Los tajamares del Puente de Piedra, los pilares del de Hierro o de Los Poetas o del nuevo viaducto sobre la autovía; las zonas próximas a las aceñas de Olivares, de Cabañales o de Pinilla; los embarcaderos; y las azudes que regulan el cauce del río Duero, sufren los envites de toda la “basura” vegetal que arrastran las tormentas. Y de los residuos que generan los zamoranos. No solo la imagen de dejadez que provocan estos restos, sino “el impacto sobre el curso de las aguas, de las corrientes, y sobre la propia construcción románica llevó al Ayuntamiento de Zamora a contratar a una empresa privada para retirar todos esos elementos, “limpieza que se ha acometido también por cuestiones de seguridad para el Puente de Piedra”, apunta el concejal de Medio Ambiente, Romualdo Fernández.

Los trabajos, que han costado 1.200 euros más el IVA, “han tenido que esperar a septiembre para que hubiera menos caudal, porque la presión que ejercía el agua contra los troncos suponía un peligro” para las personas que realizaran la recogida de árboles y maleza, abunda Fernández. La actuación comenzó el jueves pasado en los tajamares del histórico viaducto. Los operarios, que se trasladaron en una plataforma impulsada por un motor mecánico por el río, se vieron obligados a trocear grandes troncos que obstaculizaban el paso del agua bajo los ojos del paso elevado, al estar situados de forma transversal entre los tajamares, estas antiguas construcciones en forma de ángulo que se añaden a los pilares del Puente para cortar la corriente de agua o repartir la presión que esta lleva río abajo.

Los operarios llegaron a primera hora de la mañana y se situaron a unos metros del pie del viaducto, en la margen derecha, para convertir la orilla del río en un improvisado pequeño embarcadero desde el que salir hacia las pilastras a recoger la madera y el ramaje acumulado bajo los ojos del viejo paso románico. En esa ladera fueron depositando el material que iban retirando. Estos restos se convierten en verdaderos tapones para que el agua pueda fluir con normalidad y las construcciones del río queden libres de porquerías y de presión.

Labores de limpieza en el río Duero. Nico Rodríguez

Un camión se encargó de sacar de la orilla los residuos extraídos del cauce. Entre ellas, árboles enteros y de gran tamaño que los trabajadores tuvieron que cortar para poder transportarlos en la plataforma hasta la orilla. Se trata de elementos vegetales derribados por el empuje de la gran fuerza que las aguas del Duero llevan cuando se abren compuertas aguas arriba para aliviar el caudal, normalmente cuando las lluvias aumentan el nivel del agua. Estos árboles muertos que taponan los ojos del puente impiden el paso a otros arbustos o a ramajes arrastrados por la corriente, así como a elementos de los bosques de ribera y de la vegetación de ambas márgenes del río, se van amontonando en esos recodos y en otros de las orillas, cuando la velocidad de las aguas es imparable. La cantidad de residuos de ese tipo, a veces unida a las basuras que llegan al cauce, desde toallitas de vater a bolsas de basura, botellas de agua y otros elementos contaminantes, terminan por impedir que el Duero siga su cauce con normalidad, además de ensuciar sus aguas. Las crecidas del río, que durante este invierno fueron importantes y durante esta primavera abundantes, son las causantes de estos escenarios que degradan el río y que pueden llegar a dañar sus infraestructuras centenarias o de más reciente construcción como las azudas, en algunos tramos dañadas y a expensas de ser reconstruidas. Ha sido preciso esperar a que el nivel del caudal baje para iniciar esta intervención que dejará al Duero limpio como el jaspe.

Los operarios retiran árboles y maleza del tajamar Nico Rodríguez

Esta intervención en los tramos urbanos de los ríos es competencia de los ayuntamientos, aunque debe ser la Confederación Hidrográfica del Duero, la titular de la cuenca, la que dé el preceptivo permiso para acometer la actuación, que tiene un coste destacado para las arcas municipales.

La empresa que ejecuta estos días esta limpieza del cauce del tramo urbano del Duero, contratada por el Ayuntamiento, es la misma que instaló la gran plataforma que sirvió para facilitar las obras de rehabilitación del puente nuevo sobre la autovía A-66 que atraviesa la ciudad.

Los restos de maleza y madera se apilan en la orilla Nico Rodríguez

La empresa también se encargó de arreglar el camino de la margen derecha del Duero cuando las últimas crecidas del invierno deterioraron esta vía tan utilizada por los zamoranos para caminar. Asimismo, fue la encargada de hormigonar la subida del final de este paseo hacia la entrada del puente de Hierro, obra que se ejecutó hace dos años. Los tajamares y los ojos del Puente de Piedra lucen ya en todo su esplendor, sin ningún elemento que perturbe el discurrir del río.