes y en reforzar las medidas higiénicas.

Una de las grandes novedades del inicio del curso es la implantación de los grupos estables de convivencia, los llamados “grupos burbuja” cuya efectividad se ha puesto en entredicho por parte de colectivos de padres que abogan por una alternativa “online” a la educación a distancia. Los grupos de convivencia nacen pensados específicamente para los alumnos que hoy se incorporan a las aulas, estarán formados por un máximo de entre 22 y 25 alumnos y por su profesorado.

Entre los grupos estables de convivencia no habrá interacción, utilizando específicamente los espacios asignados para su uso exclusivo y el establecimiento de horarios para el uso de espacios comunes. De esta manera, dice la Junta en el protocolo “colgado” en su portal de Educación, “el movimiento dentro del aula es libre sin tener que cumplir la restricción de la separación de seguridad de 1,5 metros, ni el uso de mascarilla. Sin embargo, se debe respetar la distancia mínima de seguridad entre el alumnado de diferentes grupos”.

La idea fundamental con la que se han pensado estos grupos es que un caso positivo pueda ser fácilmente aislado y que sus contactos sean lo más acotados posible. Las instalaciones de los centros deberán estar zonificadas, de tal manera que ante la aparición de casos se pueda aislar a todo el grupo, poniendo en cuarentena a alumnos y profesores pero dejando funcionar bajo un sistema de vigilancia al resto de los grupos que se encuentren en el centro escolar. En la medida de lo posible, y es aquí donde han surgido las mayores complicaciones, cada “grupo burbuja” deberá tener asignado su acceso al centro, zonas de paso, de recreo, comedor y aseos, entre otras dependencias, procurando no utilizar los espacios asignados a otro grupo en ningún momento. El uso de mascarilla en Infantil y Primaria, cabe recordar, no es obligatorio.

DOCENTES DENUNCIAN QUE SE INCORPORAN SIN HABER SIDO TESTADOS

“Esto va por orden alfabético y ayer iban por la D... Imagina la cantidad de profesores que se encuentran detrás de esa letra”. Así se explica una profesora zamorana, que no quiere hacer público su nombre ni el centro en el que trabaja, sobre el “nefasto” sistema con el que se comprueba en los últimos días si los docentes han pasado la enfermedad o si la están cursando en estos momentos.

Así las cosas, “cientos” de profesores y maestros se van a incorporan hoy a su puesto de trabajo sin que todavía se les hayan realizado las pruebas, una situación “inadmisible” que “pone en riesgo” a “nuestras familias y a los alumnos” porque “se suma a la incertidumbre que tenemos todos sobre cómo va a resultar el inicio del curso”. A los profesores zamoranos se les viene realizando en las últimas fechas un test de anticuerpos para comprobar si han pasado la enfermedad y en caso de que resulte positivo se les realiza un test PCR.

Los docentes aseguran además que el lapso de tiempo con el que se les ha citado es muy corto y que las citas podrían haberse dado con más tiempo “si se hubiera actuado como en otras comunidades, donde se han hecho los test durante los primeros días de septiembre”. Incluso en provincias vecinas, como Valladolid, “se están realizando los test a los profesores y van más adelantados que aquí. En Zamora nos han llamado de un día para otro y a última hora. Comenzaron a hacer las pruebas a finales de la semana pasada cuando nosotros nos hemos incorporado al trabajo a comienzos de semana. Ahora nos encontramos con el regreso de los alumnos sin haberse realizado todas las pruebas”, lamentan las mismas fuentes.